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¿Pisadas de lince ibérico en Segovia?.

LINCE CON CRÍA.

Determinadas zonas naturales de la provincia de Segovia podrían ser propicias para la reintroducción de poblaciones del felino en peligro de extinción.

La noticia pudo habérsenos pasado por alto el pasado mes de julio, pero sus ecos siguen oyéndose en los círculos naturalistas. Nos referimos al estudio que vio la luz en la prestigiosa revista Nature Climate Change, en el que un combinado de científicos españoles (CSIC) y australianos (Universidad de Adelaida) determinaron 40 espacios a nivel nacional susceptibles de albergar poblaciones de lince ibérico, esa insigne especie de la biodiversidad de la Península Ibérica en peligro crítico de extinción. Entre aquellos potenciales hábitats adecuados para reintroducir a este maravilloso felino endémico, se encontraba Segovia, en concreto sus zonas montañosas. La propuesta nos sorprendió al principio a todos los segovianos, ¿linces en Segovia? ¿Y por qué no? No faltan en la provincia ecosistemas en los que pudieran vivir y reproducirse, semejantes a los que actualmente habita.

Sus territorios, también amenazados

Esa es básicamente la respuesta que da el estudio hec ho público a nuestras preguntas más desconfiadas. La necesidad, o mejor dicho la urgencia, que ha hecho que esos naturalistas hayan escudriñado el mapa español es la espada de Damocles que amenaza la supervivencia del lince ibérico. Esta no es otra que el calentamiento global. Según las estimaciones que manejan los científicos dentro de 50 años los principales refugios del felino peninsular (Doñana y Sierra Nevada) dejarán de ser propicios para el lince, toda vez que la desertificación mermaría o acabaría con el conejo, su principal fuente de alimentación. Aún con esta inquietante perspectiva, los otros santuarios del lince (norte de Extremadura y Montes de Toledo) mantendrán dentro de medio siglo unas características propicias para que viva allí el lince, pero esto no es suficiente para la supervivencia de la especie.

Segovia, hogar (potencial) de linces

No debemos esperar a que la situación se ponga al rojo vivo para actuar. Actualmente la población del lince ibérico se calcula en unos 300 ejemplares, cifra que podría aumentar, si se reintroduce en los 40 puntos propuestos, hasta los 900. Una estimación que puede o no ponerse en duda, pero no que la urgencia es apremiante. El actual número de efectivos del lince ibérico (que ha ido creciendo con mucho esfuerzo pese a todas las trabas puestas por el hombre) permite la reintroducción del lince en los que, hace muchas décadas e incluso siglos, fueron sus dominios. Así, la periferia montañosa del oeste y sur de Castilla y León, en concreto Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia y Soria (y algún punto en el norte de la comunidad), son los lugares que podría volver a hollar el lince ibérico. El buen estado de conservación de esos espacios y la presencia de una sana población de conejo (y otros pequeños mamíferos) los convierten en hogares perfectos para esta especie tan amenazada.
La mera perspectiva de poder observar, aunque sea de soslayo y a cientos de metros de distancia, al lince en Segovia nos debería poner la piel de gallina de emoción. Quizás no sea tan descabellado pensarlo, sobre todo teniendo en cuenta el ya comentado horizonte tan oscuro que le espera al felino si no se toman cartas sobre el asunto. Con todo que se pongan todos los medios a nuestro alcance para que una especie tan emblemática de nuestra fauna pueda seguir viviendo es algo positivo, pero que eso implique que otras especies también amenazadas vivan de «limosnas» es a todas luces injusto. Ahí está por ejemplo el desmán ibérico, del que ya hablamos en su día o el visón europeo, por poner dos ejemplos. Ni tanto ni tan poco.

Fuente noticia.