Por qué van a sacrificarse 6.000 cabras para construir el tren de alta velocidad en Inglaterra

 

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El sistema parlamentario inglés sigue cautivo de una serie de tradiciones tan rancias como los restos de la cena de Navidad. Por ejemplo, la normativa del parlamento obliga a que todas las propuestas de ley estén escritas en pergamino de vitela, un tipo de papel que sólo puede elaborarse a partir de la piel de un animal pequeño, preferentemente becerros o cabras.

El Parlamento inglés está tramitando la ley que permite la construcción del segundo tramo del Tren de Alta Velocidad (High Speed 2), que conectará Londres y las Midlands en 2017, complementando el único ramal existente, entre Londres y Francia, bajo el canal de la Mancha. La ley del HS2 será la más larga presentada en la historia del Parlamento, con cerca de 50.000 páginas, lo que debería exigir el sacrificio de 6.000 cabras para su elaboración, según los cálculos de Ian Mansfield, intrépido viajero y perspicaz bloguero.

Un antiguo tecnicismo de las normas parlamentarias exige que sean impresas dos copias en pergamino de vitela de cualquier ley que inicie los trámites parlamentarios. Una de ellas será almacenada en la Torre de Victoria, en el Palacio de Westminster, mientras la segunda es enviada a los Archivos Nacionales en Kew. Al contrario de lo que pudiera parecer, este formalismo atávico no es una rémora ignorada, sino que se cumple fielmente en nuestros días.

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Las leyes se imprimen en tamaño A4, de modo que, según los cálculos de Mansfield, las 49.814 páginas de que constará la ley (multiplicadas por dos, no lo olvidemos) exigirá el sacrificio de 6.000 cabras. La piel de cada cabra sirve para un solo pliego de papel, que al ser doblado ocho veces permite producir 16 caras de un folio de tamaño A4. (Por suerte para las cabras, las leyes del parlamento se imprimen por las dos caras).

El requisito de utilizar vitela para imprimir las leyes se debe a que este material perdura sin alterarse 500 años, una vida útil que supera el del papel de corteza de árbol muerto que utilizamos comúnmente. En 1999 el Parlamento impidió que esta rancia normativa fuera derogada. Una inédita alianza entre laboristas y conservadores impidió tramitar la ley que ya había sido aprobada por la Cámara de los Lores. ¿El motivo? La cancelación de la tradición hubiese supuesto con toda certeza el despido de los 12 trabajadores de William Cowley, el taller de pergaminos de vitela cuyo único cliente es el Parlamento. ¿Y qué son 6.000 cabras comparadas con 12 artesanos?

No obstante, la imagen de un sacrificio masivo de cabras para aplacar la máquina del progreso (encarnada en el tren de alta velocidad) es un tanto extrema: las pieles de las cabras proceden de la industria cárnica, así que stricto sensu no van a morir para imprimir la dichosa ley.

Lo mismo podía decirse de los miles de vacas que sirvieron para construir los gigantescos zepelines hace un siglo: la revista satírica Investigación Improbable calcula que se necesitaban entre 300.000 y 450.000 vacas (cuyas tripas se utilizaban para elaborar la tela de la aeronave) para construir cada uno de los gigantescos zepelines. Tan grande era la demanda de tripas, que durante la Primera Guerra Mundial fue prohibida la fabricación de salchichas en Alemania, pues todos los intestinos debían colaborar al esfuerzo bélico.

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