Ganaderos vascos, navarros y catalanes se llevan los mayores lotes del «Mercaón»

Miles de personas asistieron a la tradicional feria de Cabañaquinta al ser declarada fiesta local en Aller

27.11.2013 | 06:35

Visitantes y tratantes, entre los caballos expuestos en el "Mercaón" de Cabañaquinta.

Visitantes y tratantes, entre los caballos expuestos en el «Mercaón» de Cabañaquinta. Leoncio Camporro

Cabañaquinta, Leoncio CAMPORRO Miles de personas se dieron cita ayer en Cabañaquinta en el «Mercaón», la mayor feria ganadera de Aller. El hecho de que la jornada fuera fiesta en el concejo animó aún más este tradicional encuentro.

Desde la tarde de la víspera, efectivos de la policía local organizaban la entrada del ganado al recinto ferial, asignado espacios tanto en la nave cubierta como en la zona de aire libre. Las instalaciones ya se llenaron al filo de la media noche con mas de 700 cabezas de vacuno, 500 de caballar, unas cien de cabrio y 25 burros. Estos lotes atrajeron la presencia de tratantes venidos desde distintas comunidades autónomas españolas. Vascos, navarros y catalanes se llevaron importantes lotes tanto de caballar para carne como de los preciados xatos nacidos la pasada primavera y que irán para sus naves de engorde antes del sacrificio.

Ganaderos locales como Jesús Ordóñez, de Casomera, concurrieron con más de un centenar de cabezas de vacuno y Carlos Alvarez, de Bello, presentó una selección de caballos y yeguas de alta calidad, muchos de los cuales fueron adquiridos por tratantes del País Vasco y Navarra. Los tratos se hicieron esperar hasta el mediodía. Con respecto a los precios, en vacuno algunos ejemplares se movieron entre los 1.900 y 2.200 euros. En cabrío se vendieron varias ejemplares entre los 120 y 150 euros y las transacciones en asnal se movieron entre los 600 y 800 euros.

En las calles que rodean al recinto ferial funcionó un concurrido mercadillo, donde se ofertaban alimentos, ropas de trabajo y herramientas y en cuyos puestos los ganaderos se dejaron parte del dinero obtenido en las ventas del ganado para hacer frente a las necesidades de un invierno que ya se avecina. Tampoco faltaron en las entradas al recinto ferial pancartas reivindicativas destinadas a las autoridades regionales para que se tomen medidas encaminadas a la reducción del número de lobos en puertos y majadas.

Pasadas las tres de la tarde, los bares y restaurantes de Cabañaquinta llenaron sus comedores. En los menús de temporada no faltaron el picadillo, el pote o los callos, junto a los buenos pescados. En cuanto a los aparcamientos se echaron en falta algunos espacios como alternativa a la zona de Rozada, afectada por las obras del Corredor del Aller.

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