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SOÑAR CON LOBOS EN LA RED NATURA 2000

El pasado 18 de mayo tuve la fortuna de asistir al preestreno de “Las Estaciones” en la Academia de Cine de Madrid. Esta producción, apoyada por la Unión Europea, reflexiona sobre la historia de la fauna salvaje de nuestro continente, a través de imágenes obtenidas en parte en espacios de la red “Natura 2000”. Con una factura impecable y una estética preciosista la película ofrece una experiencia envolvente, algo así como soñar con la naturaleza europea antes de que ésta fuese devastada por la acción humana. Esta obra constituye una excepcional herramienta de sensibilización si la maquinaria de la distribución cinematografica no la relega a un efímero paso por las pocas salas que la exhiban.

Varios equipos de filmación, bajo la dirección de los franceses Jacques Perrin y Jacques Cluzaud, trabajaron intensamente durante dos años para obtener unas imágenes que nada tienen que envidiar en espectacularidad a superproducciones de la BBC como “The Hunt” o “Life Story”. Pero hay algo sutilmente trágico en el modo en el que se ha tenido que realizar esta película. Mientras que las escenas de la BBC nos muestran la vida de los animales salvajes en su medio, tal objetivo era imposible cuando se trataba de filmar a los grandes carnívoros de Europa, como el lobo o el lince, y para “Las Estaciones” se optó por trabajar con animales entrenados. La fuente de información y de imágenes auténticas sobre la vida y el comportamiento del lobo en libertad siguen siendo las manadas del norte de Canadá o Yellowstone, pero cuando se trata de los lobos europeos, nos debemos conformar con tomas de animales cautivos que remedan la vida de sus parientes libres. ¿Por qué ha de ser esto así?

Hay quien piensa que no podemos observar a los grandes carnívoros en Europa porque nuestro continente está tan densamente poblado que estos animales viven lógicamente ocultos en zonas inaccesibles. Pero la mejor prueba de lo contrario la tenemos precisamente en un espacio de la Red Natura 2000 en España: la Sierra de la Culebra. En esta zona es posible llegar fácilmente al corazón del territorio del lobo ibérico, que dispone de enormes extensiones de territorio para vivir su vida sin entrar en conflicto con la población local. En esta parte de Zamora, que es prácticamente la zona más rica en lobos de la península, también es donde la conflictividad es menor, prácticamente nula de hecho. Sin embargo, los realizadores de “Las Estaciones” nunca habrían intentado filmar las imágenes de lobos de su película en este espacio, por la misma razón por la cual a los realizadores de “The Hunt” ni se les pasaría por la cabeza realizar aquí los segmentos sobre el lobo para su serie documental. ¿Por qué ocurre esto?. ¿Hay pocos lobos aquí?. No, su densidad se aproxima bastante a la natural. La verdadera razón por la que no se les puede filmar, ni tampoco se pueden realizar observaciones científicas directas sobre su comportamiento, es que estos animales viven bajo la continua amenaza de la escopeta.

En la presentación de la película, el director de “Capital Natural” de la Comisión Europea, Humberto Delgado, nos contó cómo los espacios de la Red Natura 2000 buscan conciliar la conservación con la actividad económica, y está claro que si hay una actividad económica con futuro en la Culebra es el ecoturismo. Sin embargo, la realidad es que un sector minoritario y anacrónico, concretamente el de la caza de trofeos, tiene bloqueada toda posibilidad de crecimiento de las actividades verdes en la zona. Al fin y al cabo, la compatibilidad entre la caza de trofeos y la obervación de un animal tan inteligente como el lobo sólo es posible en el papel. En la realidad, los lobos, que no son tontos, viven aterrorizados y saben muy bien que les va la vida en no dejarse ver. Y si algo nos ha enseñado la película “Las Estaciones” es que la empatía y la valorización de la fauna es algo que entra por los ojos.

Hoy en día las observaciones del lobo en España son lejanas e improbables. A traves de un telescopio lo vemos a enormes distancias y hacemos de la necesidad virtud convenciéndonos de que así no interferimos en su vida. Pero no nos engañemos: no es la presencia humana, al menos no la presencia del observador humano, lo que interfiere con la vida del lobo, sino una combinación de dos factores concretos: el miedo (inducido por la persecución) y la amenaza real de que el lobo al que observan unos se convierta en la víctima de otros al día siguiente.

El día en que en la Culebra se pueda ver a los lobos como se les ve en Yellowstone la evolución del empleo verde y de las actividades compatibles con la biodiversidad alcanzarán niveles hoy en día insopechados. Las nuevas generaciones de habitantes de la zona entonces mirarán atrás y verán nuestra época de dominio de las escopetas, los señoritos y las propinas como un mal sueño del pasado. Pero mientras llega o no llega ese momento, la gestión de la Red Natura 2000 tiene un importante desafío en sus manos. En el documental de la serie “Red Natura 2000” sobre la Sierra de la Culebra, emitido recientemente en TVE, vemos a un empresario del ecoturismo local diciendo literalmente: “El turismo de naturaleza puede ser una herramienta de conservación si desplaza a otros usos, como puede ser la caza”. Una gran verdad sin duda, pero en la actualidad, y bajo la influencia de los lobbies cinegéticos y de determinados sindicatos agroganaderos, se está intentando sembrar entre la población una actitud irracional en contra no ya sólo del lobo, sino de la fauna salvaje en su conjunto. En la medida en que tal actitud siga ganando terreno, la labor educativa de la Red Natura 2000, que tanto Humberto Delgado como Asunción Ruiz (directora de SEO Birdlife) destacaron en la presentación de la película, se puede considerar un rotundo fracaso. Si la gestión de la Red se sigue inhibiendo en bien de una pretendida equidistancia, se perderá toda oportunidad de conseguir realmente sus objetivos.

Tal vez en un futuro a medio plazo se pueda realizar una película con tomas reales de lobos filmados en la sierra de la Culebra, tan espectaculares como las que adornan “Las Estaciones”. Cuando eso ocurra, toda la comarca se estará beneficiando ya de la prosperidad propia de un modelo más moderno de convivencia con la biodiversidad. Mientras tanto, el lobo ibérico será, como los lobos europeos en general, un animal con el cual soñar, más que un animal al cual ver y experimentar. Por mi parte, y tal vez porque he tenido el privilegio de pasar muchas horas observando a los grandes carnívoros en libertad en otras latitudes, no me parece ni mucho menos satisfactorio que los intentos de avistar lobos en España terminen tan a menudo con la frase “otra vez será”. Se nos dice que es suficiente con saber que están ahí, y soñar con ellos. Yo invito a todos a ver “Las Estaciones” a partir de su estreno el 20 de Mayo y disfrutar de la experiencia de soñar con lobos, en un sueño con valores de producción de auténtico lujo. Pero cuando salgan de la película, consideren lo que su director Jacques Perrín, un conservacionista verdadero, nos indicó al final de la presentación: “La naturaleza de Europa necesita recuperarse, pero ello no va a ocurrir si no luchamos por ello”. Gracias monsieur Perrin. No podría estar más de acuerdo.

 

Mauricio Antón

Vicepresidente de Lobo Marley