Hace referencia a las prácticas seculares
de aprovechamiento racional, realizadas por las poblaciones
humanas sobre espacios naturales de gran valor ecológico,
cuya limitación o cese pondría en riesgo la propia
conservación. La agricultura y ganadería tradicionales ayudan
a mantener un paisaje estable y alcanzar una productividad
diversificada, enriquecedora, natural y limpia, basada en la
propia energía del sistema con los recursos propios del
territorio. Enlace a documento: ECOLOGÍA EFICAZ EN LA VIDA RURAL DE MONTAÑA