«El conocimiento científico del lobo es clave para su gestión»

«Mantener la estrategia de control histórico del carnívoro en los territorios con ganado menor es pura ecología» Roberto Hartasánchez. Presidente del Fapas.

Roberto Hartasánchez es el presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), uno de los colectivos conservacionistas con más arraigo en la región desde hace varias décadas. Próximamente tienen previsto poner en marcha una iniciativa para ayudar a los ganaderos a identificar los daños que provocan a sus reses la fauna salvaje debido, en parte, a la dificultad que tienen estos hoy en día para cobrar las indemnizaciones previstas.

-¿Cómo ve la problemática del lobo?

-Exagerada respecto de la realidad. Desenfocada en cuanto a las reclamaciones sociales ya que se ofrece una imagen sobre los daños del lobo que no son realidad, ya que el lobo genera en algunas situaciones un gran beneficio a entornos de personas que poseen ganado. Y desorientada por parte de la Administración, lo cual es ya característico en la gestión de la fauna, ya que esta siempre queda condicionada por cuestiones políticas y no ecológicas.

-¿A qué estima que se debe la actual situación?

-De manera genérica e histórica a que el campo asturiano lleva décadas en declive, por cuestiones fundamentalmente ajenas a modelos de gestión locales. Nuestra inclusión en la UE condiciona que el campo astur, especialmente sus áreas de montaña ‘desfavorecidas’ como la propia UE las cataloga, sean incapaces de evolucionar hacia mercados de competitividad y de supervivencia. A escala local, la capacidad de intervención es mínima, por tanto resulta más sencillo trasladar a la Administración y a la sociedad el malestar y preocupación por esta situación con argumentos más tangibles y cercanos. El lobo es una justificación perfecta.

-Los ganaderos se han echado a la calle este año por los daños del lobo. ¿Qué opinión le merecen estas movilizaciones?

-En esta vida cada uno defiende sus intereses y eso es totalmente legítimo. Sería interesante saber cuántos de esos ganaderos tienen realmente un problema de estabilidad económica en función de la presencia del lobo en sus territorios, es posible que nos sorprendiéramos al ver que el número de afectados realmente es muy pequeño en relación con la dimensión social que ha alcanzado el problema.

-¿A quién considera el causante de la situación actual y por qué?

-Es histórica y lo que tenemos hoy día es el resultado de una mala interpretación de la gestión de una especie compleja como es el lobo por parte de la Administración asturiana. Hemos tenido décadas de gestión en donde se han pagado prácticamente todas las reclamaciones por daños, desarrollándose en Asturias una cultura de que cualquier animal muerto en el monte puede ser recuperado su valor achacando la muerte a causas de ataques de fauna salvaje, especialmente el lobo. Ahora que la crisis pone a la Administración en una situación de merma de recursos económicos condiciona que no se acepten muchas de esas reclamaciones al exigirse pruebas fehacientes del ataque al ganado por el lobo. Curiosamente, esta exigencia da pie a una situación insólita, es más fácil cobrar como daño de lobo una reclamación fraudulenta que un daño real del carnívoro. Esta situación crea tal confusión que es fácil que surjan polémicas con el lobo por todas partes.

-¿Es posible alcanzar una solución?

-Conseguir que los daños causados por los lobos sean asumibles por el entorno ganadero sí es posible. Pero el modelo de gestión debería de ser muy fino, técnico y alejado de intereses partidistas.

-¿Cuál debería ser esa solución?

-Deberíamos evaluar verdaderamente los daños que causa el lobo. Tenemos un ejemplo práctico. En 1.984, el primer trabajo que hicimos en el Fapas fue poner en marcha un programa de verificación y pago de daños de oso pardo, es un trabajo aplicable de igual manera al lobo. En 1.983 el antiguo ICONA pagaba desde Madrid, 3,8 millones de pesetas en concepto de daños causados por el oso pardo en la Reserva Nacional de Caza de Somiedo. En el año 1984, el primer año de trabajo de Fapas junto con la Administración regional, bajamos los daños de oso a 280.000 pesetas en el mismo territorio. Actualmente la situación con el lobo es posiblemente muy similar a lo que pasaba con el oso en aquellos años. Si bajamos los daños de lobo a la realidad, entonces sería mucho más fácil encontrar una solución al conflicto.

-¿Ve posible que ecologistas y ganaderos se ponga de acuerdo?

-Sí y no. Hay un sector tanto en pro y en contra de los lobos que encuentra su nicho ecológico en la radicalización y el enfrentamiento. Pero hay un sector ganadero y de organizaciones serias vinculadas con la conservación de la naturaleza, a los que no les cuesta ningún esfuerzo sentarse juntos a discutir el problema.

-¿Cuántos lobos hay en Asturias?

-No lo sabe nadie. Se habla de una estimación poblacional en función de determinados grupos familiares que podría oscilar entre 200 ó 300 ejemplares. Asturias posee fama de ser una comunidad autónoma rica en fauna salvaje y por tanto conocedora de sus valores. Ser rica en fauna salvaje es cierto, pero conocedora de sus valores es un puro farol. Aquí nadie sabe en realidad cuántos lobos hay en un territorio, salvo parece ser en el Parque Nacional en función que la presión social está obligando a desarrollar un trabajo más minucioso de censo lobero. Pero la Administración regional carece de ningún tipo de información cualificada o científica, ni cuántos, ni dónde ni cómo ocupan los lobos los territorios.

Control de camadas

-¿Debe aplicarse algún método para controlar su población?

-La actual decisión de matar lobos indiscriminadamente tal como pretende el Gobierno regional está ya siendo objeto de revisión científica, pues podría condicionar más que el resultante fuese una mayor presión de la población de lobos sobre la ganadería doméstica. Por tanto, el conocimiento científico del lobo en Asturias es clave para aplicar cualquier método de gestión. Y si habláramos de alguno en concreto, el control de camadas, parece ser el más indicado.

-¿Qué solución se les puede dar a los queseros de Cabrales o Gamonéu que aseguran que el lobo está afectando a su actividad?

-El Fapas se ha manifestado sobre esta cuestión ya hace años. Históricamente el lobo ha tenido un fuerte control en las áreas asturianas de presencia de ganado menor, asociado a su vez a la producción de leche y fabricación de quesos. Mantener esta estrategia histórica del control del lobo en estos territorios es también pura ecología y por tanto, un modelo de gestión vinculado a la conservación de la naturaleza. Este proceso histórico de manejo del medio natural, nunca ha puesto en peligro la conservación del lobo a escala general del territorio asturiano.

-¿Por qué todo lo que rodea al lobo genera tantas pasiones cuando no es una especie en peligro de extinción como puede ser el urogallo?

-Quizás por que el enfrentamiento entre el ser humano y el lobo es una cuestión que posiblemente se haya iniciado hace unos 14.000 años. Así que no es nada nuevo y si en 14.000 años nos se ha conseguido solucionar el conflicto, pues ahora si al menos se consiguiera amortiguar, sería un milagro.

Fuente noticia.