CARTA ABIERTA AL PUEBLO SAMI

CARTA ABIERTA AL PUEBLO SAMI

EN NOMBRE DE MILLONES DE PERSONAS RUEGO AL PUEBLO SAMI Y AL GOBIERNO SUECO QUE CESE DE UNA VEZ POR TODAS LA PERSECUCIÓN DE SUSI Y SU COMPAÑERO.

HISTORIA DE UN BREVE ENCUENTRO

El Pueblo Sami quiere matar a la loba Susi y a su compañero porque los consideran una gran amenaza para sus rebaños de renos. El Pueblo Sami considera que dos lobos son una gran amenaza para sus 8.000 renos. Yo pregunto al Pueblo Sami cuántos lobos no son una gran amenaza para los 8.000 renos de los Sami. El Pueblo Sami dice: 0 lobos. Si preguntara al Pueblo Sami cuántos osos, linces, águilas, glotones no son una gran amenaza para sus renos, me temo que el Pueblo Sami me respondería: 0 osos, 0 linces, 0 águilas, 0 glotones.

Entonces yo pregunto al Pueblo Sami por qué dice que el Pueblo Sami es un pueblo que vive en armonía con la Naturaleza. El Pueblo Sami calla.

El Pueblo Sami dice que Susi y su compañero han matado a menos de una decena de renos en cuatro meses, que dispersan los rebaños y estresan a sus animales. Por esta razón el Pueblo Sami ha obtenido el permiso del Gobierno para matar a Susi y a su compañero. Yo pregunto al Pueblo Sami si reciben compensaciones del Gobierno por la gran amenaza que suponen esos dos lobos a los renos de los Sami. El Pueblo Sami asiente, pero añade que las compensaciones no son suficientes. Entonces yo pregunto al Pueblo Sami por qué, en lugar de matar a Susi y a su compañero, el Pueblo Sami no pide al Gobierno las compensaciones que considere suficientes. Se produce un gran revuelo, el Pueblo Sami alza la voz, discuten. Finalmente alguien dice: “es más fácil matar que luchar”.

Entonces yo pienso que el Pueblo Sami se ha equivocado de enemigo. Y me entristezco al entrever lo poco que tardará el aliado del Pueblo Sami en traicionar al Pueblo Sami. Imagino que tal vez un día, esa mano dispuesta a apretar el gatillo contra esos dos lobos para proteger a los renos de los Sami, sea la misma mano que empuñe una pluma para firmar contratos con empresas mineras que destruirían la tierra del Pueblo Sami y de sus renos.

Llegué al país de los Sami hace algún tiempo, buscando el frío aliento del norte y el latido profundo de La Tierra. Mi viaje comenzó muy lejos de aquí, allá donde el sol es el rey y los hombres ya no lloran a sus muertos. En el Norte, me dijeron, hay hombres que son lobos y hablan la lengua de La Tierra.

La luz del día va desapareciendo del horizonte nevado e ilumina fugazmente el rostro de los Sami. La noche comienza a cubrir con su sombra la inmensidad de la tierra del Pueblo Sami. No se escucha el viento, no hay sonidos en el aire ni pasos en la nieve. Sólo un silencio mortal que hiela la sangre. El mundo alrededor ha dejado de respirar y puedo oler el vacío.

Entonces yo pregunto al Pueblo Sami qué se esconde en el corazón del lobo. El Pueblo Sami calla y su silencio se suma al silencio de la noche. De repente, un canto monótono y tenue, casi imperceptible, hace caer los cuchillos de hielo. El canto crece, se define, aumenta de volumen y veo un nuevo brillo en los ojos de los Sami. Cuando el joiks se detiene bruscamente, nos envuelve de nuevo el mortal silencio. Entonces el Pueblo Sami, uno a uno, abandona el lugar fundiéndose en la noche. Sus cabezas miran al suelo y veo caer lágrimas sobre la nieve.

Yo también me marcho, y mientras camino, hundiendo mis pies en la blanda nieve, me duele ver cuánto se parece el Pueblo Sami a mi Pueblo. Ambos hemos sucumbido al olvido. Ambos hemos matado el espíritu de La Tierra que nos dio la vida. Ambos hemos vendido nuestras almas. Prosigo mi viaje aún más al Norte. Me guía El Pilar Del Mundo. Voy en busca de aquellos hombres que son lobos y del frío aliento y el profundo latido de La Tierra.

Dedicado a Susi.

17/02/2014

Olga Balado.