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La herida abierta del lobo

Los conservacionistas reclaman un Plan de Gestión y los ganaderos exigen pagos rápidos por los daños
 
La herida abierta del lobo

Gráfico: Isabel Toledo

Símbolo de conservación o alimaña a exterminar. El lobo no deja indiferente a nadie. Arrastra odios ancestrales por los daños que ocasiona al ganado y es protagonista de truculentas leyendas rurales pero, al tiempo, tiene reconocido el papel que juega como controlador de la biodiversidad en los montes. Moviéndose en esa tierra de nadie, entre detractores y defensores, el lobo ha sabido zafarse de muchas adversidades y pervive en la montaña cántabra a pesar de batidas o de cazas furtivas, por no hablar de matanzas como la que se produjo durante una cacería de jabalíes en el municipio de Camaleño. El 1 de diciembre una cuadrilla abatió seis lobos en el monte Robla Subiedes, cerca de Los Llanos, y aquella degollina solo conocida semanas después encendió nuevamente el eterno debate sobre la presencia del lobo y su protección.

El instinto de supervivencia y algunas medidas para preservar la especie en las dos últimas décadas han permitido al lobo un crecimiento sostenible y colonizar nuevos territorios. Secular habitante de los montes de Liébana y Polaciones –dos de los reductos de la Cordillera en los que quedó arrinconado cuando en la década de los años sesenta del pasado año estuvo al borde de la desaparición en toda España–, el lobo ha ido reconquistando nuevas comarcas hasta tener una presencia estable y asentada en zonas como alto Nansa y alto Saja, así como en la denominada Cantabria del Ebro (Campoo, Valderredible, Valdeolea, Valdeprado y Las Rozas), territorios que generaciones atrás ya habían sido lobunos. También campea de forma esporádica por territorios de Soba, Ruesga y las comarcas medias del Saja y Besaya.

El lobo, pues, no es un extraño en Cantabria. Tampoco un invasor. Pero por su condición salvaje los conflictos que mantiene con pastores y ganaderos le han hecho objeto de persecución. Siempre estuvo en el punto de mira, primero de loberos y ahora de escopetas. En Cantabria, de hecho, se trata de una especie cinegética, un objeto de caza.

Objeto de caza

Esto es algo que rechazan los grupos conservacionistas y que les enfrenta con la Administración regional. No tanto porque el lobo sea especie cinegética o protegida como porque su gestión se regule en Cantabria mediante normas de caza. Cada montería de jabalíes puede abatir un lobo en todos los cotos o montes de la región salvo en los cuatro que colindan con el Parque Nacional Picos de Europa.

«Es un modelo insostenible e insensato. No es razonable. Hay que abolirle», afirma Guillermo Palomero, director de la Fundación Oso Pardo y portavoz del colectivo de organizaciones conservacionistas y ecologistas formado por Seo/Birdlife, Ecologistas en Acción, Arca y Fundación Naturaleza y Hombre que acaba de solicitar al Gobierno de Cantabria una moratoria en la caza del lobo. Piden que no se cace ni un ejemplar más hasta que se elabore un Plan de Gestión que garantice la preservación del lobo en base a criterios científicos y biológicos.

«No puede gestionarse su conservación sin censos, sin controles, sin un seguimiento que permita administrar su aprovechamiento y conocer cuántos ejemplares pueden abatirse al año, dónde y en función de qué», relata Palomero. «Es inadmisible que Cantabria no cuente con un Plan de Gestión». Ahora la planificación de esta especie «se deja al azar», dice el presidente de la Fundación Oso Pardo, al criterio de uno por cacería de jabalíes «y ese modelo no garantiza la conservación del lobo». Ymenos si, como sucedió en el monte Robla Subiedes, se matan seis de golpe. «Seis o siete más como esa y nos quedamos sin nada».

Aquella matanza hizo chirriar los dientes incluso al presidente de la Federación Cántabra de Caza, Ignacio Valle. No solo consideró «graves» los hechos y los calificó de «barbaridad y sinsentido» sino que se atrevió a denominar «delincuentes» a los anónimos autores porque mancharon al resto del colectivo de cazadores. La investigación del caso, a cargo de Fiscalía y Seprona, aún no ha arrojado luz.

Cuestión de modelo

Pero más allá de este episodio –que algunos consideran la punta de un sórdido iceberg en el ambiente de la caza–, la gestión del lobo en Cantabria tiene frentes más importantes que cuidar. Empezando por el modelo. Los conservacionistas piden que se haga un Plan a semejanza de los existentes en Asturias o Castilla y León, que garantice la conservación, que minimice los daños del lobo sobre los ganaderos con rápidas indemnizaciones y que regule el seguimiento y control de esas alimañas en el tiempo. «El criterio de gestión no puede ser permitir un lobo por cacería», reitera Palomero.

Precisamente eso es algo que la Administración regional ha comenzado a considerar. «Estamos revisando el modelo de gestión», señala Antonio Lucio, jefe del servicio de Conservación de la Naturaleza del Gobierno regional, «y valorando si se deciden medidas, no de prohibir la caza del lobo sino de que su control se haga más específico en cada coto o cacería», una posición que descarta de forma implícita la moratoria que reclaman los conservacionistas.

Lucio señala que la Consejería de Ganadería lleva dos años recopilando información sobre el lobo, expedientes de daños, ataques, ejemplares abatidos…, «que nos ayuden a preparar un plan de gestión», unos datos que, por otra parte, contribuirán a elaborar el censo de lobos en toda España que viene realizando el Ministerio de Medio Ambiente. El trabajo de campo se va a realizar en Cantabria de mayo a octubre. Será el tiempo de revisar unas cifras –solo pueden tomarse como estimaciones– que hace años hablaban de que por territorio cántabro se movían entre ocho y diez manadas, sin considerar una cifra global de lobos dado que cada grupo suele estar formado por entre cinco y diez individuos.

Al margen del número de ejemplares, el jefe del servicio de Conservación de la Naturaleza constata que en los últimos años ha crecido el número de daños y expedientes abiertos por ataques de lobos en terrenos que controla la Consejería (Reserva del Saja y coto de Valderredible), si bien precisa que se trata de un indicador, no de que haya una relación directa de un posible aumento de lobos.

Retrasos de años en el pago

«El lobo es una especie fundamental para controlar el ecosistema y elemento clave de conservación, pero también genera daños», indica Lucio. Precisamente ése es otro de los principales frentes que debe atender el Plan de Gestión. Empezando por las indemnizaciones. Y esto subleva a los afectados porque la demora de la Administración en pagar se cuenta por años.

«Tengo veinte expedientes por cobrar desde 2010. Yya no es que no paguen, es que ni siquiera resuelven. Ni te contestan ni te pagan», se queja Manuel José Coira, ganadero de Barrio (Hermandad de Campoo de Suso). Solo el año pasado los lobos le han dejado sin cuatro terneros en octubre y sin dos potros en primavera.

Asume la presencia del lobo como algo natural. Al fin y al cabo la alimaña siempre fue vecina de la comarca donde pacen sus vacas, y lo considera «un enemigo» con el que le gustaría «convivir de forma equilibrada. Pero no para mantenerle. Si tú vienes un día a casa a comer, te invito, asumo ese gasto. Pero si vienes todos los días te tendré que cobrar el menú. Los ganaderos solos no podemos mantener al lobo».

Manuel José dice que el ganadero soportaría la convivencia con el lobo si la Administración acelerase trámites. «La solución pasa por agilizar los pagos por daños», afirma, y por «controlar» la especie. Yse considera conservacionista porque habla de la conveniencia de realizar un censo de lobos y entiende que «hay que matar para controlar al lobo, no para exterminarlo». Al tiempo, los conservacionistas afirman que la administración debe hacer más soportable la presión de lobo sobre los ganaderos. «Primero son ellos y después el lobo», dice Palomero. «Con el plan de gestión no lloverá a gusto de todos, seguro, pero sí se llegará a consensos» en referencia a la participación de ganaderos, cazadores, conservacionistas y administración.

Fuente noticia:http://www.eldiariomontanes.es/20140206/local/cantabria-general/herida-abierta-lobo-201402061231.html