Covadonga, Á. F. La procesión de la virgen de Covadonga desde la basílica hasta la Santa Cueva tuvo música de cencerro, silbidos, abucheos y mucho enfado contra los políticos asturianos. Centenares de ganaderos del Oriente asturiano y de la zona de Picos de Europa se desplazaron hasta el Real Sitio para expresar su desacuerdo con la gestión de los daños que causa el lobo en sus ganaderías, además de un rechazo total al canon de saneamiento.
A su llegada cortaron durante un rato la carretera de acceso a Covadonga, lo que provocó que algunos de los asistentes, entre ellos el presidente del Principado, Javier Fernández, llegasen con un ligero retraso al comienzo de la ceremonia religiosa.
Durante las dos horas que se prolongó la misa, los ganaderos aguardaron pacientes y en silencio, a unos metros frente al templo. A la puerta de la basílica, al menos una quincena de agentes de la Guardia Civil esperaban al final de la ceremonia.
Llegado el momento, montaron un cordón de seguridad alrededor de las autoridades que seguían en procesión a la Santina, camino de la cueva. La alcanzaron sin mayores contratiempos, más allá de la sonora bronca, que provocó el malestar de algunos de los numerosos fieles que formaban parte de la comitiva religiosa.