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Reducen la población del lobo ibérico a medio millar de ejemplares en España y Portugal

  • Son entre 500 y 650 ejemplares, agrupados en 250 grupos reproductores.

  • Rebajan así a una cuarta parte las cifras de los censos oficiales.

  • Según un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona, el CSIC y la Universitat Pompeu Fabra.

EP. 19.12.2011 – 16:30h

El análisis genético de los ejemplares de lobo ibérico que sobreviven en España y Portugal sugiere que la población de este animal es en realidad de entre 500 y 650 ejemplares, agrupados en unos 250 grupos reproductores.

El estudio, realizado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Estación Biológica de Doñana del CSIC junto al Instituto de Biología Evolutiva de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), concluye que la especie, tanto en la Península Ibérica como en Rusia, ha sufrido un «cuello de botella demográfico» que podría comprometer su futuro.

Los autores del trabajo rebajan así a una cuarta parte las cifras de los censos oficiales que estiman las poblaciones en unos 2.000 ejemplares, y señalan que la población efectiva -concepto que resume la viabilidad genética futura- es en realidad de unos 50 ejemplares únicamente.

La «enorme reducción poblacional» del siglo XX situó al lobo en el umbral de la extinción, si bien la escasa variabilidad genética hace que la endogamia y la hibridación aparezcan como riesgos presentes que deben sortearse con el crecimiento constante de las poblaciones, siempre que sea posible.

Se trata de la conclusión principal del trabajo, que publica la revista Conservation Genetics, y que se basa en el análisis de un conjunto de marcadores genéticos de un centenar de muestras de Rusia y España, en las que los investigadores han observado parámetros reducidos de diversidad genética.

Fuente noticia: http://www.20minutos.es/noticia/1254090/0/lobo/iberico/fauna/

Seis lobos feroces infantiles que enamoran

por Javier Pizarro.

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Los lobos siempre han sido tratados en la literatura infantil como los grandes malvados de la historia. Una nueva hornada de creadores quiere que este personaje se tome su venganza y se haga un hueco en el corazón de los lectores.

Si eres de los que iban con el Coyote en la desenfrenada lucha que mantenía con el impertinente Correcaminos. Si eras del Gato Andaluz frente a los escurridizos Pixie y Dixie. Y sí estás cansado de que en el cuento de siempre el lobo termine en el fondo de un pozo con las tripas llenas de piedras, eres de los míos. De los que sienten una gran admiración por este gran perdedor. Os presentamos a este personaje que ha insistido tanto que en el auge de la literatura infantil y juvenil que vivimos en la actualidad, ha conseguido hacerse un hueco. El lobo se toma un respiro y, ¿por qué no?, una pequeña venganza.

Al pobre lobo le ha tocado a lo largo de la historia de literatura infantil y juvenil asumir distintos papeles, el de malo, el de bobo, el de perdedor. Casi siempre su personaje ha arrastrado un carácter moralista y ejemplificador. Con un simple vistazo a los roles de los animales en los cuentos, enseguida nos damos cuenta de la facilidad de los autores para dividirlos en buenos y malos, en útiles e inútiles, en fuertes y débiles o en listos y torpes, la propia naturaleza no es a veces tan cruel.

Y quizás uno de los animales peor tratados dentro de la literatura infantil sea nuestro protagonista. Siempre se le ha presentado como un animal al acecho, enemigo natural del hombre, aprendices del mal y engatusadores de niños inocentes. Dentro del cuento clásico, el personaje del lobo era una metáfora para representar a los malvados de la sociedad, a los violadores, a los raptores de damas en apuros, a los rateros, una forma didáctica de decirle a los niños y niñas “no os fiéis de los desconocidos…”  El lobo siempre tenía que salir mal parado para reconfortar a los oyentes.

Vivimos en un país donde hasta casi principio de los años 70 al lobo ibérico se le consideraba “oficialmente” una plaga en España. El gobierno llegaba a pagar recompensas por ver a estos animales muertos. Hoy en día se sigue matando lobos en nuestro país y hace unas semanas Equo junto con la asociación Lobo Marley, entrego en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo 198.000 firmas a favor de la protección del lobo en España.

Así que sirva nuestro artículo de hoy, en el que reivindicamos seis cuentos en los que el lobo es tratado de una forma en parte de homenaje a este personaje y en parte como forma de apoyo sobre su protección como animal, símbolo viviente de nuestra naturaleza más pura.

Me visto… ¡y te como! Bénédicte Guettier. Editorial Corimbo.

Este libro está basado en una canción popular que muchos aprendimos gracias a Rosa León. Lo delicioso de este cuento es que nuestro protagonista simplemente decide vestirse. En cada página el lobo se pone una nueva prenda y ¡cómo no enamorarnos de él cuando al llegar a la página 9 se pone unos calzoncillos de corazones! Simple, pero muy efectivo. Una joyita.

¡Soy el más fuerte! Mario Ramos. Editorial Corimbo.

En esta historia el lobo se va a pasar de “chulito”: después del almuerzo se dispone a dar una vuelta por el bosque para intimidar a los tres cerditos, la pequeña Caperucita Roja… con el único fin de que alaben su fuerza y grandeza… pero tendrá que recular cuando se tope con la mamá del pequeño bichejo verde del final de la historia… Y es que las madres siempre han tenido superpoderes.

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El buen lobito. Nadia Shireen. Editorial Bruño, colección Cubilete.

Este cuento incluye las tres máximas para ser un lobo malo, pero malo de verdad. Hay que saber aullarle a la luna, hay que saber derribar casas a soplidos y hay que comerse a la gente… Pero al buen lobito esto no le gusta, prefiere preparar pasteles, comer verduras y ser encantador… Y aunque el lobo malo intente sacar su lado oscuro, no lo conseguirá.

Álbum premiado en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia que busca provocarnos y arrancarnos una sonrisa con su final sorprendente.

¡Voy a comedte! Jean Marc Derouen y Laure de Faÿ. Editorial Kókinos.

Un lobo hambriento, enorme y malvado que habla de una forma rarísima espera al acecho en el bosque a que aparezca un delicioso bocado… La mala suerte va a querer que por allí se tope con un par de conejos listillos que le quitarán un pelo que tiene en la lengua y, sobre todo… ¡las ganas de comer carne!

Y aunque pueda parecer la típica historia donde los animales buscan escarmentar al lobo malo, estamos ante un libro muy innovador, tanto desde el punto de vista narrativo como gráfico, con colores muy atractivos, una tipografía que juega con los tamaños, con evocaciones del cómic y el dibujo animado. Un cuento muy jovencito que esta llamado a convertirse en un clásico.

La noche de la visita. Bernoît Jacques. Editorial A buen paso.

De noche, La Abu (conocida popularmente por la abuela de Caperucita Roja)  está sola en casa a la espera de que su Caperu, que siempre llega tarde, le traiga la cena.

Mientras llega el Gran Lobo Feroz, intentando hacerse pasar por un repartidor de comida a domicilio, tratará de entrar en la casa. Pero toda astucia del lobo chocará con la inquebrantable sordera de la ancianita. Una sordera que llevará al lobo a tener que agudizar al máximo su ingenio hasta arrogarlo a la desesperación.

A buen paso presenta una historia delirante de grandes diálogos entre La Abu y el Lobo. Libro que recibió en 2008 el Premio Baobab al mejor libro infantil ilustrado en Francia.

El Abominable lobo amable. Benlenbègue. Editorial Takatuka.

¿Y si el lobo no fuera tan malo como se dice? La editorial Takatuka nos trae la particular visión de BenLebègue que revisa, reescribe y actualiza seis cuentos populares donde el protagonista es el lobo. BenLebègue intenta restablecer la verdad sobre este personaje tan desprestigiado. Historias divertidas en formato de tiras de cómic, con un lenguaje fresco y atrevido, que harán reír a grandes y pequeños. Atrévete a leer las aventuras actualizadas de cuentos como “Caperucita Roja” o “Los tres cerditos”.

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Fuente noticia

Los lobos se hicieron perros siguiendo a los primeros cazadores europeos

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Vista lateral de un cráneo atribuido a un perro del Paleolítico, no a un lobo;hallado en la cueva de Goyet (Bélgica). Tiene una antigüedad estimada de más de 30.000 años. REAL INSTITUTO BELGA DE CIENCIAS NATURALES.

Un equipo de investigadores ubica en Europa hace más de 15.000 años la domesticación de los perros, que se aprovechaban de los restos de aquellos cazadores-recolectores. Este trabajo presenta algunas lagunas para quienes defienden su origen asiático.

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Materia – Enterramiento canino de hace 8.500 años hallado en Illinois (EEUU).

A pesar de los importantes esfuerzos que se han hecho en los últimos años, seguimos sin saber quién o cuándo se gritó por primera vez “¡Sit!”. Varios estudios recientes han dado pasos muy importantes para conocer el linaje que llevó a determinados lobos a convertirse en perros amantísimos a los pies de los humanos, hace miles de años. Sin embargo, la controversia sigue abierta. Hasta ahora, los principales candidatos eran China y Oriente Medio, y siempre vinculados a los asentamientos de los primeros agricultores. Un estudio publicado hoy en Science ofrece una tercera vía: Europa y mucho antes que las otras posibilidades. Según este trabajo, basado en el más completo estudio genético de numerosas especies de cánidos actuales y fósiles, el perro se acercó a las faldas de los cazadores-recolectores mucho antes de que los humanos comenzaran a cultivar la tierra.

Las razas perrunas actuales contienen tal remix genético, fruto de los innumerables cruces que han sufrido, que es muy difícil desandar el camino de su evolución. Hasta ahora, varios estudios buscaron trazar su árbol genealógico buscando familias genéticas después de analizar el ADN de cientos de razas de cánidos actuales. El primero de ellos, en 2002, concluía que los primeros perros domesticados debieron surgir en algún punto de Asia, en lo que actualmente es China, hará unos 15.000 años.

“El perro fue el primer y único animal domesticado antes de la agricultura”

Posteriormente, en 2010 se publicó otro estudio que incluía el análisis de 900 perros y 400 lobos de distintas razas, para tratar de encontrar el origen de esta domesticación. Ese trabajo defendía que el origen más probable era Oriente Medio, donde se tienen referencias arqueológicas de perros domesticados de hace 12.000 años. ”Los perros parecen compartir más similitud genética con los lobos grises de Oriente Medio que con cualquier otra población de lobos en todo el mundo”, dijo el investigador de UCLA Robert Wayne, quien firmaba ese estudio, que indicaba que el 80% de las razas de perros son razas modernas que han evolucionado en los últimos cientos de años, aunque haya algunas que se remontan a miles de años.

¿China u Oriente Medio? Todos estos resultados no cerraban la puerta; el ADN contemporáneo podía dar algunas pistas, pero no era la solución definitiva. Los investigadores implicados en la búsqueda del primer Toby ponían el objetivo en el estudio del ADN de animales desaparecidos: el libro genético de fósiles de los primeros perros y de razas de lobos extintas tenían la clave para desenmarañar esta evolución tan fructífera. A ello se ha dedicado un grupo internacional de investigadores, entre los que se encuentra el propio Wayne: en la coctelera incluyeron lobos, perros actuales —desde basenji hasta dingos— y coyotes. Pero también 18 muestras fósiles de canis antiguos, desde el primer fósil de tipo perro, de Bélgica y hace 31.000 años, hasta 10 tipos de lobos de hace miles de años.

Mucho antes que la agricultura.

Los investigadores que publican este Science han llegado a varias conclusiones sorprendentes. En primer lugar, que los perros comenzaron a domesticarse en Europa y que fue mucho antes de lo pensado: hace entre 18.800 años y 32.100 años. Y ya estaban integrados con los humanos hace 15.000 o 20.000 años, antes de que se desarrollara la agricultura. “Estos resultados implican que los perros domésticos son la culminación de un proceso que se inició con los cazadores-recolectores europeos y los cánidos con los que interactuaron”, explican los autores en su trabajo.

El bioinformático español Francesc López, del departamento de genética de la Universidad de Yale, que estuvo en el germen de este proyecto (en 2005), explica sus conclusiones a Materia: “Sin ninguna duda, la agricultura provocó grandes cambios en el proceso de domesticación, pero nuestros datos demuestran que ese proceso empezó mucho antes. Tenemos que entender la domesticación como un proceso continuo y largo (y que aún sigue ocurriendo), más que como un evento concreto en el tiempo”. Según afirma López, el estudio consolida un concepto revolucionario: “El perro fue el primer y único animal domesticado antes de la agricultura”. “La del perro es la primera intervención consciente del hombre en el proceso evolutivo de otras especies”, añade.

El estudio sugiere que aquellos perros llegaron a ayudar a los cazadores en la captura de presas.

Esto contradice una idea que se había consolidado: que los perros comenzaron a acompañar a los humanos más tarde, en los albores de la civilización, cuando se comenzó a domesticar otros animales más provechosos como vacas, cerdos y ovejas, en un preludio de la revolución agrícola del neolítico, después de que la temperatura de la Tierra se templase y se retiraran los hielos. Un estudio reciente señalaba precisamente que la domesticación de los perros llegó de la capacidad de ciertos lobos para procesar el almidón de los cereales, que fue sustituyendo en los basureros humanos a una parte de su dieta carnívora.

Según el estudio publicado hoy, liderado por Olaf Thalmann, “un escenario evolutivo en consonancia con estos resultados es que la domesticación del perro se inició cerca del Último Máximo Glacial, cuando cazadores-recolectores cazaban a la megafauna”, hace más de 15.000 años. Estos perros primitivos se habrían aprovechado de los cadáveres que dejaban atrás aquellos primeros cazadores, asegura Thalmann, y la relación podría incluso haber llegado más lejos: el estudio sugiere que aquellos lobos-amigos-del-hombre les pudieron proporcionar ayuda en la captura de presas o defensas frente a grandes depredadores que competían por los mismos objetivos.

Talón de Aquiles asiático.

“Si esto es verdad, sugiere que las condiciones para la domesticación del perro no son exclusivos de un lugar o tiempo, y añade una función para la serendipia en el proceso que condujo a la domesticación temprana y singular de un carnívoro grande y peligroso” como los lobos de aquella época, concluye el estudio. Otro hallazgo sorprendente es de parentesco entre lobos y perros. “La mayoría de los perros actuales resultaron estar más estrechamente relacionados con los lobos antiguos que con los modernos”, explica Thalmann en Science, “la población que dio origen a los perros modernos probablemente ya esté extinta”.

Los perros actuales están más emparentados con lobos antiguos que con los modernos.

López defiende que este estudio “presenta el volumen de datos genéticos antiguos sobre la domesticación del perro más grande, con gran diferencia, respecto a lo publicado hasta este momento”. Sin embargo, este estudio tiene un importante talón de Aquiles. No se contó con muestras de perros o lobos fósiles asiáticos, únicamente europeos o americanos, lo que dificulta seriamente que pudiera situar en Asia el origen de la domesticación.

“No es un estudio objetivo”, critica en Science el investigador Peter Savolainen, autor del paper de 2002 que localizaba en Asia la domesticación. “Es como pretender hacer un estudio sobre el origen de los humanos sin incluir una sola muestra de fósiles africanos”, sugiere. Una pega importante que deja todavía sin solución este reto científico: el de ubicar en algún punto del globo, en algún momento concreto, el momento en que aquel lobo agitó feliz la cola al ver a un humano.

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Un ejemplar de la raza Basenji, originaria del este de África, ocupa la portada de la revista ‘Science’ del 15 de noviembre de 2013.

 

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