La provincia se ha sumado a un proyecto de la Administración central que tiene como objetivo realizar un censo de las manadas de lobos existentes.
En Guadalajara, una vez se ha confirmado la presencia de estos animales tanto en la Sierra Norte como en el Alto Tajo, se baraja la posibilidad de que haya de una a tres manadas.
Desde la Plataforma Lobo Marley abogan por conseguir una convivencia entre lobos y ganaderos, aunque en la provincia estos últimos se sienten perjudicados por la situación.
Aunque es conocida su presencia en la Sierra Norte, ataques registrados en los últimos tiempos en el Alto Tajo apuntan la posibilidad de que haya aumentado el número de manadas o que se hayan producido movimientos de algunos individuos. Según indican desde la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales (APAM CLM), están elaborando un censo para concretar el número de manadas que hay en estos momentos. Según los datos que se barajan, parece constatado el hecho de que hay al menos una en la Sierra Norte.
Parece probable que pueda haber una segunda y, aunque no se descarta la posibilidad, resultaría más complicado confirmar la presencia de una tercera. El presidente de la plataforma Lobo Marley, Luis Miguel Domínguez, se muestra partidario de la existencia de dos manadas, cada una de ellas compuesta por entre 4 y 5 ejemplares. Desde su punto de vista, esta noticia “es una alegría, un síntoma de calidad ambiental”, algo que destaca en el caso del Alto Tajo. “Hace años hubo un incendio muy importante y trágico allí, pero si ahora hay lobos, eso quiere decir que a nivel medio ambiental está todo bien”. A todo ello se suma el valor añadido que puede suponer para el atractivo turístico de una zona la presencia de lobos.
Sin embargo, desde APAM CLM no tienen tan claro que se trate de dos poblaciones. Los años pasados desde que se tuvo noticia de la primera manada sí que hacen posible la existencia de cachorros que hayan madurado y estén intentando crear su propio grupo. Sin embargo, recuerdan que estos animales también tienen una gran capacidad de movimiento. “Un lobo en una sola noche puede llegar a cubrir entre 30 y 50 kilómetros”, por lo que cabe la posibilidad de que se desplazaran desde la Sierra Norte hasta el Alto Tajo para luego regresar a su entorno. En busca de la convivencia uno de los puntos más controvertidos sobre la presencia del lobo es su relación con el mundo de la ganadería. Desde las asociaciones provinciales han denunciado en varias ocasiones los ataques que se han producido contra sus explotaciones.
Domínguez apunta que el alimento por el que suelen apostar los lobos son, principalmente, los corzos. “Yo puedo tener un puesto ganadero en Imón y no ver un lobo en mi vida”. De hecho, asegura que la propia personalidad del lobo le lleva a mantenerse alejado de los seres humanos. “Aunque les llamamos la atención, nos van a evitar siempre”. Sobre la autoría de estos ataques, apunta otra posibilidad, la presencia de perros asilvestrados.
“Si en España hay 2.000 lobos, el número de perros abandonados es 10 veces mayor”. Aunque esta posibilidad pueda aplicarse a otros puntos de España, desde APAM creen que en el caso de Guadalajara la mayor parte de los ataques que se achacan a los lobos sí son responsabilidad de ellos. “Aquí no tenemos muchos casos de perros salvajes”. Además, las propias marcas que dejan los animales al atacar pueden ayudar a diferenciar unos de otros. ¿Se puede hacer algo para conciliar la presencia del lobo con la ganadería? La instalación de vallas, de pastores eléctricos y la adquisición de mastines son algunas soluciones que, además, cuentan con subvenciones regionales. “Tener cuatro o cinco mastines no evita el problema por completo, pero sí lo reduce bastante.. En caso de sufrir un ataque pueden perder dos o tres ovejas en vez de 15”. Y respecto a las compensaciones que da la Administración regional a quienes son víctimas de ataques, tanto APAM como Lobo Marley consideran que lo fundamental es agilizar los pagos. “Al ganadero también hay que cuidarlo. El Gobierno está obligado a hacer lo que sea, incluso pagar de más, para celebrar la presencia del lobo”, apunta Domínguez.
Lo que también señalan tanto Domínguez como APAM es que la presencia del lobo en la provincia no es nueva. “Lo que pasa es que no han conocido esos tiempos y por eso piensan que el lobo lo ha traído la Administración”, indican desde APAM. “Están acostumbrados a unas cosas y ahora tienen que tomar medidas de precaución. Se les pide un esfuerzo”. El presidente de APAG, Antonio Zahonero, apunta que “la convivencia es muy difícil”. Además de pedir el pago “en tiempo y forma” de las contraprestaciones económicas, asegura que “ahora mismo la ganadería y el lobo están compaginados, pero los que lo están pagando son los ganaderos”.
Por eso propone “vallar alguna de las muchas hectáreas de terreno para que puedan vivir ahí. La gente incluso podría ir a verlos”. En estos momentos, el lobo es una de las especies protegidas que hay en Castilla-La Mancha y en la provincia de Guadalajara. En una situación similar se encuentran también el águila imperial, que ofrece perspectivas positivas de repoblación en el territorio provincial, y el águila perdicera, que por desgracia vive una situación mucho más grave. Por último, en el ámbito regional se está tratando de impulsar la población de linces, aunque no se espera la llegada de ejemplares a Guadalajara.
Fuente: Blog Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha