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La Plataforma Lobo Marley entregará al Ministerio y a la Junta 135.000 firmas en apoyo del lobo ibérico

VALLADOLID, 30 Abr. (EUROPA PRESS) –

La Plataforma Ciudadana Lobo Marley entregará al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente –el 10 de mayo– y a la Junta de Castilla y León –14 de mayo– las más de 135.000 firmas recogidas para apoyar la protección del lobo ibérico.

En un comunicado recogido por Europa Press, fuentes de la asociación han calificado la campaña de «éxito sin precedentes en la historia del activismo ambiental español y en la defensa del lobo», en respuesta a la aprobación por parte de casi un centenar de municipios abulenses y la Diputación de Ávila, de una moción promovida por los sindicatos UPA-COAG para declarar sus territorios como «libre de lobos».

La entrega física de las firmas a las autoridades competentes en la materia, supone «un intento de trasladarles la opinión ciudadana». Así, una pequeña delegación de la Plataforma Ciudadana Lobo Marley, encabezada por su presidente, el naturalista Luis Miguel Domínguez hará entrega de las miles de firmas recabadas en apoyo del lobo ibérico, los días 10 y 14 de mayo, en Madrid y Valladolid, respectivamente.

En el Ministerio se espera entregar los documentos a la directora general de Calidad y Evaluación Ambiental, Guillermina Yanguas; mientras que en Castilla y León se espera hacerlas llegar al director General de Medio Natural, José Ángel Arranz Sanz.

Lobo Marley ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que no cese de implicarse en «lo que es ya el mayor movimiento español de defensa ciudadana de la fauna ibérica» y acuda a los actos de entrega de firmas. Por ello, esperan que «tenga reflejo ante sus destinatarios, que deberían aceptar cuál es el sentir y la voluntad ciudadana a este respecto».

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Los sindicatos exigen que la Junta asuma los daños también al norte

Las nuevas medidas anunciadas ayer por el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, para el control de los lobos así como el anuncio de la aprobación de un nuevo Plan de Gestión antes de finales de año no acaban de contentar a las organizaciones agrarias, que continúan reclamando a la Junta que asuma todos los daños causados por estos animales a la ganadería tanto al sur como al norte del Duero.

Según los datos ofrecidos por Asaja, los ataques que se han duplicado desde 2008, provocan al año daños superiores al millón y medio de euros a los ganaderos. El coordinador autonómico de UCCL, Jesús Manuel González Palacín, calificó de positiva la reunión con Silván ya que «por fin ha quedado claro que al sur del Duero los daños de los lobos los debe pagar la Junta y al norte deben ser asumidos por los cotos», aunque aseguró que el objetivo debe ser minimizar los ataques.

El máximo responsable de UCCL también reclamó que se determine un calendario de reuniones técnicas para evaluar medidas concretas con el objetivo de que la ganadería y la conservación del lobo sean compatibles. «Los ganaderos de muchas zonas de la Comunidad no pueden convivir con el actual nivel de ataques que vienen sufriendo sus explotaciones», aseguró Palacín.

Para el presidente de Asaja, Donaciano Dujo, no es razonable que la Junta «se esfuerce en diferenciar el sur y el norte a la hora de obligar al ganadero a suscribir un seguro injusto cuando debe ser la Junta la que abone los daños, tanto de bajas como de lucro cesante, que se produzcan en las ganaderías por el ataque del lobo». Cuando un ganadero sufre un ataque lo único que «necesita es una indemnización rápida, justa y eficazmente», añadió.

A su vez, Dujo destacó que «el ganado y el lobo no pueden compartir el mismo espacio, salvo a costa del sacrificio del primero, por lo que es necesario que se respeten los espacios tradicionales loberos, pero sin permitir un avance del cánido a otros territorios en los que hasta ahora no habido lobos y cuya intromisión eliminaría la ganadería extensiva tradicional, precisamente una de las pocas fórmulas de empleo para el despoblado medio rural de Castilla y León».

Por su parte, el secretario autonómico de UPA, Julio López, criticó que la mayor parte de las medidas anunciadas por el consejero son «de adorno», aunque valoró el incremento de los cupos para controlar la población de lobos y la autorización de los muladares. López, que aseguró que hasta ahora el principal problema ha sido el incumplimiento de los cupos de caza establecidos dado que la Junta «sólo se ha dedicado a la conservación y no a la gestión del lobo», también pidió que se agilicen los expedientes de compensación patrimonial en el caso de ataques de lobos «ya que, en caso contrario, estaríamos ante una sentencia del Tribunal Supremo que, por injusta, no llegaría a cumplirse».

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Un enigma llamado lobo ibérico

No se apresuren a mencionar al Monstruo del Lago Ness, al Yeti o al Big Foot norteamericano. Si están buscando una criatura enigmática la tienen al lado: se llama lobo ibérico y España alberga una importante población en la mitad norte peninsular.

Por Equipo Técnico de Ciencia y Caza (www.cienciaycaza.org) dsc_2031
Fotografías: Antonio Mata

Desde siempre, el lobo ha levantado un gran interés, pasión en muchos y odio perpetuo en otros, por lo que la polémica está casi siempre presente cuando su nombre es mencionado.

Con el tiempo, el mito ha dejado de ser una criatura más propia de leyendas y películas de miedo para convertirse en un animal casi venerado por un gran número de amantes de la naturaleza que ven en él todo un símbolo de la conservación. Sería lo que muchos conocen como ‘especie bandera’. También lo es para muchos amantes de su caza que encuentran en el lobo ibérico un símbolo cinegético difícil de igualar.

¿Cuántos tenemos en España?

Hablar de números no es sencillo. Esto no es contar perros en un canil u ovejas de un rebaño. Si hay una especie esquiva y difícil de detectar, ésta es el lobo.

Durante las últimas décadas un buen puñado de científicos se ha dedicado a estudiar la abundancia y distribución del lobo. Es España se habla de unos 2.500 lobos en cerca de 250 manadas, a las cuales habría que sumar otras 50 a 60 manadas de nuestra vecina Portugal, si bien los censos oficiales cuentan ya con una cierta antigüedad.

El lobo está distribuido principalmente en Castilla y León (que alberga la mayor parte de su población, 50 a 60% del total), Galicia, Asturias, Cantabria y La Rioja, con manadas que se trasladan también al País Vasco, Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura. A esto habría que sumar la pequeña población de Sierra Morena, ciertamente maltrecha, aislada y el peligro de desaparecer. En los últimos años se ha confirmado también la presencia del lobo en Cataluña, pero procedentes de Italia y Francia y, por tanto, pertenecientes a otra subespecie.

Según los estudios, el lobo ha experimentado un crecimiento sostenible, especialmente al sur del Duero hasta finales de los años noventa y principios del nuevo siglo, pero esta expansión parece haberse detenido parcialmente según algunos. Sin embargo, en los últimos meses las evidencias de ataques a la ganadería en estas zonas y los numerosos avistamientos producidos parecen señalar que este incremento y expansión sostenidos continúan y la especie se consolida en territorios perdidos años atrás.

¿Dónde y cómo se pueden cazar?

Al norte del Duero el lobo es una especie cinegética, aunque en Asturias se permite su caza solamente por daños.

En el resto de España, al sur del río Duero, el aprovechamiento cinegético está prohibido y las Administraciones realizan, hasta el momento, actuaciones puntuales de control poblacional.

En ambas situaciones se producen habitualmente importantes discusiones por los cupos, autorizaciones, formas de caza e incluso, por quienes deben ser los adjudicatarios de los permisos.

La caza más común es a rececho, en esperas o en batida, con un gran interés por su cinegética al ser un trofeo esquivo y difícil de abatir. De los cotos y reservas que más renombre tienen para la especie, es la Reserva Regional de Caza de La Sierra de la Culebra, en Zamora, la que más fama ha ido atesorando a lo largo de los años por su abundancia e importantes trofeos, si bien en otros muchos cotos se han abatido buenos ejemplares, especialmente en Jaén, cuando la caza estaba permitida décadas atrás.

En Castilla y León, como en otras, existe un plan de gestión de la especie, si bien esta comunidad cuenta con la particularidad de tener terrenos tanto al norte como al sur del Duero. En estos últimos se producen conflictos frecuentes con la cabaña ganadera, por lo que la Junta de esta autonomía ha solicitado a la Unión Europea que el lobo pueda ser especie cinegética al sur del Duero, si bien, esta consideración se modula a través de una directiva europea cuya modificación será compleja. Veremos lo que pasa.

Mientras tanto se está llevando a cabo un control poblacional puntual a través del personal de la Administración, con la pérdida asociada de un potencial recurso económico para el medio rural donde se realiza al no ser posible rentabilizarlo a través de la caza.

Los problemas de la especie

Aunque ha sobrevivido hábilmente a lo largo de la historia, el lobo ibérico sigue teniendo una serie de problemas que nunca acaban de terminar.

Los conflictos por los daños al ganado son posiblemente el más importante, teniendo muy mala prensa a nivel rural, si bien este problema se debe más a la falta de gestión que al lobo en sí. De ahí que existan estrategias regionales de conservación (como en Castilla y León y Galicia) y una nacional que intenta poner orden. No obstante, el ‘odio ancestral del pastor’ hacia el lobo también puede compararse con el ‘amor infinito’ de ciertos grupos denominados ecologistas, que abogan por ‘no tocar al cánido’. Ni que decir tiene que en el equilibrio está la clave y que ambas posturas extremas son poco razonables.

La hibridación con el perro doméstico parece ser un problema creciente, aumentando las evidencias científicas que apuntan a que el lobo se está cruzando de forma puntual con el Canis familiaris, un hecho que amenaza la buena salud de las manadas y que podría, en el futuro, ser una seria amenaza.

Sin duda, la pérdida de hábitat y las vías de comunicación pueden hacer desaparecer al lobo de muchos territorios e incrementar la mortalidad. Cierto es que sabe zafarse bien de muchas adversidades, pero saltar una autovía o la línea del AVE puede ser harto complicado.

Lógicamente, no podemos pasar por alto los lobos que se abaten furtivamente, superando los cupos establecidos por la Administración, un hecho que sigue siendo desagradable y, junto con el uso del veneno, son una lacra que no debe asociarse con la práctica lícita de la caza.

¿Se puede gestionar al lobo?

No es ésta una especie fácil, pero, por supuesto, es posible su gestión.

Los lobos cubren grandes distancias y, por lo tanto, sus territorios son, en ocasiones, muy vastos, por lo que suele ser necesario contar con una visión amplia para poder abordar el tema con eficacia.

En el caso de los cotos privados de caza la gestión pasa por una adjudicación de cupos por parte de la Administración correspondiente, según las estimaciones de abundancia en la zona y los conflictos detectados, puesto que, como ocurre con los accidentes de tráfico o los daños a la agricultura, hasta el momento y, por desgracia, los daños por el lobo en terrenos cinegéticos también son responsabilidad de los titulares de los cotos donde se producen.

Las reservas de caza, bajo tutela de la Administración regional en cada caso concreto, también asignan cupos y establecen compensaciones cuando se producen ataques al ganado. En ocasiones hay que actuar rápido para eliminar lobos que estén causando problemas importantes, aunque no siempre es así.

En el sur del Duero la responsabilidad, por tratarse de una especie no cinegética, es de la Administración, si bien, sigue existiendo un gran descontento por las compensaciones por los ataques, por la lentitud en la tramitación y por ciertas exigencias a los ganaderos, como ocurre en el caso de Castilla y León con la obligatoriedad de contar con un seguro específico frente al ataque de estos cánidos para poder optar a esta compensación. Todos los años vemos desagradables instantáneas de ataques a rebaños de ganado y ganaderos que pierden buena parte de sus ganancias por estos sucesos. Sin embargo, tampoco debemos olvidar que algunas cabezas de ganado están muy expuestas, casi ‘desnudas’ ante el ataque de los lobos; otras, no tanto. No obstante, los mastines con carlancas vuelven a verse guardando el ganado y en las provincias que más tiempo llevan conviviendo con el lobo (durante miles de años, podría decirse) la proporción de ataques parece ser más reducida. Éste sería el caso de Zamora, la provincia más lobera de España. Así, en zonas donde la convivencia es obligada, medidas como la presencia de perros, el manejo adecuado del ganado o la presencia de vallados de calidad, incluso con pastores eléctricos, están dando buenos resultados.

¿Qué impacto tiene en el resto de especies cinegéticas?

El lobo es un depredador que aprovecha como pocos los recursos que ofrece el ecosistema. El incremento de sus poblaciones en muchos lugares del norte peninsular se debe en parte al aumento de ciervos, corzos, jabalíes e incluso conejos de monte. Sin embargo, no parece que sea una gran amenaza para nuestra caza mayor. Más bien, y volviendo a la Sierra de la Culebra, su presencia puede ser positiva, dado que en esta reserva las medallas de oro de ciervo son frecuentes todas las temporadas y quizás la ‘selección natural’ del lobo sería parte de la explicación.

En el caso de la caza menor sucede algo parecido. No se ha documentado que su predación sea especialmente negativa para perdices, conejos y liebres y, al no llevarse bien con los zorros, puede ser bueno para ahuyentar al raposo de nuestros cotos. ¿Es el lobo una herramienta de gestión para nuestro coto? Parece ser que sí, como sucede con otros grandes predadores, como el lince ibérico.

El lobo es riqueza

Se quiera o no, hay que hablar de dinero, y el lobo puede generar mucho.

En primer lugar, tendríamos que hablar de la riqueza que supone la biodiversidad de los ecosistemas que tienen lobos. Cuanto más ricos en especies sean nuestros cotos y reservas, más rica será también la sociedad que los albergue.

Seguidamente, tendríamos que hablar del valor de los trofeos, si bien es cierto que desde que estalló la crisis el valor de la caza, en general, ha bajado mucho y donde antes de pagaban 100 ahora son 50, con el consecuente impacto negativo en las economías rurales. A pesar de ello, como hemos apuntado, el lobo cuenta con gran número de cazadores pasionales que lo valoran enormemente. Quién no está dispuesto a pagar un poco más por un puesto en una montería donde está autorizado algún ejemplar, aunque sólo sea por el gusanillo de poder avistar algún cánido desde nuestra atalaya.

Finalmente, habría que destacar las iniciativas crecientes de turismo asociadas a la especie, agencias que ofrecen intentar ver y oír a los lobos en su medio natural, una actividad que, como la caza, sumerge al que la vive en un universo mágico en el que el lobo es su principal enigma.
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