Trofeos de caza incautados por el Seprona al cazador furtivo, en la localidad de Prádena. / El Adelantado
Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, de patrulla motorizada, sorprendieron a un hombre cuando estaba cazando con métodos ilegales atrayentes en una zona vedada para la caza cerca de la localidad de Prádena. Previamente el cazador había colocado unas tablillas de coto privado sobre la señalización de terreno vedado para inducir a error.
Además, los agentes, con base en Sepúlveda, incautaron al hombre diversos trofeos de caza de procedencia ilícita, así como de dos armas que carecían de documentación y un silenciador adaptado a un rifle.
Esta persona estaba siendo investigada por el Seprona de Sepúlveda, en colaboración con agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León, al sospechar que desde el año 2011 se dedicaba a la caza furtiva.
En una inspección posterior efectuada en un garaje de su propiedad, los agentes localizaron 14 cabezas de corzos y colmillos de jabalíes, de las que el hombre no pudo acreditar su legal captura. También encontraron un cráneo de lobo ibérico del que tampoco pudo acreditar su tenencia legal, por lo que fue incautado por la Guardia Civil, ya que la caza de este animal al sur del río Duero está prohibida en la actualidad por una directiva de la Unión Europea.
El cazador ha sido denunciado por diversas infracciones en materia de caza y protección de la fauna, así como al Reglamento de Armas.
El pasado año, la Guardia Civil instruyó en la provincia un total de 317 denuncias en materia de caza. De esa cifra, 266 corresponden a infracciones de caza menor, 18 de caza mayor y 33 por la captura de diversas especies protegidas. Aunque a principios de 2013 la propia Guardia Civil sostuvo que la provincia de Segovia “no sufre grandes problemas de furtivismo”, lo cierto es que, de forma periódica, se producen casos, sobre todo en el entorno de la Sierra de Guadarrama, espacio que da cobijo a numerosas especies de caza mayor.
Así, en 2010, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente de la Junta localizaron los restos de varios ejemplares de cabra montés abatidos, en ambas vertientes de la Sierra de Guadarrama, por armas de fuego. El operativo surgió a raíz de informaciones recibidas por parte de agentes forestales de la Comunidad de Madrid, fruto a su vez de la colaboración ciudadana. La cabra montés es una especie que se encontraba extinguida en la Sierra de Guadarrama hasta 1999, en que fue reintroducida por la Junta. Actualmente el estado poblacional de la especie permite un aprovechamiento cinegético sostenible en la zona de caza controlada “Estribaciones de la Sierra de Guadarrama”.