MUERTE DE UN LOBEZNO

Este verano ha sido noticia la muerte de un lobezno rescatado por la guardia civil en el municipio leonés de Abelgas de Luna. Sin duda cada año mueren decenas de cachorros de lobo ibérico, y aunque cada una de esa muertes constituya una pequeña tragedia, forman parte del ciclo natural y desde luego no son noticia. Pero el caso del lobezno de Abelgas es diferente porque revela complejos factores humanos tan lamentables como evitables que inciden en la supervivencia de nuestros lobos.

 

El pasado 24 de agosto, a raíz del aviso de un vecino de Abelgas, el Seprona rescató al lobezno, que aparentemente vagaba en las inmediaciones del pueblo. Hasta donde se podía juzgar por los datos publicados, el rescate discurrió sin problemas, y el animal estaba en buen estado. Pero algo ocurrió durante el transporte del cachorro hacia el CRAS de Valladolid por parte de los funcionarios de la Junta, y cuando el animal llega a destino se encuentra en condiciones lamentables, con una grave deshidratación y heridas en las patas, muriendo al poco tiempo. Ya al conocerse la noticia, señalábamos desde Lobo Marley que, más allá de las sospechas de negligencia que pudieran cernirse sobre el caso, existían otras interrogantes: ¿mostraba el lobezno comportamientos propios de un animal habituado al cautiverio en el vídeo que se publicaba al poco tiempo de su rescate? ¿Por qué un animal tan joven no se encontraba con su manada, y qué destino podían haber corrido sus padres? En ese momento anunciamos ya nuestra intención de iniciar acciones legales para depurar posibles responsabilidades por parte de la Junta de Castilla y León.

 

La respuesta de la Junta ante el revuelo mediático que generó el caso fue ponerse a la defensiva y realizar declaraciones a medio camino entre el ridículo y el surrealismo, dando a entender que preocuparse por la muerte de un lobezno en tiempos de pandemia era desproporcionado, como si la emergencia sanitaria fuese una excusa para tolerar negligencias en la gestión del patrimonio natural.

Con el paso de los días, se confirmó lo que sospechábamos desde Lobo Marley: el lobezno de Abegas de Luna había estado en cautividad largo tiempo antes de su rescate, y parece que fue maltratado durante ese período. Además se encontró otro cachorro (una hembra) en estado crítico en un domicilio de esa localidad, lo que podría confirmar nuestros peores presagios respecto al destino de los padres del lobezno.

 

Día tras día iban surgiendo nuevos e inquietantes datos, y a medida que se producían las informaciones, desde Lobo Marley nos veíamos obligados a modificar los términos de la denuncia que estábamos preparando, de manera que estuviese acorde a la actualidad. A finales de septiembre hemos sabido que nuestra denuncia ha dado lugar a la incoación de diligencias previas en el Juzgado de Instrucción 3 de Valladolid.

 

Las autoridades han identificado entre tanto a un vecino de Abelgas de Luna como responsable de haber mantenido en cautividad a los lobeznos, y están investigando los detalles del caso. Está claro que matar lobos y apropiarse de las camadas es una costumbre propia de una España anacrónica que no tiene ninguna conciencia de su patrimonio natural, y una razón más por la que urge la protección estricta de esta especie. Al fin y al cabo es impensable que algo así se hiciera con una camada de linces ibéricos u osos cantábricos. Cuando la ciudadanía perciba que desde la administración se valora al más emblemático de nuestros carnívoros, estos hábitos arcaicos irán desapareciendo de manera natural.