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Ganadero en positivo

Jesús Fidalgo, que cambió su empleo de comercial por una explotación en Llanera, destaca: «Me gusta ser mi propio jefe»

09.07.2013 | 02:21

El ganadero, con dos mastines, en una de las fincas de la familia.

El ganadero, con dos mastines, en una de las fincas de la familia.

Si algo caracteriza a Jesús Fidalgo Álvarez es su optimismo, su fe en el futuro del campo y ser un joven ganadero de 30 años con las ideas muy claras. Como tantos otros casos en los últimos años, se ha reconvertido para trabajar en un sector que conoció desde niño, ya que comparte profesión con sus padres, con los que actualmente comparte la cotitularidad de la explotación familiar que tienen en Pruvia, Llanera, con un total de 180 animales, entre vacas madre y terneros, tanto de raza asturiana de los valles como frisona; no obstante, es considerablemente mayor el número de las reses para carne.

Fidalgo estudió Marketing en la Escuela Europea de Oviedo y, tras obtener el título, trabajó varios años como comercial en diversas empresas. En 2009 optó por incorporarse a la ganadería familiar y dedicarse por entero a este oficio. «Esta oportunidad me llegó con la crisis y como alternativa laboral. Empiezas en ello y te das cuenta de que te gusta. Al principio empecé por ayudar a mis padres, Ana María Álvarez y Jesús Fidalgo, y al final me he convertido en ganadero convencido y a quien, además, le gusta mucho su trabajo», señala. Y añade que «el entrar a trabajar con el ganado fue como una adaptación». «Sin duda que es una vida llena de trabajo los 365 días del año, pero también es más cómoda, porque, de alguna forma, eres tu propio jefe. Además, yo he tenido la gran suerte de que mis padres, como quien dice, me lo han dejado todo muy masticado», comenta, siempre optimista.

El llanerense es un hombre que cree en el futuro del campo y, sobre todo, en la calidad de la carne de ternera roxa asturiana «Tenemos que defender lo nuestro. No cabe duda de que en Asturias tenemos muy buen ganado de carne, y hay que tirar por él y promocionar su consumo dentro y fuera de la región», dice. «Hay que ser positivo, la gente negativa te mina mucho la moral. Esto tiene que ir bien, debemos ir adaptándonos a los tiempos y aceptando y usando, en nuestro beneficio, las nuevas tecnologías. Yo lo veo así. Por ejemplo, en la ganadería tienes mucho trabajo estacional, en verano hay dos meses que, además de atender a diario a los animales, también hay que cosechar para dar de comer al ganado en el invierno. Luego también tienes otros meses más parados si los comparas con los del verano», dice.

A pesar de su optimismo nato, califica de «brutal» la subida del gasóleo agrícola y los piensos. En cuanto a las subvenciones al campo, también habla claro. «Estoy a favor de las ayudas, pero a favor de que se concedan a quien las merece. Creo que no se dan como debería; es algo que hay que hacer con una mayor coherencia».

Sin embargo, este trabajo diario no le impide disfrutar de tiempo libre y realizar actividades que le gustan. «En casa somos tres, y si salgo con los amigos a cenar, a tomar algo o voy a hacer deporte, están mis padres; no es lo mismo que si yo llevase la ganadería solo. A mí me gusta mucho relacionarme con la gente, no perder el contacto con los amigos siempre que mi responsabilidad lo permita», dice.

El ganadero cree también que hace más el que quiere que el que puede. Por eso opina que nacer y vivir en la ciudad y querer después trabajar en el campo no entraña ningún problema. «Todo depende de lo que quiera la persona. Yo conozco gente de Oviedo de siempre que se ha trasladado al campo y tiene animales y huertas y se defiende igual o mejor que cualquier otro que haya pasado la vida entera en el campo. Ahora, bien, no es nada fácil. Hoy no se puede pensar en la ganadería como hace 50 años. Actualmente hay un trabajo administrativo muy grande, mucho papeleo, y, en ocasiones, excesivamente complicado, sobre todo para la gente mayor. Eso sí, montar una ganadería desde cero lo veo complicado, porque se necesita mucha inversión», señala.

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