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Planes de gestión para no conservar la Red Natura 2000.

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En pleno periodo vacacional, la Consejería de Medio Ambiente ha sacado a información pública los planes de gestión de tres de los espacios de la Red Natura 2000 con los que cuenta la Comunidad de Madrid. Estos planes deberían haber estado aprobados antes de 2011, según el plazo marcado en la normativa europea. A juicio de las entidades ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo, estos planes no suponen ninguna mejora para la gestión y conservación de los espacios protegidos y responden únicamente a la obligación que tiene la Comunidad de Madrid de cumplir con lo marcado por Europa.

La Red Natura 2000 es una red de espacios naturales europea y su conservación es un mandato legal. Para su conservación es obligatorio elaborar planes de gestión que deben recoger las medidas reglamentarias adecuadas para asegurar su mantenimiento y evitar el deterioro de sus hábitats y especies. En base a esta obligación, la Consejería de Medio Ambiente ha elaborado los planes de gestión de los espacios denominados LIC (Lugar de Interés Comunitario) “Vegas, cuestas y páramos del sureste de Madrid”, LIC “Cuenca del río Guadalix” y LIC “Cuenca del río Lozoya y Sierra Norte”. Entre los tres suman 103.534 hectáreas (13% de la región)

Sin embrago, tal es la ambigüedad y la falta de contenido normativo de los tres planes que, a pesar que regulan espacios y zonas tan diferentes como el Sureste, el río Guadalix y el río Lozoya, las diferencias entre ellos son mínimas. Los tres documentos están plagados de expresiones indeterminadas que no entrañan obligación alguna de regular los usos y actividades que podrían poner en riesgo la supervivencia de los hábitats o las especies de la Red Natura 2000 (urbanismo, infraestructuras, caza, pesca, etc). Se abusa hasta el hartazgo de expresiones como “se favorecerá”, se promoverá”, “se tenderá”, “se procurará”, “se intensificará”, “podrán establecerse limitaciones”, “se tendrán en cuenta”, etc. Tampoco se establecen plazos para el cumplimiento de estas recomendaciones.

Este tipo de terminología hueca y formalista no aporta nada a la conservación ni a los objetivos que se persiguen. Tan sólo son de utilidad para rellenar páginas de unos planes que hay que presentar en Europa cuanto antes, ya que el plazo de presentación venció hace cerca de tres años. Como se ha demostrado en otros documentos similares en vigor (Planes de Ordenación y Planes de Uso de otros espacios protegidos), la inclusión de esta terminología es la excusa perfecta para que la administración justifique que no existe obligación para tomar ninguna medida concreta de conservación.

Otro ejemplo de la insuficiencia de estos planes es la remisión hasta la exageración a la normativa ya existente para regular las actividades presentes en los espacios (actividad industrial y minería, actividad agropecuaria, caza y pesca, urbanismo, residuos, golf, infraestructuras de transporte…). Es decir, no se aporta nada nuevo a lo que ya está legislado.

Además adolecen de graves deficiencias en cuanto al contenido que deben incorporar los planes de gestión según lo establecido en las Directrices de Conservación de la Red Natura 2000 del Ministerio de Medio Ambiente: cartografía de hábitats y especies, establecimiento de zonificación, cartografía y tablas de impactos, oportunidades de sostenibilidad, etc.

Una deficiencia grave es la falta de descripción adecuada de las amenazas y presiones a las que están sometidos estos espacios. Esta información es esencial para realizar un diagnóstico adecuado del nivel de conservación de la Red Natura y poder establecer por tanto objetivos y medidas para alcanzarlos. Estos planes de gestión ignoran problemas tan graves como el riego habitual de cultivos con aguas contaminadas, la caza intensiva en amplias zonas en el Sureste, la alteración de caudales y desecación de varios kilómetros bajo la presa de Pedrezuela en el río Guadalix; la gestión mercantil por parte del Canal de Isabel II en el Lozoya; el deficiente estado ecológico y/o químico de las aguas de los ríos Guadalix, Jarama, Henares, Manzanares, Tajuña y Tajo, la suelta de peces exóticos a los ríos (por parte de la Consejería de Medio Ambiente), etc.

Una última muestra del desinterés de la administración regional por la gestión de estos espacios es comprobar cómo se ignora la participación ciudadana. No se hace ninguna alusión a los órganos de participación ciudadana (Consejo de Medio Ambiente o la Sección de Espacios Protegidos, o la de Caza y Pesca) o a la apertura de procesos de participación con la población local de estos espacios.

En definitiva la Comunidad de Madrid contará con tres nuevos planes de gestión en los que no se establecen regulaciones, prohibiciones o controles extraordinarios y, por tanto, se permite todo. Sin estos planes todo seguiría tal cual está.

Fuente noticia.