Alegaciones al Plan de Protección del Lobo

Lobo iberico por Javier Valladares 01

Como paso previo a la publicación oficial de la inclusión del lobo en el listado de Especies Silvestres en Protección Especial, se ha abierto hasta el 26 de febrero el plazo de la correspondiente consulta participativa ciudadana. Desde Lobo Marley os invitamos a  participar en esa consulta, y aquí os ofrecemos un texto con una lista de peticiones que nos parecen necesarias para que el proceso de protección tenga los efectos deseables.

Una vez hayáis incorporado vuestros datos personales al final del texto de las alegaciones, las tenéis que remitir al siguiente correo:
buzon-sgb@miteco.es
Como asunto del email, poned “CPP Modificación RD139/2011”

Y las alegaciones en cuestión son estas:

En relación a la consulta pública previa sobre el “Proyecto de Orden Ministerial por la que se modifica el anexo del Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas”, considero que la inclusión del lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial es un paso imprescindible pero no suficiente a medio y largo plazo, y por lo tanto pido que a la hora de elaborar las estrategias para su conservación se tengan en cuenta las siguientes consideraciones:

1.- Que se mantenga en el horizonte la protección total por medio de la catalogación de la especie como “Vulnerable”, ya que dicha catalogación fue descartada por el comité científico por un problema formal respecto a la documentación sobre la distribución del lobo a principios del siglo XX. En realidad, dicha distribución está tan bien conocida y documentada por los científicos de aquella época como la de cualquier otro gran mamífero al que se haya concedido ese grado de protección, y por lo tanto la petición mantiene toda su vigencia. Además, siendo el lobo ibérico una población endémica ubicada en una zona geográfica a caballo entre España y Portugal, homogeneizar bajo la misma categoría solo a la parte española es biológicamente inapropiado; debería homogeneizarse toda la población a ambos lados de la frontera, habiendo diversas manadas que en Portugal están catalogadas como en peligro de extinción y que son transfronterizas.

2.- Que, a partir de la inclusión en el listado, se avance hacia un modelo donde no sólo desparezca la caza deportiva de lobos sino que se elimine todo cupo o práctica sistemática del control letal, que deberá ser sustituido por la adopción de medidas preventivas de probada eficacia. Está demostrado que matar lobos no soluciona el problema de los daños a la ganadería sino que lo agrava.

3.- Que a la hora de planificar la conservación del lobo se dejen de citar las cifras artificialmente infladas de los censos de la administración, en los que se ha asumido erroneamente un número demasiado alto de lobos por manada. Los datos científicos obtenidos por investigadores independientes demuestran que las manadas de lobos en España constan de media de unos 4 individuos, lo que indica que la cifra que se suele citar de 2.500 lobos, es aproximadamente el doble de la población real.

4.- Que se tengan en cuenta los peligros que aquejan a la población española de lobo ibérico tales como la falta de diversidad genética, que aconsejan un crecimiento de su población efectiva y la recuperación gradual de su distribución histórica allí donde se den las condiciones para la recolonización. Solo así podrá mejorar su actual estado de conservación, y pasar de ser “desfavorable/inadecuado con perspectivas futuras inciertas/desconocidas”, como lo ha calificado Bruselas y el propio Ministerio recientemente, a “Favorable”, como exige la Directiva Hábitats para las especies de “interés comunitario”.

5.- Que se consideren seriamente las reintroducciones de lobos en lugares con condiciones idóneas tales como parques nacionales u otros espacios protegidos, cuando éstos se encuentren tan lejos de los actuales núcleos de dispersión y los obstáculos de índole antrópica sean tan grandes que la recolonización natural no sea previsible en un plazo razonable.

6.- Que se avance hacia la sustitución del sistema de indemnizaciones por daños a la ganadería por un pago previo o “contrato territorial” que premie la convivencia real con la biodiversidad silvestre. El sistema de indemnización por daños ha demostrado ser ineficaz, porque elimina la motivación para cuidar profesionalmente del ganado y además genera circunstancias propicias para la picaresca.

7.- Que se destierre la antigua idea de que “matar lobos favorece la aceptación de la especie” en los entornos donde se produce la convivencia. Está demostrado que tal cosa no ocurre y que de hecho, cuando la administración mata lobos contribuye a que se perpetúe la noción de que el lobo es un enemigo de la sociedad que debe ser “castigado” de manera regular para “mantenerlo a raya”. Al contrario, debe informarse, mediante campañas de comunicación, sobre los servicios ecosistémicos que el lobo proporciona y su potencial para enriquecer de diversas maneras la vida de las comunidades que comparten territorio con él.

8.- Que el gobierno atienda a sectores habitualmente silenciados del mundo rural para diseñar la estrategia de conservación del lobo. La administración no debe limitarse a escuchar a las patronales agroganaderas que acaparan la atención y pretenden ser representantes exclusivos del campo, y que en lo que respecta al lobo, con frecuencia defienden los intereses de la caza más que los de la propia ganadería. Una estrategia justa debe tener en cuenta a sectores eclipsados por el ruido mediático de las grandes organizaciones. Los pastores responsables, que ya custodian su ganado con profesionalidad evitando los ataques del lobo; los ganaderos de Extremadura que esperan la llegada a su región del lobo como defensor de sus rebaños frente a enfermedades transmitidas por especies cinegéticas; los agricultores cuyos cultivos se benefician de la acción del lobo como controlador de ungulados silvestres; y sectores como el del turismo rural, cuyos intereses se han visto sistemáticamente arrinconados por la “gestión a tiros” del lobo, todos ellos son actores a los que no se debe dejar fuera de la negociación.

Nombre y apellidos:

DNI: