`Ingestión´ del lobo en La Rioja. Los últimos lobos cazados.

loba abatida Rioja 1

loba abatida Rioja 1

La triste historia de la gestión del lobo en la Rioja, es similar a la de otras comunidades, es decir, NO EXISTE.

Sobre el lobo, se ha hecho algún estudio pero de forma muy pobre y los datos sobre la realidad de la población de la especie es muy desconocida. Ni se sabe fehacientemente cuantos grupos hay, cual es su área de campeo, número exacto, ni mucho menos lugar de cría.

En lo que se basa realmente la gestión es en la aparición de daños al ganado, tanto para determinar su presencia, como para autorizar su caza.

Hasta ahora las autorizaciones para abatir lobos en La Rioja se daban:

1.      Durante las batidas de ciervo y jabalí, cuando en ese polígono de caza habían aparecido daños al ganado.

2.      Concesión a los ganaderos de esperas nocturnas hasta el amanecer, específicas para la caza de lobo, que hasta ahora nunca habían conseguido dar su fruto.

   Todo esto con “un máximo” de 3 Lobos al año, aunque en ocasiones hay batidas simultáneamente que podrían dar lugar a que esto no se cumpliera.

loba abatida 22

Desde el año 2010 se han abatido 3 animales. Dos en el año 2011 y ahora este último, del que hay menos datos.

Los 2 anteriores se mataron en sendas batidas de ciervo y jabalí, en las que se autorizaba el lobo ya que se daban en polígonos donde habían aparecido daños al ganado.

Fueron dos hembras jóvenes, dos hembras con las que se fracturan futuras manadas.

Su cacería con ilegalidades o al menos irregularidades transcurrió de la siguiente forma:

El primero de estas hembras  fue abatida en el transcurso de una batida adjudicada a un grupo de cazadores franceses en la que participaron lugareños colocando las posturas, algunos de ellos ganaderos afectados por daño.

Estas posturas se colocaron a lo largo de una pista forestal, alegando que se trataba de cazadores de edad avanzada con dificultades para caminar.

La mancha que cerraba con esta colocación de las posturas estaba fuera del polígono de caza autorizado y ni siquiera estaba contemplado como mancha de caza en el polígono colindante al que pertenecía, por lo cual fue denunciada la batida por los agentes forestales. Además resulta sospechoso que se equivocaran, siendo estos lugareños buenos conocedores del terreno y del plan técnico de caza de la reserva regional. Da la sensación que sabían bien lo que hacían y a por lo que iban, ya que la pista tenía marcadas muy claramente posibles huellas de lobo. El resultado final fue la muerte de esa loba ya mencionada, en un procedimiento claramente ilegal, del que no parece que nadie se haya hecho responsable.

Como durante las esperas autorizadas a los ganaderos no han conseguido nunca abatir ningún ejemplar, estos llevan tiempo demandando batidas con perros en lugar de esperas y parece que ahora se lo han autorizado, dando como resultado la muerte de un ejemplar, del que no sabemos si se trata de un alfa o no.

En esta época no es muy adecuada la intrusión de perros en el monte, ya que puede dar lugar a daños a crías de ciervo, jabalí o corzo (este último muy escaso en la zona) y no sabemos lo que pueda haber sucedido en el desarrollo de la cacería.

Lo que parece es que en La Rioja la gestión del lobo la marcan los ganaderos, que en ningún momento toman medidas para evitar los daños recibidos, no solo no pastorean sus ovejas, si no que las tienen dispersas por el monte.No utilizan los costosos cerramientos “antilobos” que se les hicieron, ni siquiera tienen al ganado acompañado de perros adiestrados y competentes para su defensa ante el lobo.

Estas medidas deberían ser obligatorias para los ganaderos.

El gobierno de La Rioja en lugar de exigirles una adecuada gestión del su ganado, compatible con la presencia del lobo, de doblega a sus peticiones.

Tampoco parecen hacer caso del peligro que supone este tipo de gestión en el que se dispara a ejemplares sin saber sin son los responsables de los daños aparecidos o no, lo que podría dar lugar a muchos más problemas de los actuales que si se tomaran unas pocas medidas en la gestión del ganado.