La noticia publicada el día 3 de marzo en Sierra Norte Digital sobre el presunto ataque de un lobo a una persona en el término municipal de Robledillo de la Jara ha creado una alarma tan injustificada como profundamente perjudicial para la conservación del patrimonio natural de la Comunidad de Madrid.
Lo primero que debemos señalar es la falta de pruebas que sustenten el relato, pruebas que son imprescindibles antes de anunciar un incidente tan improbable que sólo podría producirse en circunstancias absolutamente inusuales. De hecho las pesquisas realizadas en el lugar de los hechos por efectivos de “Lobo Marley” proporcionan indicios claros de la total falsedad de buena parte de las afirmaciones que se han realizado.
A este respecto debemos señalar que, ante los argumentos aportados por Lobo Marley a la redacción de “Sierra Norte”, esta publicación ha emitido con fecha de hoy, 5 de marzo, una rectificación en la que queda patente su compromiso con la veracidad informativa y su negativa a dejarse manipular por aquellos que, no contentos con aportar datos falsos a “Sierra Norte”, pretendían extender el bulo de que “Lobo Marley” había amenazado a su redacción. Este extremo queda negado rotundamente ya en el título mismo de dicha rectificación.
Tras el anuncio de ese supuesto incidente, UGAMA se apresuró a emitir con fecha del 4 de marzo un comunicado donde daba por buena la supuesta información de “Sierra Norte”, y acto seguido solicitaba “una reunión urgente con el Consejero de Medio Ambiente y ordenación del territorio de la Comunidad y con la delegada del Gobierno en Madrid con el fin de «abordar con seriedad y respeto el problema de los lobos, que está generando una gran alerta social en la sierra madrileña, e intentar buscar soluciones y un equilibrio entre seguridad ciudadana, fauna salvaje y ganadería extensiva».
Cabe señalar que la “gran alerta social” supuestamente generada por “el problema de los lobos” de acuerdo al comunicado de UGAMA, en realidad es producto de la desinformación, de la deformación interesada de los hechos, y de la aceptación acrítica de noticias sin contrastar.
La presencia del lobo en la Comunidad de Madrid se sustenta en un número muy reducido de ejemplares, lo cual unido a su estatus de especie estrictamente protegida hace que debamos ser especialmente cuidadosos en buscar las condiciones idóneas para su conservación.
Con respecto a los “ataques” que han suscitado la supuesta alerta social denunciada por organizaciones ganaderas, está por demostrar que fuesen producidos por lobos y no por perros. La insistencia en atribuir los ataques a lobos carece de toda base científica mientras no se presenten pruebas suficientes.
Las indemnizaciones por daños al ganado que ofrece la comunidad de Madrid se conceden ya se trate de lobos o perros, y su cuantía se ha aumentado recientemente, lo cual hace que la insistencia de algunos sectores en atribuir los ataques a lobos sin fundamento alguno resulte sospechosa, y es inevitable pensar que con este alarmismo alrededor del lobo no se busca tanto compensar al ganadero como crear un clima de crispación que permita hacer presión en diversos frentes, a costa de la conservación de una especie fundamental para los ecosistemas de la sierra madrileña.
La llegada del lobo a Madrid debe considerarse como una oportunidad sin precedentes para enriquecer los ecosistemas de la Comunidad y no como un perjuicio para ningún colectivo. El daño que puede hacer una población de lobos cuyos efectivos se pueden contar con los dedos de las manos es totalmente anecdótico comparando con la presión que tradicionalmente viene ejerciendo sobre el ganado la población de varios miles de perros asilvestrados, y por lo tanto pretender que la llegada del lobo va a perjudicar de manera perceptible a la población local es un absoluto sinsentido.
En esta situación de cruce de informaciones contradictorias se hace especialmente importante la labor, siempre encomiable, del cuerpo de Agentes Forestales de Madrid, como garantes del respeto a la legislación ambiental. Una manifestación pública de este cuerpo en defensa de una especie protegida y emblemática para Madrid como lo es el lobo ibérico, tendría un efecto decisivo para frenar esta escalada hacia la histeria colectiva que estamos presenciando.
El lobo tiene un enorme potencial para beneficiar a la sierra de Madrid, tanto por su papel de controlador natural de las poblaciones de ungulados salvajes como por su capacidad para atraer la clase de turismo de calidad que es realmente compatible con la condición de Parque Nacional que ahora ostenta la zona. Crear alarma social infundada alrededor de la llegada del cánido para favorecer oscuros intereses de grupo es un acto profundamente irresponsable y perjudicial para una región que aspira a una mayor armonía con su entorno y a a una potenciación cada vez mayor del patrimonio natural.