Arranz dice que la Junta recuperará las Patrullas Oso cuando haya presupuesto.

La Junta mantiene la del Alto Sil y asigna el resto de las zonas a agentes ambientales.

maría carnero | león 25/10/2013

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La supresión por parte de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León de las Patrullas Oso, que desde el año 1995 operaban en la Cordillera Cantábrica, ha levantado un profundo debate en los distintos foros conservacionistas que ven con preocupación que esta medida tire por tierra los excelentes resultados conseguidos en estas casi dos décadas de trabajo.

Sobre este asunto ha hablado en director general de Medio Natural de la Junta, José Ángel Arranz, que matiza que de las tres Patrullas Oso existentes se ha prescindido de la destinada en Riaño y de la de Fuentes Carrionas (Palencia), mientras que la del Alto Sil sigue operativa. «Lo cierto es que estas patrullas nos cuesta muchos recursos mantenerlas y desde la administración estamos intentando potenciar también nuestros recursos humanos, para que nuestros agentes se impliquen más en las tareas de conservación del oso y las compatibilicen con las de otras especies en peligro de extinción como es el caso del urogallo», manifestó Arranz. En este sentido, el director general asegura que cuando el escenario económico lo permita, la Junta volverá a contar de nuevo con los servicios de estas patrullas, por lo menos con dos de ellas de manera continua, una en la zona oriental y otra en la occidental, y otra de refuerzo en aquellas zonas donde sea necesario.

De todos modos, Arranz aseguró que la Consejería sigue trabajando estrechamente con la Fundación Oso Pardo para trabajos concretos.

Las Patrullas Oso son tres equipos puestos en marcha en 1995 por la Fundación Oso Pardo (FOP), y cuyo funcionamiento fue asumido por la Junta de Castilla y León en el 2010, que puso su gestión en manos de la Fundación Patrimonio Natural. Estas patrullas, compuestas por equipos de tres o cuatro personas oriundas de cada zona y con una alta cualificación, operaban en la montaña de Riaño, en el Ato Sil y en Fuentes Carrionas (Palencia), hasta que de dos de ellas dejaron de hacerlo el mes pasado como consecuencia de los recortes presupuestarios aplicados en administración autonómica.

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