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Ecologistas defienden al lobo como regulador del ecosistema.

La proliferación excesiva de ungulados silvestres puede estar contribuyendo a la extinción de especies de aves protegidas como el urogallo y la perdiz pardilla, por lo que el lobo puede ser una especie reguladora del ecosistema.

Matanzas de lobos en la montaña leonesa. Imágen cedida por el gupo Gedemol

Según los censos realizados por ARENA (Asesores en Recursos Naturales SL) para el Parque Nacional de Picos de Europa ( sobre territorios de Cantabria, Asturias y León) durante los años 2004, 2005 y 2006, hubo unas densidades medias de venados que van de 9,4 a 16,2 individuos por kilómetro cuadrado, según los municipios.

El grupo apunta que el lobo es un elemento clave para evitar la expansión incontrolada de los ungulados silvestres, contribuyendo al funcionamiento natural de los ecosistemas de estas montañas, y paliando la crítica situación del urogallo cantábrico y la perdiz.

Gedemol, activo grupo ecologista de la montaña leonesa, informa que los daños causados por el lobo ibérico en la zona de Riaño suponen un coste medio anual para la Junta de Castilla y León de 13.801 € por año en el período 2003-2007, mientras que las indemnizaciones pagadas los ciervos y jabalíes alcanzan una media anual de 122.177 € en el mismo periodo.

A estas cantidades hay que sumar el importe del seguro de accidentes contratado por la Junta de Castilla y León para pagar los daños producidos por la fauna silvestre en accidentes de tráfico y los destrozos en las reforestaciones de los montes.

Recuerda Gedemol que uno de los fines por los que surgieron las Reservas de Caza fue subordinar la caza a la conservación. “Pero la gestión cinegética favorece la expansión de determinadas especies cinegéticas, como ungulados silvestres en detrimento de otras en peligro de extinción o representativas de la calidad del medio: grandes depredadores, galliformes, etc”.

Como modelo de gestión, Gedemol apunta al de la sierra de La Culebra (Zamora), donde anualmente se habilita un pequeño cupo de caza de ejemplares que salen a subasta publica .

Un solo lobo alcanza cantidades de hasta 18.000 euros, con el consiguiente beneficio económico para los pueblos. Esto implica que el valor cinegético de un ejemplar de lobo abatido en Zamora es capaz de pagar los daños propiciados por el depredador durante dos años en la Reserva de Riaño, mientras que para controlar dichos daños en la reserva leonesa se permite la caza de 18 animales.

En la Sierra de la Culebra -dice Gedemol- se ha demostrado que la percepción que la población local tiene sobre el cánido silvestre ha cambiado, pues el lobo deja beneficios económicos en la comarca, tanto por los fondos recaudados en las subastas de caza mayor como por los ingresos que dejan miles de turistas que se acercan a esa sierra zamorana a observar el cánido durante el año.

Según el testimonio de los responsables de varios establecimientos hosteleros de la zona, el turismo lobero es creciente cada año y ocupa entre el 15 y el 50 % del total de las plazas disponibles, atrayendo incluso a turistas extranjeros, dicen los ecologistas leoneses.

Gedemol sostiene que “hay que poner al lobo a producir”. “La planificación cinegética de la Reservas de León debe ser sustancialmente distinta, empleando recursos suficientes en la conservación, seguimiento e investigación de las poblaciones de lobo, y fomentando la puesta en valor del depredador como alternativa cinegética y objeto de turismo verde”

“Entendemos, que es la única manera de cambiar la percepción que se tiene de la especie desde el mundo rural y para la sangría de muertes injustificadas que se producen año tras año en nuestros montes”, indica el grupo leonés.

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