Dos perros dogo sin chip matan a 30 ovejas y 10 corderos en una finca .

monton ovejas muertas

Belén Rodríguez
Ciudad Real

Dos perros de raza dogo alemán sin el microchip obligatorio atacaron el jueves una explotación ganadera de Calzada de Calatrava, la finca Navahermosilla, y mataron a treinta ovejas y diez corderos de las sesenta cabezas de ganado que sus dueños, José Ramón Laguna y su esposa, guardaban en un cercado, aunque es posible que en las próximas horas aparezcan más restos.

“Esta misma mañana [por ayer sábado] hemos encontrado tres cuerpos más. Hay treinta ovejas muertas, otras diez heridas, diez más desaparecidas y diez borreguillos también muertos. Nada de ellos se puede aprovechar, todo para tirarlo”, explica todavía compungido el dueño que no olvida la “desilusión tan tremenda” que se llevó el jueves por la tarde cuando al ir a dar una vuelta al ganado se topó con dos ovejas heridas…. “y luego el resto. Además los perros estaban acostados con ellas se ve que cansados de tanto correr”.

Lo siguiente que hizo fue avisar a la Guardia Civil y acercarse lo menos posible a los perros, que permanecen retenidos en su propia finca por consejo del instituto armado hasta que aparezca el dueño, un hombre que no reside habitualmente en Calzada de Calatrava.

“Yo no sé nada de él. No había visto esos animales en mi vida. Por lo visto también han matado gallinas de otra finca”.

A seis kilómetros de Calzada de Calatrava, Navahermosilla es una finca alambrada y protegida, “mejor no se pude poner”, explica el propietario, que relata que no es la primera vez que le pasa esto. “En marzo o abril, no recuerdo la fecha exacta,  me mataron 17 o 18 ovejas  y no supe ni lo que había sido. Llevo una racha malísima”.
Y no es sólo el daño material, que calcula entre tres y cuatro mil euros sino la pena. “La Guardia Civil me pidió que hiciese fotos para documentar lo que había pasado y no puedo ni mirarlas. No es agradable  ver cómo estaban tus ovejas, algunas a punto de parir, y verlas ahora”.

José Ramón Laguna espera poder llegar a algún acuerdo con el dueño de los perros, pero como ganadero pide “que se hagan las cosas bien. Han sido ovejas pero podían haber atacado a personas. Mi padre viene mucho por aquí a pasear”, comenta, “hay gente que no es consciente de lo que significa poseer animales peligrosos”.
Todas las ovejas del cercado (en total este ganadero posee 400 cabezas pero allí sólo había 60) han muerto de la misma manera: degolladas, “los perros las muerden en el cuello y las dejan así hasta que se desangran. No se las comen”, explica.

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