De perro pastor a lobo

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Iker Urabayen Goñi posa en Iturgoyen con la escopeta con la que disparó al animal. (C.S.)

Un joven de Iturgoyen abate a un perro asilvestrado que llevaba tres años en el monte matando ovejas y cabras.

13 de Noviembre de 2013

Los pastores de Urbasa y Andía ya respiran más tranquilos. El vecino de Iturgoyen Iker Urabayen Goñi abatió por fin el pasado domingo a un perro que durante los últimos tres años ha tenido en jaque a decenas de pastores de la zona ya que en este tiempo ha matado a cientos de ovejas y cabras. El animal, que anteriormente había sido perro pastor y después adiestrado para la caza de jabalí, se escapó de una vivienda particular, se asilvestró, como dicen muchos de los afectados, y desde entonces ha sembrado el pánico en el monte.

El propio Iker Urabayen, de 20 años, relata que hasta ahora habían sido muchos los intentos realizados por los vecinos de la zona para encontrarlo y que incluso tanto la Policía Foral como varios cazadores tenían la orden expresa de abatirlo si lo localizaban. «Nos llevaba burlando mucho tiempo. Habíamos hecho de todo, como estar a la espera por si aparecía, realizar batidas o llevar allí hembras en celo. Y al final lo hemos matado de la forma más tonta cuando estábamos cazando al jabalí», indica Urabayen.

De hecho, nadie se esperaba que apareciese el domingo ya que no había constancia de que el animal estuviera en las inmediaciones de Iturgoyen estos días. «Durante el verano está en Urbasa y Andía porque están las ovejas y pensábamos que todavía seguía por allí, así que cuando el domingo lo vi me sorprendió». En ese momento, Urabayen reaccionó. «Lo reconocí enseguida porque ya lo había visto otra vez un día que iba con la moto, pero no lo pude coger entonces. El domingo, yo tenía el viento de cara por lo que el perro no podía olerme, así que lo vi acercarse poco a poco en línea recta y cuando estaba a una distancia buena le disparé porque me daba miedo esperar más y que se fuera otra vez», relata este joven cazador.

Iker Urabayen, que es guarnicionero, también se suma a quienes van a estar más tranquilos a partir de ahora, ya que tiene un rebaños de cabras. «Soy el primer beneficiado de que se haya resuelto esto», indica el joven, que, eso sí, se sorprende de cómo fue. «Con la guerra que ha dado este perro y lo fácil que ha sido al final», relata.

Pastor y al jabalí

El hecho de que el perro, que era una mezcla de podenco y mastín con un peso de unos 40 kilos, fuese primero pastor y después que aprendiese a ir al jabalí repercutió además en los daños causados. «Llevaba a las ovejas como quería y también les ladraba como hacen los de jabalí. Hacía lo que quería en el monte», indica este cazador que explica que el can nunca atacó a ninguna persona. «Huía», señala el joven.

Esta no es la primera vez que ocurre algo parecido en esa zona, ya que hace dos años otro cazador mató a otro perro que también estaba haciendo estragos entre los rebaños y al que en ocasiones se le avistó con este otro can. «En ese caso, lo abatieron estando a la espera», recuerda Urabayen.

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El perro, una vez abatido en la zona de Ricachuela. Foto: iker urabayen.