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El protocolo de captura de lobos vivos permite disparar a osas que defiendan a sus crías

Los ecologistas desvelan que en una acción de radiomarcaje de un cánido se puso en peligro la vida de un plantígrado

27.11.2013 | 06:56

Ejemplar de lobo joven, en una imagen tomada en los Picos de Europa en 2008.

Ejemplar de lobo joven, en una imagen tomada en los Picos de Europa en 2008.

Cangas de Onís, Ramón DÍAZ El protocolo de actuación aplicado para la captura de lobos vivos en el Parque Nacional de los Picos de Europa, aprobada el pasado mes de octubre, deja la puerta abierta a la utilización de armas de fuego contra los osos, aunque sólo en casos excepcionales.

El protocolo de actuación aprobado por las autoridades del Parque Nacional determina que en el caso de que resulte capturado un oso en las trampas preparadas para los lobos puede ser necesario anestesiar al animal para liberarlo. Y añade: «En el caso de que se trate de un cachorro, será necesario tener una precaución especial, ante el posible comportamiento defensivo de la madre, por lo que, de considerarse posible esta incidencia, en estos casos se estará acompañado por personal autorizado con arma de fuego».

Esta posibilidad ha sido duramente criticada por los ecologistas, que rechazan de plano la captura en vivo de lobos, entre otras muchas razones por la incidencia negativa que tiene en los propios cánidos y otras especies silvestres. De hecho, en los informes de gestión del Parque Nacional de los Picos de Europa se reconoce que en las trampas preparadas para capturar lobos vivos en los últimos años han caído numerosos animales de otras especies silvestres, algunos de los cuales murieron.

Los reparos de los conservacionistas a las capturas en vivo y al posterior radiomarcaje tienen que ver con la «ineficacia del estudio por satélite» y la «falta de correspondencia entre su elevado coste económico» y «la escasez de resultados científicos para la conservación de la especie». Pero, además, los ecologistas destacan que estas actuaciones, ejecutadas por la empresa Arena, S. L. a través de un contrato menor de 16.800 euros al año, han puesto en peligro la vida de, al menos, un ejemplar de oso. Según indicó el pasado mes de agosto en un escrito dirigido al Parque por la representante de los ecologistas en el patronato del Parque Nacional, Laura López Varona, durante la colocación de un collar con GPS a una loba que posteriormente resultaría abatida a tiros (el 7 de enero de este año) por guardas de la Junta de Castilla y León, «se puso en peligro la vida de un ejemplar de oso pardo que transitaba por el lugar en el que se había colocado la trampa» para capturar un lobo vivo. El Parque pretende capturar dos lobos vivos antes de un año.

La polémica

El acuerdo

Las autoridades aprobaron el pasado 14 de octubre una autorización para realizar trabajos de captura en vivo, marcaje con dispositivos GPS o GSM, suelta y seguimiento satelital de ejemplares de lobo en el Parque Nacional de los Picos de Europa. El objetivo es capturar, al menos, dos lobos de las manadas o grupos familiares denominados «Lagos de Covadonga» y «Cabrales-Tresviso». El permiso se extiende hasta el mes de septiembre de 2014. La empresa elegida para realizar los trabajos es Arena S. L., que cobrará por ello 16.800 euros.

Los reparos

Los ecologistas rechazan de plano la captura de lobos vivos, al considerar ineficaz el estudio por satélite, que implica un desfase entre su elevado coste económico y la escasez de resultados científicos», y que, en realidad, los datos obtenidos a través de dos dispositivos GPS y GSM no se utilizan en realidad para un mejor conocimiento de la especie, sino para conocer sus áreas de campeo y, supuestamente, para tener controlados a los ejemplares radiomarcados y las manadas en las que están integrados, con vistas a los controles de población. Los conservacionistas consideran que avala estos temores el hecho de que dos lobos radiomarcados hayan sido abatidos a tiros; un macho, el 21 de agosto de 2012, en el interior del Parque Nacional, y una hembra, el 7 de enero de este año, muy cerca del límite del espacio protegido, por guardas de la Junta de Castilla y León.

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