¿CIENCIA PARA LA CONSERVACIÓN? o ¿CÓMO CONSERVARSE A TRAVÉS DE LA “CIENCIA”?

Villardeciervos Lobo Marley

Villardeciervos Lobo Marley

Después de leer concienzudamente el artículo aparecido en La Vanguardia el pasado 29 de Marzo, titulado: QUÉ VALE MÁS, ¿UN LOBO VIVO O UN LOBO MUERTO?, y conociendo perfectamente la trayectoria de su autor Juan Carlos Blanco, cuyas publicaciones he tenido innumerables veces como lectura de cabecera, solo puedo decir que sin lugar a dudas es uno de los científicos que más ha estudiado al lobo en España, por lo que su sapiencia y experiencia científicas están fuera de toda duda, al menos para mi. Sin embargo, los tiempos a los que alude el autor en el artículo, no son actuales, pertenecen al pasado, esos tiempos del «café para todos» y la “tolerancia” recomendadas desde la Presidencia de la Nación como receta “infalible” ante cualquier vicisitud, han cambiado y es hora de posicionarse claramente.

 

En Conservación de las especies, sobre todo de las más emblemáticas y sometidas constante y tradicionalmente a la mala prensa, como es el caso del lobo ibérico, no se puede ser aséptico en los difíciles tiempos que corren para dicha especie en nuestro País, máxime tratándose de un científico de su nivel, cuyas opiniones cuentan como ley para ciertos sectores…

 

La Ciencia ortodoxa y la Conservación desafortunadamente, no siempre van unidas, tenemos muchos ejemplos negativos de ello en España. Por ello, y desde esta tribuna, me atrevería a dar un humilde consejo a Juan Carlos, aun no estando a su altura científica, tengo cierta experiencia en Conservación, por lo que le diría que elija mejor a algunos de sus compañeros de viaje, estamos en el siglo XXI y las problemáticas conservacionistas que sufren las diferentes especies no son las mismas de hace algunas décadas, por tanto las soluciones tampoco lo son. Por esa precisa razón hay que adaptarse a las circunstancias actuales y sobre todo implicarse. Aún a riesgo de no sonar políticamente correcto o perder alguna oportunidad laboral. Es muy duro ser “freelance”, muchos lo sabemos de primera mano, pero de un modo u otro, al igual que el lobo ibérico, un adaptativo generalista termina sobreviviendo, especialmente si está híper-motivado defendiendo un justo ideal, se lo recomiendo a todo el mundo, es una experiencia de vida…

 

Realmente da cierta vergüenza ajena leer párrafos como este en el artículo que nos ocupa: “Tras un ataque importante a las cabras de un ganadero emblemático de la Sierra madrileña, el grupo de conservación RedMontañas convocó a alpinistas, ecologistas y profesores de universidad junto a alcaldes y ganaderos de la zona para promover un acuerdo de convivencia entre el lobo y la ganadería…” Y da vergüenza por lo poco documentado, y por la interesada alarma social creada a partir de él, el mismo autor podía haberse informado antes de escribir este artículo. Porque el extraño “ataque” no fue de lobo (es probable que no fuese ni ataque), así lo atestigua el informe de la guardería que intervino en el atestado; para más inri, valga la frase dadas las fechas en las que estamos, en la zona del llamémosle “incidente”, hubo dos monterías previas, monterías con perros de rehala obviamente, sucedió a plena luz del día y además “casualmente” mientras el ganadero se iba a comer. Para dar por finalizado el asunto, no hay absolutamente ninguna prueba de que el autor de dicho “ataque” fuese el lobo. Para concluir se podría decir que lo que provocó esa “urgente” reunión de “alpinistas, ecologistas y profesores de universidad junto a alcaldes y ganaderos de la zona” fue una falsa y forzada alarma mediática.

 

En el Parque Nacional de Guadarrama de unas 34.000 Ha y su área de influencia (mucho mayor) no existen más de 8-10 lobos, por cada uno de ellos hay decenas, quizá cientos de perros abandonados, la Comunidad de Madrid paga los daños por cánido sin hacer distinción (daños que se producen por cierto de uvas a peras…), para disminuir la “conflictividad potencial” y la injustificada mala prensa del lobo. Me puede decir alguien ¿Qué acuerdo de convivencia se necesita en Madrid? ¡Por favor! Porque más bien esto huele a puro marketing en beneficio de los mismos de siempre, los “conservacionistas de multinacional” a los que se suman algunos científicos ya que son tiempos duros y el trabajo escasea…

 

El falso y claramente interesado “conflicto” con el lobo y otros grandes depredadores es básicamente humano y los intereses tanto económicos como políticos que lo mueven también lo son. En ese “conflicto”, el lobo o el oso, por poner dos ejemplos cercanos, poco o nada tienen que ver ya que se comportan como lo que son, grandes depredadores. Grupos como ‪Lobo Marley‪ASCEL‪Fapas, últimamente Ecologistas en Acción, etc., en España y muchos otros a nivel mundial, junto con científicos conservacionistas, así lo han explicado por activa y por pasiva hasta la saciedad, sin embargo, vuelven las añejas voces de siempre retroalimentando una problemática que no existe, como es lógico en beneficio propio, casi nada en esta vida es casual, mucho menos si hay humanos y sus intereses implicados.

 

Las formas de intentar solucionar o al menos paliar ese interesado “conflicto” mundo natural/depredador-humano por parte de la administración y los sectores mas digamos, tolerantes, se muestran ineficaces e infantiloides, basadas en políticas subvencionistas mal estructuradas de base y tardías, que además no contentan a nadie. Abiertas por ende a todo tipo de chantajes por parte de ciertos lobbies de presión (sindicatos agro-ganaderos principalmente) que lo que único que quieren es un mundo rural alicatado hasta el techo y sin ningún tipo de trabas naturales para sus negocios, en su mayoría ruinosos y pagados con dinero público. De ahí salen los lemas tan ilustrados, razonables, razonados y sobre todo sostenibles del “Ávila Libre de Lobos” el “Unidos Contra el Lobo y el Matorral” el “Primero los Ganaderos, Luego la Fauna Salvaje” o el más local “O Praos y Vacas o Matorral y Bichos”. Con semejante panorama resulta seguir hablando de la tan manida “convivencia” ¿Verdad? Sobre todo en los mismos términos de siempre y para los que se han dedicado y se dedican muchos millones y millones de euros todos los años…

La solución a la “problemática” del lobo, es relativamente sencilla y solo llegará a partir de su protección estricta en todos sus territorios históricos ibéricos. No es nada del otro mundo, simplemente pedimos equiparar al lobo a otras especies emblemáticas como el águila imperial, el lince ibérico, el oso pardo, el buitre negro…, y otras más modestas como el topillo de Cabrera, todos los reptiles y anfibios y un larguísimo etcétera, así como la intervención e implicación decidida y valiente de las diferentes administraciones. Esta subespecie endémica de Iberia, recordemos, está protegida en Portugal, donde el sector rural y agrícola-ganadero era y es mucho más poderoso comparativamente que el español, desde el año 1988 y no ha pasado nada grave como vaticinan sindicatos de ganaderos y lobbies de cazadores. Portugal además se beneficia de jugosas ayudas europeas para la conservación del lobo ibérico; ayudas que pagamos todos los ciudadanos europeos y que en el colmo del absurdo van directamente a la basura cuando esos lobos ibéricos “portugueses” que por cierto son los mismos que los “españoles”, porque los animales como el lobo no conocen patrias ni fronteras, cruzan la imaginaria y humana raya fronteriza y son muertos legal e ilegalmente en Castilla y León o Galicia…

 

Así mismo, es anacrónico, ridículo, intolerable, tercermundista y por supuesto anti-ecológico el eufemísticamente llamado “control de depredadores” que se ha retomado en algunas de nuestras Comunidades Autónomas, como Castilla la Mancha, en una especie de vuelta al “todo vale” de mediados del siglo pasado con la tristemente famosa “Junta de Extinción de Animales Dañinos”. Por descontado este control de depredadores se realiza impunemente y sin ningún control, valga la redundancia, en zonas donde habitan animales estrictamente protegidos, como el lince, lobo (al Sur del Duero), rapaces, carnívoros de mediano y pequeño tamaño, etc. Que corren un elevado riesgo de morir en esas trampas no selectivas, como de hecho ha ocurrido ya en varias ocasiones y presumiblemente seguirá ocurriendo:

 

http://www.lavanguardia.com/vida/20150121/54423845349/hallan-muerto-otro-lince-en-castilla-la-mancha-uno-de-los-liberados-en-julio.html

 

Estas muertes además le cuestan muchísimo dinero al contribuyente ya que por un lado se financian millonarios proyectos de conservación, con dinero público, y por otro, los mismos animales que intentamos conservar, mueren debido a leyes absurdas creadas a medida de ciertos grupos de presión cinegéticos y agro-ganaderos que paradójicamente resultan siendo los mismos que amenazan y chantajean para que el lobo no deje de ser especie cinegética o vuelva a serlo en toda España e incluso dejan oír sus voces de vez en cuando, cómo quien no quiere la cosa, recomendando que el oso pardo pueda volver a cazarse dado el “alarmante” aumento de sus poblaciones (recordemos que poco más de 200 osos pardos habitan en la Cordillera Cantábrica frente a unos cuantos millones de humanos) o hasta la majestuosa avutarda, tan «abundante» (según ellos), cuya desaparición puede ser inminente en determinadas zonas por fragmentación, disminución y abandono del hábitat que comparte con el ser humano. Tristemente, casi ningún científico de renombre ha salido a la palestra para denunciar y cortar de raíz estas y otras locuras similares, hasta determinadas organizaciones conservacionistas de renombre, hacen oídos sordos… Una vez más, poderoso caballero es Don Dinero.

 

El pasado sábado día 14 de Marzo de 2015, un pequeño grupo de unos 200 conservacionistas de toda España, acudimos a la localidad de Villardeciervos en plena Sierra de la Culebra (Zamora); una zona emblemática y determinante para la conservación del lobo en toda la Península Ibérica. Acudimos allí buscando un cambio de modelo desde la base, el negocio caciquil y endogámico de “toda la vida” ya no tiene sentido en estos tiempos y desde luego es mucho menos rentable que una apuesta decidida y valiente por la sostenibilidad y la vida. Fue una fría mañana, parecida a la de aquel sábado de hace 35 años cuando nos llegó la triste noticia de que Félix Rodríguez de la Fuente, junto a dos miembros de su equipo, Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar y el experimentado piloto Warren Dobson, habían fallecido en la lejana Alaska mientras filmaban la mítica carrera de trineos “iditarod” desde una avioneta. Ese día nos cambió la vida a muchos naturalistas de mi generación que de algún modo nos sentimos “huérfanos” desde entonces… Por esa memoria, para preservar el legado que nos dejó y transmitirlo a las generaciones futuras, nos reunimos allí, además de para protestar enérgicamente por la subasta que ese mismo día se celebraba y donde entre otros animales, se pondría en venta la vida de dos lobos al mejor postor. En el colmo de la falta de empatía, y alejamiento de la sociedad que paga sus salarios, la Junta de Castilla y León y la dirección de la Reserva de Caza, habían elegido esa precisa fecha y querían convertir justo el día del nacimiento y la muerte de Félix, la persona que hizo posible que el lobo ibérico no esté en la actualidad extinguido en España, y que debía ser de homenaje y celebración, en un día de tributo a la muerte, continuando con su apuesta por lo caduco e insostenible.

 

Por nuestros hijos y la herencia, en este caso Natural, que les vamos a dejar, luchamos, y desde luego ya no vamos a permitir que nadie nos siga vendiendo la historia del lobo y la convivencia con el pastor/cazador bueno, como la clave de todo, simplemente porque no es cierto. Queremos al lobo protegido en toda España, como ya lo está desde hace muchos años en Portugal y apostamos por la vida y la sostenibilidad en lugar de por la muerte. El lobo, como el resto de los animales, vale mucho más vivo que muerto y lo estamos demostrando sin dar un paso atrás a pesar de las trabas que nos encontramos en el camino.

 

Algunos importantes lobbies internacionales de cazadores profetizaban una debacle económica al prohibirse la caza comercial en Botsuana a principios de 2014. Pues no solamente no ha ocurrido tal debacle, sino que los ingresos por turismo en el país se han multiplicado con respecto a años anteriores. Y es que la ecuación es fácil, los eco-turistas no quieren que los cazadores maten a los animales que ellos van a observar, filmar o fotografiar y están dispuestos a pagar mucho dinero por ello. Las empresas de safaris de caza tendrán que evolucionar hacia la observación de la Naturaleza o simplemente quebrar:

 

http://www.lavanguardia.com/natural/20140630/54411416400/delta-del-okavango-botswana-patrimonio-mundial-unesco.html

 

 

http://www.responsibletravel.com/holidays/botswana/travel-guide/botswana-responsible-tourism-issues

 

¿Seremos los españoles los últimos en darnos cuenta del valor tangible e intangible de nuestra Naturaleza y de las especies que en ella habitan?

 

Haré una pequeña y penúltima reflexión ¿Los arquitectos de las Torres Petronas en Kuala Lumpur y las autoridades malayas, hubiesen permitido que opinasen de manera decisiva sobre su diseño, seguridad, protocolos ambientales, energéticos, etc., los albañiles, carpinteros, encofradores, pintores, vigilantes de obra, etc.? ¿Sería de locos verdad? Bien… ¿Entonces por qué en los planes de gestión (maldita palabra) y conservación del lobo, intervienen ganaderos, cazadores y otras gentes absolutamente ajenas al mundo de la Ciencia y la Conservación?

 

Para finalizar añadiré que en esta “peli”, el lobo no es el malo sino el principal protagonista, del mismo modo, ganaderos, cazadores y habitantes del mundo rural, no son las estrellas principales, ni tan siquiera actores secundarios, sino meros figurantes, no quiero restarles importancia ya que cualquier superproducción que se precie debe contar con ellos como elementos indispensables de la acción, sin embargo, cuando representan mucha molestia y se convierte en un problema su coordinación, aunque resulte más caro, simplemente son clonados y de este modo convertidos en actores virtuales que a larga siempre resultan más baratos y menos molestos.

 

En los albores del siglo XXI y casi en su segunda década, muchas metodologías y “soluciones” de épocas pretéritas ya no nos sirven, los que intentan retrotraernos a ese rancio pasado tampoco, o se adaptan o se verán condenados a desaparecer.

 

Ángel M. Sánchez / Coordinador Área de Conservación, Ciencia y Divulgación