El lobo, en el punto de mira.

El conflicto con el lobo es tan viejo como la ganadería, pero, en el último año, se ha recrudecido hasta convertirse en uno de los asuntos que marca la agenda de Agroganadería. Las protestas de los ganaderos, hartos de soportar ataques que acaban con una parte de su cabaña, ponen el foco en un animal que estuvo protegido, pero sobre el que no pesa ahora la amenaza de la extinción. Las cifras de consenso que aceptan todas las partes, profesionales de la ganadería, entidades proteccionistas y Administración, señalan que los lobos matan a unas 3.500 cabezas de ganado al año.

Ante estas cifras, las reacciones están tan alejadas como el día y la noche. «El control sobre la población de lobos no es suficiente. Nos estamos jugando la ganadería en extensivo», señala Joaquín López, secretario general del sindicato Unión de Campesinos Asturianos (UCA). En el lado opuesto está la opinión de Alberto Fernández, biólogo e investigador integrado en la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL). «Los lobos no son un problema para la ganadería», sentencia.

El contraste de opiniones es tal que ni siquiera se ponen de acuerdo en el número de ejemplares que viven en la región. Estimaciones del Principado señalan que, en Asturias, existen entre 30 y 35 grupos de lobos. En cada uno se pueden integrar entre cinco y nueve miembros, dependiendo, sobre todo, de la época del año.

Estas estimaciones suponen una población que se puede mover entre los 150 y los 300 ejemplares. «Nosotros sabemos que la población de lobos está aumentando», señala Mercedes Cruzado, secretaria general del sindicato Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos en Asturias (COAG). De nuevo, en el lado opuesto, el investigador de ASCEL afirma: «La población de lobos se ha estabilizado y parece que es probable que no tenga más capacidad de crecimiento».

Pero, más allá de la dificultad para acercarse con total fiabilidad al número de lobos que hay en Asturias, lo que sí es patente es el daño que causan. Un daño que sufren en sus carnes animales como las ovejas, las cabras, los caballos y las vacas, y en sus bolsillos los ganaderos.

«Cada tres o cuatro días tenemos alguna llamada de un ganadero al sindicato por ataques de lobo», expone Mercedes Cruzado.

Batidas y capturas ‘en vivo’

La solución que piden los ganaderos se apoya en dos ejes. El primero, el control de la población. El pasado mes de octubre la consejería autorizó batidas para acabar con 66 ejemplares de lobo en Asturias. Colectivos conservacionistas lograron paralizar las que estaban previstas para el Parque de Picos de Europa, pendientes aún de resolución judicial. Del resto, pocos resultados se han obtenido.

El Plan de Gestión del Lobo aprobado en el año 2002 señala entre sus objetivos el de la «conservación de la especie, manteniendo un nivel poblacional que garantice su viabilidad presente y futura y que resulte compatible con el adecuado desarrollo de las explotaciones agrarias». Como método de control de la población establece un sistema conocido como «aguardo» y que consiste en que una persona autorizada espera armada en un lugar por el que se sabe que va a pasar el animal para abatirlo. «Hay que hacer un control real de la población y que los ganaderos y cazadores puedan participar porque esto se salió de madre», sostiene Mercedes Cruzado.

El otro método de control de la población que establece el plan es el de «captura en vivo» o retirada de camadas. «Es imposible porque hay muchas zonas en las que viven donde no los ves», explica Joaquín López. Las zonas a las que se refiere el secretario general de UCA son cada vez más comunes, según explican los propios ganaderos. Los montes están ganando terreno por varios fenómenos, entre los que se encuentra el descenso de la cabaña de ovejas y cabras, que los limpian de una forma natural, así como por su estabulamiento a consecuencia de los ataques. El resultado, según señala Joaquín López, es «que los lobos viven allí a sus anchas. Son animales huidizos y allí nadie les molesta».

Ante esta situación, los ganaderos también reclaman la limpieza de los montes como una forma de mitigar sus problemas. «Donde no hay animales pastando es la selva y no podemos llevarlos al monte por los ataques de los lobos», señala el secretario general de UCA, quien reclama coordinar el control de la población de este depredador de ganado con la limpieza de estas zonas.

Pastores y perros

En el lado opuesto, los conservacionistas cargan buena parte de la responsabilidad de los ataques en los propios ganaderos, a quienes exigen «medidas preventivas» para evitar que sus cabañas se vean mermadas. Lo explica Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies: «Cuando el ganado se cuida y se recoge por la noche, el lobo no entra. En caso contrario, está la guarda, con el empleo de pastores y perros. Lo que no es normal es que algunos ganaderos no tengan daños y a otros les maten a toda la cabaña».

Estos colectivos no rechazan el control de población de los lobos, pero sí que añaden numerosos elementos de juicio para minimizar su alcance.

Lo explica Alberto Fernández, integrante de una asociación que se sienta en el Comité Consultivo del Plan de Gestión del Lobo en Asturias: «Se matan ejemplares sin saber cuál es la estructura del grupo al que pertenecen. Los controles del Principado son contraproducentes».

Ante la fórmula que recoge el plan regional, ASCEL propone un seguimiento de ejemplares peligrosos que incluya conocer a qué explotaciones afecta y qué tipo de manejos de ganado se hacen en ellas: «Si después de aplicar medidas preventivas sobre el ganado siguen los problemas, se puede matar al ejemplar que causa los daños».

Un planteamiento semejante fue el que logró sacar adelante la pasada semana la consejera de Agroganadería del Principado, María Jesús Álvarez, en el seno de la comisión de gestión del Parque Nacional de Picos de Europa, donde se aprobó un plan de seguimiento de los lobos mediante un sistema GPS.

«Creemos que da buenos resultados y que nos permite un mejor conocimiento de la especie y, por consiguiente, un mejor manejo de lo que tiene que ser su adecuada situación en el parque y su adecuado control, como nos exigen los ganaderos», afirmó la consejera.

En esta polémica en la que el Principado está jugando el papel de mediador, hay entidades que han variado su postura con el paso de los años. Es el caso del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS). «Teníamos una postura intermedia, pero no podemos estar al lado de quien defrauda. En 2011, se registraron cerca de 300 expedientes indemnizatorios fraudulentos», señala su presidente, Roberto Hartasánchez.

Según explica, una aseguradora ha descubierto que hubo dueños de animales que cobraron dos veces, primero de la compañía y luego del Principado, las indemnizaciones por animales muertos por ataque de lobo. «Estamos sobre el terreno y sabemos lo que hay. Se están produciendo engaños con animales que mueren por otras causas, se dejan en el monte y se espera a que los coman los lobos. Entonces, se reclama», sostiene.

Los representantes de los ganaderos, en cambio, afirman perder dinero con los pagos. «Los baremos que se aplican con de 2006 y eso no se ajusta a la realidad actual. Si no hay identificación, no cobras. Si se despeña porque el lobo asustó al animal, no cobras. No se paga el lucro cesante. Si el Principado gasta más de un millón de euros al año, nosotros perdemos otro tanto», sostiene Mercedes Cruzado.

Entre los ganaderos crece además la indignación cuando los colectivos conservacionistas tratan de explicarles cómo deben desarrollar su trabajo. «Llegué a tener 130 ovejas y 140 cabras. Ahora tengo 40 o 50 porque son las que me lleva la cuadra», se queja el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cabrales. «Aquí no se pueden tener 3.000 ovejas. Si estoy todo el día con ellas, ¿cuándo hago el queso? No puedo soltarlas en el monte por el lobo. Nadie me dice a mí cómo tengo que aprovechar el campo. Desconocen la forma de vida. Además, una persona es una persona y un animal, un animal», lamenta este quesero y ganadero.

Fuente noticia.


El lobo, en el punto de mira

Un lobo mira a la cámara en un monte asturiano. :: E. C.