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Las ciudades, paraíso inesperado para miles de aves y plantas

Paloma_bravía_ciudadesLa paloma bravía, como éstas de la Plaza de Cataluña, en Barcelona, es una de las únicas cuatro especies que están presentes en la mayoría de las ciudades. / Sergi Larripa (Wikipedia)

MIGUEL ÁNGEL CRIADO | 23/2/2014

A pesar del cemento, de los coches y de los humanos, en las ciudades hay mucha vida. Sorprende saber que en Valencia, por ejemplo se han censado hasta 211 especies de aves diferentes y que, a pesar de tanto rascacielos, Nueva York alberga 2.280 variedades de plantas. Un estudio sobre la biodiversidad de casi 150 urbes arroja estas y otras muchas sorpresas que muestran la capacidad de la naturaleza para adaptarse pero también da pistas de cómo deben ser las ciudades si quieren conservar su inesperada biodiversidad.

Una treintena de científicos de varios países ha realizado el mayor esfuerzo taxonómico publicado hasta la fecha para conocer la fauna y la flora que vive en las ciudades. Hasta ahora, la gran mayoría de los estudios sobre la ecología urbana se centraban en una ciudad determinada o comparada un par de ellas. En esta ocasión se ha contabilizado las especies vegetales de 54 urbes y las aves presentes en los cielos de otras 110. Y en el recuento no entraban el césped o los canarios enjaulados, es decir, buscaban censar la vida presente independiente y a pesar de la acción humana.

Los resultados son sorprendentes. Aunque en su expansión las ciudades lo han hecho a costa de arrasar con el medio ambiente natural existente, una parte significativa de este ha sabido salir adelante. En una muestra de 150 ciudades, en la que la más vieja tiene 4.000 años de antigüedad y la más joven es de 1970, el número de especies es muy variable pero presentaron una mediana (valor central) de 112,5 especies de aves y de 766 para las variedades vegetales.

Su importancia relativa es enorme. Según los últimos catálogos, en el planeta hay 10.052 especies de aves y el 20% están presentes en las ciudades y la gran mayoría de las distintas familias de pájaros tiene a alguna de sus ramas en zonas urbanas. Aunque la mayor variedad ocurre en ciudades relativamente nuevas, como Nairobi con 304 especies o Singapur con 368, otras con mayor historia y urbanización como Praga (235) o San Petersburgo (213) aún presentan una biodiversidad aviaria más que notable.

Con las plantas, aunque las cifras son más discretas, en las ciudades crecen hasta el 5% de las casi 280.000 especies de plantas vasculares que existen en la Tierra. Comparativamente, su diversidad es también algo menor, ya que hasta 2/3 de las distintas familias tienen presencia en alguna de las aglomeraciones urbanas analizadas. Llama la atención el hecho de que sean las ciudades de Estados Unidos las que presentan mayor variedad vegetal, con Filadelfia (2.528 especies), Boston (2.302) o la propia capital, Washington (2.396), encabezando la lista de estos paraísos urbanos de la biodiversidad.

Y no se trata de que haya muchos parques ni de introducciones humanas. La gran mayoría de las especies son nativas de la zona. Aunque existen aves y plantas exóticas, la mayor parte estaban allí antes de que llegaran las ciudades. En concreto, el 98% de las aves son propias de la región donde se ubica la ciudad, cifra que baja hasta el 78% en el caso de las variedades vegetales.

Esta alta vinculación con el entorno regional de la ciudad desmonta también otro mito. A pesar de lo que nos pueda parecer a los humanos, el proceso urbanizador no ha producido una homogeneización de la biodiversidad urbana. Sólo la paloma bravía (Columba livia), el gorrión común, el estornino europeo o común y la golondrina andorina vuelan por el 80% de las ciudades analizadas. En cuanto a las plantas, las globales son también muy pocas, 11 en total. La poa anual (un pasto gramíneo), la hierba Capsella bursa-pastoris o el álsine aparecen entre las plantas más cosmopolitas. Pero, en realidad, la mayoría son de origen europeo y que se expandieron con sus aventureros y emigrantes en los últimos siglos.

Halcón_peregrino_ciudades

Incluido en el pasado en la lista de especies amenazadas, el halcón peregrino es la rapaz que mejor se ha adaptado a los entornos urbanos. / Stewart Black (Wikipedia)

“Aunque la urbanización ha provocado que las ciudades pierdan gran número de plantas y animales, la buena noticia es que aún conservan especies nativas endémicas, que abren la puerta a nuevas políticas sobre la biodiversidad regional y global”, dice en una nota Myla Aronson, investigadora de Rutgers, Universidad Estatal de Nueva Jersey y coautora del estudio.

En efecto, hay menos especies en las urbes que en su entorno inmediato y su densidad es menor, pero este trabajo refleja también que las cifras de la ecología urbana no son despreciables. Hasta el punto de que las ciudades se han convertido en una especie de refugio para algunas especies en peligro de extinción. Hasta 31 aves diferentes y 65 variedades vegetales que sobreviven en las urbes aparecen en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

En las conclusiones de su estudio, publicado en Proceedings B, de la Royal Society of Biological Sciences, los investigadores aseguran: “Nuestros resultados destacan que las ciudades pueden albergar tanto a la gente como la biodiversidad, pero mantener estas conexiones exige un planeamiento urbano sostenible, conservación y educación centrados en los recursos naturales únicos de cada ciudad”.

Fuente noticia: http://www.cuartopoder.es/mecanicamente/las-ciudades-paraiso-inesperado-para-miles-de-aves-y-plantas/3870

Población efectiva: un censo no lo cuenta todo

nenFrecuencia de valores de la razón Ne : N en poblaciones salvajes. La altura de las barras verdes indica el número de casos, entre 1 y 6. Adaptada de: Frankham R, Ballou JD, Briscoe DA. 2009. Introduction to Conservation Genetics. 2ª ed. Cambridge University Press.

 

Resultará intuitivo que los individuos de una población no son iguales. Mira a tus vecinos; piensa si se parecen físicamente a ti; si se ríen con la misma facilidad, si enfrentan las dificultades de la misma forma, si les sientan igual las comidas fuertes. El parecido es mayor entre individuos emparentados pero, aun así, la variación es evidente. Las diferencias individuales aparecen también en el resto de especies1, por mucho que nos cuenten que los humanos somos simios especiales. Esas distintas alternativas disponibles en una población son la mesa de trabajo de la selección natural: cuando cambia el ambiente, hay donde elegir.

Dado que los individuos son los que comen o no, mueren o no, se reproducen o no, saber cuántos individuos constituyen una población2 es una información muy útil; pero no definitiva. Especialmente si el censo de la población no es muy halagüeño. Redoble de tambores, porque entra en escena un concepto importante, manejado en ecología de poblaciones y genética de la conservación3, la población efectiva.

La población efectiva está formada esencialmente por aquellos individuos que contribuyen a la reproducción4. Aquellos que han obtenido suficiente energía como para, además de sobrevivir y crecer, producir nuevos individuos. Serán esos individuos por tanto los que trasladarán parte de su información genética a la siguiente generación. Esa es la acepción más general, más simple, que podríamos ampliar posteriormente, incorporando matices.

La pregunta inmediata podría ser qué proporción de la población censada (N) es efectiva (Ne). Pregunta relevante, pero compleja5. Varios factores contribuyen a complicarla, e impiden establecer generalizaciones. No obstante, un número mágico contesta a esa pregunta y dice que Ne es un 11 % de N. Y donde escribimos número mágico podéis leer promedio (de ~ 100 especies en poblaciones salvajes). Sabemos no obstante que, para no convertir magia blanca en negra, donde calculamos un promedio debemos calcular también una varianza.

En el caso de Ne la varianza, reflejada en la figura anterior, la proporcionan aspectos como la organización social de las especies. Piensa en una especie en la que existen relaciones de dominancia y subordinación; o una especie en la que para reproducirse haya tener recursos y defender un territorio. En ambos casos será una fracción relativamente pequeña de la población la que por dominancia social o territorial lo consiga. Ne << N.

Algunos ejemplos con especies que han salido antes en este blog:

– Urogallos, por ejemplo: tienen un sistema de reproducción poligínico; un macho dominante copula con varias hembras, y los machos subordinados no acceden a la reproducción. Se reproducen menos de urogallos de los que hay.

– Glotones: los machos defienden grandes territorios, que contienen los territorios de varias hembras, con las que se reproducen. Y esas hembras también defienden los territorios. El resto de machos y hembras tienen que buscarse territorios libres, o pelear por los existentes. Y eso incluye a los juveniles. En cualquier momento que mires, se reproducen menos de los que hay.

– Por último, como no, los lobos: viven en grupos familiares en los que se reproducen una hembra y un macho dominantes, los célebres alfas. Muchos individuos de la población vivirán y morirán sin contribuir a la reproducción.

Esos ejemplos admiten excepciones, claro. Algún subordinado de vez en cuando puede arrancar una reproducción. En casos excepcionales un grupo de lobos puede producir más de una camada, o un glotón no residente copular con una glotona local (y vivir para contarlo).

La definición anterior de población efectiva, propia de ecología de poblaciones, se puede ampliar. Y eso es lo que han hecho los que se dedican a la genética de poblaciones. Y la amplían porque la hacen más larga, más teórica y, sobre todo, la amplían en cuanto a la escala temporal considerada. Si pensamos en el futuro no inmediato de una población, tenemos que considerar las herramientas de esa población para enfrentarse a los cambios ambientales. Y esas herramientas residen esencialmente en el material genético disponible, ese que se podrá expresar cuando vengan mal dadas. Trasladado al ámbito doméstico humano: las chapuzas diarias son más fáciles de afrontar con un maletín de herramientas completo, además conectado vía wi-fi a Internet, que con un único destornillador.

Si recordamos que población efectiva eran los individuos que contribuían a la reproducción, podremos refinar la idea matizando si esos individuos representan la variabilidad genética de la especie, o sólo una fracción pequeña de la misma; si tienen el maletín completo, o sólo el destornillador. Así entró el matiz genético en la población efectiva: a igual número de reproductores, la población efectiva será mayor a largo plazo en caso de disponer de mejor condición genética.

¿Por qué es importante en conservación (y gestión) esto de la población efectiva? Porque es un concepto clave en el cálculo de poblaciones mínimas viables, idea complementaria que dejamos para la siguiente entrada.

 

Fuente noticia: http://cantabricus.com/2014/02/22/poblacion-efectiva-un-censo-no-lo-cuenta-todo/