Un estudio plantea dudas sobre los dogmas de la conservación establecidos.

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Dos investigadores alertan sobre algunos dogmas en conservación de la biodiversidad: prácticas habituales como la alimentación suplementaria, el control de depredadores o la erradicación de especies exóticas no tienen por qué ser siempre la mejor estrategia para favorecer a las especies amenazadas y sus hábitats.
La ortodoxia establecida da paso a nuevos estudios que desmitifican dogmas hasta hoy incuestionables.

por el Instituto Mediterráneo
de Estudios Avanzados

Los investigadores Alejandro Martínez-Abraín y Daniel Oro, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), firman un estudio en el que alertan sobre algunas prácticas habituales en conservación que pueden no están respondiendo a criterios científicos sino a ideas preestablecidas.

El trabajo, publicado recientemente en la revista Biological Conservation, examina más de un centenar de artículos publicados en veinte de las revistas científicas internacionales más importantes en el campo de la biología de la conservación, con el objetivo de identificar aquellos dogmas que puedan afectar a la gestión de la biodiversidad.

Alimentación suplementaria:Los grandes muladares por ser fuentes de alimentación predecibles, no facilitan la coexistencia de las especies de aves necrófagas. Todo lo contrario que las carroñas que quedan en el medio rural.

Control de predadores: Numeroros estudios evidencian que tan pronto se termina el control de predadores, se vuelve a la situación original, de modo que la inversión hecha se pierde.

Erradicación de especies exóticas: Existen estudios que apuntan que en determinados casos las especies exóticas pueden tener efectos positivos sobre un ecosistema. Es el caso de una especie que ocupa un nicho ecológico similar al de una especie extinta en el pasado y que se acaba convirtiendo en su equivalente funcional, lo que puede beneficiar al ecosistema.