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200 osos pardos garantizan la supervivencia de la especie en Castilla y León

200 osos pardos garantizan la supervivencia de la especie en Castilla y León

Una investigación comprobará la diversidad genética y el movimiento entre las dos familias de la Cordillera Cantábrica.

La preservación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica se ha convertido en el icono de la conservación de la fauna ibérica. El trabajo realizado por instituciones y organismos como la Fundación Oso Pardo (FOP) no solo ha logrado evitar lo que parecía inevitable extinción sino que ha permitido incrementar notablemente los ejemplares, duplicando su número en los últimos 20 años, con especial incidencia en la última década, con crecimientos cercanos al 10%. Así, el número de ejemplares supera ya los 200 entre las dos subpoblaciones existentes en la Cordillera Cantábrica: la occidental –Asturias y León–, con 180 ejemplares y la oriental –León, Palencia y Cantabria–, con algo más de 30.

A pesar de su recuperación, la especie permanece catalogada entre las que están «en peligro», debido a su escasa población, la pérdida de diversidad genética por la falta de comunicación entre las poblaciones de osos, la fragmentación de su hábitat o el uso ilegal del veneno, lo que exige medidas urgentes y continuas de conservación. Así como la lucha contra el furtivismo, que en la caza de otras especies también dañan con sus lazos ilegales a los osos.

En una situación crítica se encuentra la subpoblación cantábrica oriental que, en Castilla y León, se extiende por la montaña leonesa y palentina y, aunque en los últimos años ha comenzado un lento proceso de recuperación, al que ha contribuido el paso de ejemplares por el corredor interpoblacional, su número es aún muy pequeño y su variabilidad genética muy baja. Esta subpoblación está formada por más de 30 ejemplares y en 2012 la FOP localizó cuatro osas con crías del año, de forma que requiere especial atención para adoptar medidas que faciliten su recuperación. Su escaso número provoca una falta de riqueza genética entre los ejemplares ante la falta de relación con la población, más numerosa, de osos del occidente cantábrico. Tras la firma de un convenio con la empresa Enel Green Power España, la Fundación está tomando muestras para realizar un estudio genético de la población de osos oriental que permitirá evaluar el movimiento entre ambas poblaciones y conocer la huella genética que los ejemplares del occidente cántabro están dejando en la población oriental.

Muestreo

El coordinador de proyectos de la FOP, José Luis García Lorenzo, afirmó que «ya hemos detectado el paso de osos de una zona a otra». Algo que considera crucial para enriquecer la diversidad genética de la población oriental y preservar la especie en esta zona. «Así el estudio nos permitirá conocer con más exactitud la relación existente entre ambas poblaciones», apuntó.

Técnicos ya han iniciado campañas sistemáticas de muestreo no extractivo mediante redes espaciales de trampas de pelo instaladas sobre el territorio, combinadas con recogidas oportunísticas y con la recogida específica de muestras de ejemplares de interés especial como hembras con cachorros, ejemplares que producen daños o en dispersión. También se están utilizando muestras recogidas previamente por los equipos de campo de la Junta de Castilla y León. Las muestras serán analizadas en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, de la Agencia Estatal del Centro Superior de Investigaciones Científicas, con las últimas tecnologías disponibles para la identificación de marcadores genéticos y la individualización y sexado de los ejemplares.

Un mejor conocimiento del territorio y de los osos permitirá interpretar y relacionar los datos de los análisis genéticos con un conjunto de variables ambientales en un enfoque innovador en la Cordillera Cantábrica. Así, se analizarán las identificaciones y localizaciones de los osos de acuerdo con los datos de calidad del hábitat, conectividad territorial y disponibilidad trófica recogidos y se evaluará la dinámica de los procesos de dispersión entre las dos poblaciones hacia otras áreas.

Existe una incipiente comunicación con la subpoblación occidental que ha producido ya algún caso de camada mixta; en estas circunstancias, las nuevas técnicas de análisis genético se convierten en herramientas útiles y precisas para descifrar los mecanismos y la dinámica de este pequeño núcleo de osos, con especial atención a su dispersión, supervivencia y dinámica poblacional. El estudio permitirá conocer si continúa el trasvase de genes por el corredor interpoblacional, y la huella genética que los osos del núcleo occidental está dejando en la subpoblación oriental.

Desde la FOP se destaca que no es fácil contar los osos de un territorio. El control del oso pardo es muy complicado debido al hábitat donde viven, a que son animales muy esquivos y que en general es muy difícil distinguir unos individuos de otros. Para evaluar su población, los técnicos cuentan el número de osas con crías, más fáciles de localizar al permanecer más en un territorio muy delimitado. Como las crías realizan desplazamientos de menor alcance, ello facilita su diferenciación. «Si cada año contamos el número de hembras que se han reproducido podremos seguir el devenir de su población y analizar su tendencia».

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