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EL INVIERNO DEL LOBO MUERTO

Pocas cosas resumen mejor la esencia del lobo ibérico que la alegría con la que estos animales se persiguen unos a otros en la montaña nevada, como niños que juegan a tirarse bolas de nieve. A los lobos les gusta el invierno, pero en este invierno por nuestros montes corren ríos de sangre de lobo. Parece que la guerra contra el cánido se recrudece, y ante ello uno se pregunta por las causas. Hay quien dice que el conflicto del lobo se está “polarizando” en época reciente, y que los que odian al lobo lo odian más porque sus defensores hacemos oír nuestra voz. Dicen que si nos callásemos los que matan lobos perderían la motivación, se olvidarían del cánido y encontrarían alguna otra víctima sobre la cual desahogar sus frustraciones o su necesidad básica de matar algo.

Pero esta noción es errónea. El conflicto del lobo se polarizó hace ya varias décadas, cuando Félix Rodríguez de la Fuente nos presentó una imagen más completa del lobo que la que nos ofrecían la superstición popular y el cuento de Caperucita Roja. Durante las décadas previas, el lobo había sido, oficialmente, una alimaña a exterminar, y como su biología era totalmente desconocida para todo el mundo, pues su persecución no generaba entonces más conflicto que, por ejemplo, el exterminio del escarabajo de la patata (que por lo demás es un coleóptero precioso).

Desde los años setenta, el conflicto se ha manifestado a intervalos, en la medida en que diversos intereses particulares han visto la ocasión de usar al lobo para chantajear al conjunto de una sociedad cada vez más instruida, que exige defenderlo como parte de su patrimonio natural. Pero aún en las épocas en que el lobo ha tenido menos presencia mediática, la sangría ha sido constante, y la prueba de ello es que sus poblaciones al sur del Duero no han conseguido apenas recuperarse a pesar de la normativa europea que lo declara especie protegida en esa zona. En un contexto legal de protección sobre el papel, la conexión entre las poblaciones del norte y los exiguos remanentes de Sierra Morena no se ha podido restablecer, y lo que lo ha impedido no es otra cosa que la presión incesante de las escopetas, el veneno y los atropellos.

Con tanta artillería suelta, el lobo ibérico vive aterrado y en su entorno natural se mueve como un fantasma. Las observaciones científicas sobre su comportamiento, que nos darían los datos necesarios para enfocar mejor su conservación, son casi impracticables, y en general nos tenemos que contentar con información indirecta, a menudo interpretada sesgadamente por los empleados de la administración para dar una imagen artificial de abundancia. Pero entre tanto han irrumpido las redes sociales, que han renovado la presencia mediática del lobo. Y este invierno las imágenes de lobos menudean especialmente en Internet, pero la gran mayoría tienen una cosa en común: muestran lobos muertos. Llevamos meses asistiendo a un auténtico aquelarre de exhibición de lobos acribillados, mostrados a veces por gentes a quienes (a diferencia de los clientes de más postín del negocio de la muerte del lobo) les puede más el exhibicionismo que la discreción. Otros lobos son víctimas de operaciones oficiales de “control”, de las cuales sabemos de sobra que no cumplen el objetivo de disminuir los ataques, pero además desafían a la normativa europea que nos exige mantener a la especie en un estado favorable de conservación.

En estas semanas hemos contemplado los cadáveres de los últimos lobos de Euskadi, exterminados con la sanción oficial del gobierno de Bizkaia, y los cuerpos sin vida de los pocos lobos que consiguieron llegar a Salamanca, donde la administración se salta a la torera la protección al sur del Duero amparándose en excepciones injustificables. Otros son víctimas de atropellos, que aparte de clamar por la adopción de medidas como pasos de fauna y controles de velocidad en zonas sensibles, nos recuerdan el sinsentido de que esas muertes no se contabilicen a la hora de determinar los cupos de caza de lobos.

Cada vez que veo uno de estos cadáveres me asombra que una criatura tan espléndida se haya criado en nuestros montes. Un día fueron minúsculos cachorros, y con el tiempo y la protección y entrenamiento de sus padres, se convirtieron en seres poderosos, preparados para dar caza a los ungulados salvajes más imponentes de la naturaleza ibérica. Pero esa historia ha transcurrido en la sombra, oculta a nuestros ojos por el miedo y el sigilo que guían los pasos del lobo ibérico. Toda esa aventura, esa forja de un depredador, se nos ha hurtado, pero sí que se nos muestra su despojo sangriento, exhibido triunfalmente por los que han segado esa vida desde la ventaja que les dan las armas de fuego. No hay una razón única por la que tantos lobos mueran a manos del hombre este invierno, pero a los ejecutores siempre les beneficia la ignorancia que aún persiste en torno a la biología del lobo, y la indiferencia que nace de esa ignorancia. Si hoy en día un Félix Rodríguez de la Fuente nos congregase ante el televisor cada semana para mostrar la asombrosa vida de los lobos ibéricos, la respuesta social ante esta masacre invernal sería mucho más contundente.

Algunos disentirán, pero yo no creo que la invisibilidad y el silencio sean la garantía de la supervivencia del lobo. Al contrario, a los que quieren matarlo les vale perfectamente un lobo aterrorizado. Sólo necesitan verlo durante un segundo para apretar el gatillo, y si recurren al veneno no necesitan verlo en lo absoluto. Personalmente, no sólo quiero que haya lobos, además quiero que los podamos ver. Su vida natural guarda un tesoro de datos científicos, hoy inaccesibles, sobre la evolución de la conducta social en un animal sorprendentemente parecido a nosotros. Me considero muy afortunado porque he podido estudiar a los grandes carnívoros en su ambiente: desde mi tienda de campaña he escuchado muchas veces los rugidos de los leones en la noche africana y he visto a las hienas pasear a centímetros escasos de la lona que nos separaba. He cruzado mi mirada con la de leopardos y guepardos, sabiendo que en sus ojos había curiosidad o indiferencia, pero nunca miedo. Tumbado en las arenas del Okavango he contemplado a los licaones venir hacia mí entre las palmeras, atravesando los canales de aguas cristalinas. He tenido la suerte de documentar aspectos sorprendentes del comportamiento familiar y cazador de esos depredadores. También he observado tranquilamente al oso y al lince ibérico en nuestros montes. Pero es en busca del lobo cuando he pasado más noches gélidas, más esperas ingratas y caminatas inútiles, y mis contados encuentros con el cánido siempre han sido fugaces o distantes. Y no me resigno a que esto deba ser así.

No quiero que nuestros lobos lleven una vida de proscritos librados al capricho o a la ineptitud de los que quieren masacrarlos, y estoy harto de que nuestra naturaleza sea la fuente de incontables imágenes fúnebres. Estas imágenes tiene una influencia nefasta en la sociedad, porque nos acostumbran a la noción de que la vida está sujeta siempre al sometimiento por la violencia de las armas. Su efecto subliminal es una continua resignación a la ética y la estética de la dominación, donde la escopeta de caza es la garantía última del abuso, que se puede descargar igualmente sobre la fauna salvaje o sobre la mujer sometida. Cansa ya esa España medieval del castigo y la sangre como limitadores definitivos de la libertad. Agota la estética del sadismo y los que la aceptan como indicador de “la dura realidad” de la vida. La vida es tan dura como nosotros se la hagamos a los demás, y creo que el lugar de la violencia glorificada puede estar en las películas y en la ficción, pero no en el trato que damos a nuestra naturaleza y a nuestros congéneres que al fín y al cabo, son, somos, naturaleza.

Estoy cansado de ver lobos matados por el hombre. Es inmoral, en gran parte de los casos es ilegal, y tiene un pésimo efecto en la formación de los ciudadanos. Tarde o temprano estará totalmente prohibido, pero mientras tanto tenemos una ingente labor educativa por delante. El que quiera convertirse en cómplice de la perpetuación de la siniestra España de los lobos muertos, que agache la cabeza y afloje el pulso. En la medida en que esto ocurra, el chantaje de los enemigos del lobo a la sociedad estará funcionando. Por mi parte, ya he visto suficientes lobos muertos para toda una vida, y buena parte de ellos en este invierno negro.

 

Mauricio Antón

Vicepresidente de Lobo Marley

EL LOBO, UN FRÁGIL REGALO PARA MADRID

Es una coincidencia irónica el que, mientras en París se iniciaba la cumbre mundial sobre el clima, la ciudad de Madrid se viese obligada a restringir el tráfico rodado para hacer frente a niveles intolerables de contaminación. Ha bastado la presencia de un anticiclón otoñal para que el aparente equilibrio de nuestra atmósfera salte por los aires. Ante un balance tan frágil, la importancia de ese pulmón verde que es el parque nacional del Guadarrama se hace más patente que nunca. No se trata de un lujo o una simple atracción turística. La presencia de un ecosistema sano y vigoroso en nuestra sierra es un escudo imprescindible para defender nuestra salud, tanto física como espiritual.

Pero la protección efectiva de la naturaleza en el parque es una asignatura pendiente, y si queremos que ese espacio natural cumpla su función, y no sólo en teoría, entonces nos queda un largo trabajo por hacer. Un colectivo que ha venido señalando las carencias en la gestión del parque son los agentes medioambientales, y precisamente ellos han sido los portadores de una excelente noticia para la recuperación del balance natural en el Guadarrama: según confirma este colectivo, el lobo ibérico está criando en nuestra comunidad. Esto nos pone frente a un desafío conservacionista apasionante. El lobo se puede convertir en nuestro ayudante para que el parque nacional del Guadarrama no lo sea sólo en el papel; puede ser el guardián y el arquitecto de los equilibrios naturales que marcarán la diferencia entre una mera zona verde y un auténtico ecosistema productivo.

El Guadarrama ya alberga joyas de la fauna ibérica como el águila imperial o el buitre negro, pero su pirámide trófica está incompleta sin la acción del lobo, una carencia que la dispersión natural del cánido puede ahora remediar. Pero para que esto ocurra hace falta tiempo. La normativa europea nos exige que el lobo alcance un “estado favorable de conservación”, lo cual, según lo define el artículo primero de la directiva Hábitats, significa que la especie “pueda cumplir indefinidamente su papel vital en el ecosistema”. Y como todos sabemos, el papel del lobo es el de un depredador de grandes ungulados silvestres, que mantiene el equilibrio de las poblaciones de sus presas mediante la caza en manada. Ahora bien, una pareja reproductora de lobos no es necesariamente una manada madura: para que llegue a serlo hacen falta años durante los cuales su sistema social se pueda afianzar sin intervención humana de ningún tipo. Si disponen de ese tiempo, los lobos adultos establecen su sistema jerárquico, y los jóvenes que permanecen bajo su dominio van aprendiendo el arte de la caza en grupo, esa habilidad que les convierte en los depredadores más eficaces de la región holártica. Es por ello que cualquier interferencia no sólo sería una violación de la normativa europea y de los principios del parque nacional, sino que constituiría un auténtico atentado ambiental.

Un simple vistazo al estado de las poblaciones de ungulados silvestres en la sierra de Madrid muestra la necesidad urgente de un depredador natural que restablezca el balance entre los herbívoros y la vegetación en nuestras montañas. Pensemos en el caso de la cabra montés, especie para la cual el gobierno regional tienen planes de auténtica pesadilla, consistentes en matar a más de la mitad de la población (es decir, ¡más de 2.000 ejemplares!), mediante la caza con arco o el uso de armas de fuego, planes que ya han despertado el apetito del lobby de la caza de trofeos, deseoso de participar en la matanza… ¡y todo ello en un parque nacional! Pero a pesar de constatarse una situación que clama por la presencia del lobo, lo cierto es que la sola sugerencia de una reintroducción del mismo habría levantado la polémica. Afortunadamente, ha sido la dispersión natural del cánido la que le ha traído de vuelta al que antaño fue su hogar. Ahora nos toca a nosotros cuidar con mimo este regalo de la naturaleza. El parque del Guadarrama se puede convertir en la envidia de Europa, y nuestra gestión de su naturaleza puede hacer a Madrid pionera de la recuperación de los grandes carnívoros en los ecosistemas. La decisión, como siempre, está en manos de la administración, pero la presión de la opinión, como siempre, está en manos de la ciudadanía. De nosotros.

 

Mauricio Antón

Vicepresidente de Lobo Marley

LA CABEZA DEL LOBO, EN EUROPA

¿Recuerdan la escena de “El Padrino” donde el productor de Hollywood Jack Woltz despierta con las sábanas ensangrentadas y descubre la cabeza de su caballo “Khartoum” en su cama? Al día siguiente, Jack le da el papel estelar de su película al actor al que apoya la mafia… Esa escena dio una nueva imagen al concepto de chantaje, pero desde hace años el conservacionismo español tiene su propia versión: la cabeza del lobo. Se nos chantajea diciendo: “No pidáis la protección del lobo. Si la conseguís, al día siguiente nos encontraremos todo el monte quemado y hasta el último lobo envenenado”. Este escenario de pesadilla condiciona nuestras actitudes, y nos hemos acostumbrado a él como la sociedad napolitana se acostumbró a la camorra. Pero la reciente visita de “Lobo Marley” a Bruselas ha sido una ocasión para comprobar cómo esa retórica del chantaje se está adentrando en el parlamento europeo, de manos de un gobierno español influido por los sectores favorables a la matanza de lobos. Pero, ¿por qué estos sectores insisten tanto en que se sigan matando lobos? Antes de relatar los momentos más llamativos de nuestra visita, recordemos los fundamentos del “conflicto” del lobo en España, que se nos antoja muy complejo pero no lo es tanto.

 

Un factor importante en juego es el lobby cinegético. El lobo es el trofeo más codiciado y mejor pagado en el mundo de la caza mayor española, y se obtiene tanto de manera legal como ilegal. El objetivo principal de esta caza son los grandes individuos adultos, especialmente los machos alfa.

 

Otro factor relevante es la administración. El sector ganadero vive una crisis que se agrava por momentos, y las administraciones no tienen capacidad o intención de resolverla, pero tienen en el lobo el perfecto chivo expiatorio. Los ataques del cánido al ganado afectan a un porcentaje muy inferior al 1 % de la cabaña ganadera , pero el odio ancestral al lobo hace que sea mucho más cómodo y barato ofrecer su cabeza al ganadero que enfrentar los problemas estructurales del sector. Incluso el retraso en el pago de las compensaciones por daños refuerza el odio al lobo y actúa, paradójicamente, en favor de la estrategia de las administraciones morosas. Así, los partidos con opciones a gobernar, sobre todo a nivel regional y local, compiten entre sí por ofrecer más “control” sobre el lobo a cambio de votos. Es difícil imaginar un voto más barato.

 

Ante las dificultades del sector ganadero, y ante la propensión de las administraciones a señalar al lobo como culpable, está servida la ocasión para que los sindicatos agroganaderos presionen, denunciando más y más daños, en muchos casos no demostrados, contando además con la amplificación continua de los sectores más amarillistas de la prensa.

 

Y todos estos factores inciden sobre la ecología del lobo ibérico, un depredador jerárquico cuya estructura social está al servicio de la caza de grandes ungulados salvajes. Los adultos dominantes son depositarios de la experiencia en la caza y mantienen la cohesión de la manada. Cuando se mata sistemáticamente a ejemplares adultos se desestructura el grupo, se pierde la experiencia de esos ejemplares, y disminuye la capacidad de cazar presas salvajes. Los ejemplares supervivientes se ven empujados a buscar presas más fáciles, como el ganado doméstico, especialmente cuando ese ganado no cuenta con las mínimas medidas preventivas.

 

Este cóctel de factores crea una situación de tensión continua. Los “controles” y la caza de trofeos se unen al furtivismo para mantener a la población de lobos en un constante estado de desestructuración, y los ataques al ganado no descienden sino todo lo contrario. El lobby de la caza mayor, aunque por razones obvias no quiere la desaparición total del lobo, sigue manipulando al sector ganadero, presentándose como su salvador ante los ataques del cánido para así compensar la creciente mala imagen de la caza. Pero los ganaderos más radicales, azuzados por los sindicatos, no se conforman ya con los controles y piden el exterminio, y la administración les hace guiños, aún a sabiendas de que exterminar al lobo no sólo es una monstruosidad sino que es totalmente ilegal, al tratarse de una especie de interés comunitario en Europa. Esta situación se agrava aún más por el hecho de que muchos de los ganaderos que reclaman matanzas de lobos son, a su vez, cazadores, y una proporción creciente también son absentistas por lo cual no aplican ninguna medida preventiva y aumentan la probabilidad de que sus rebaños sufran ataques.

 

Entre tanto la sociedad española tiene la sensación creciente de que algo anda muy mal con el lobo ibérico y de que un cambio es necesario y, en previsión de ese posible cambio, los sectores que buscan perpetuar el “estatus quo” llevan su manipulación a los niveles más altos del poder. Resultado: es el mismísimo MAGRAMA el que presiona a Bruselas, no sólo para impedir la protección del lobo sino para permitir las matanzas indiscriminadas, incluso al sur del Duero.

 

Y aquí retomamos la historia inicial. En 2013, “Lobo Marley” lleva a Bruselas una pregunta parlamentaria exigiendo la protección del lobo en toda la Península. Al cabo de dos años nos llega la respuesta oficial de la Comisión, que es tristemente previsible: han recibido informes del gobierno español, de los cuales se concluye que el lobo ibérico en nuestro país está de maravilla y la gestión de la especie no contraviene ninguna de las previsiones de la Directiva Hábitats. En realidad esta gestión va en contra del mismísimo artículo 1 de esa directiva, donde se dice que una especie está en “estado favorable de conservación” cuando puede cumplir indefinidamente su papel vital en el ecosistema, pero la matanza de lobos está, precisamente, obstaculizando que cumplan ese papel vital.

 

La comisión cree a pies juntillas los informes del gobierno y decide que nada debe cambiar. No obstante nos ofrecen cinco minutos para defender simbólicamente nuestra posición ante el parlamento en Bruselas, una especie de regalo envenenado que sin embargo no podemos rechazar. Preparamos pues un breve alegato que, más que una exposición de datos técnicos, es una apelación a la sensibilidad y el sentido común de los asistentes… ¡y funciona! Cuando se da la palabra a los europarlamentarios presentes, dicen que nuestros argumentos son sólidos y que la petición debe mantenerse abierta. Pero entonces habla el representante de la comisión, que repite ante la sala los argumentos del gobierno español. “En España hay miles de lobos”, dice “y además la gestión del lobo debe basarse en el diálogo entre los sectores enfrentados”.

 

Escuchando estos argumentos, me preparo para rebatirlos aprovechando el minuto que la presidenta está obligada a concederme al final del debate. Mi razonamiento será sencillo: no se ha hecho un censo nacional del lobo en España en décadas, y las cifras que ofrece el gobierno en su informe no están firmadas por ningún investigador, sino que han sido estimadas (e infladas) por la propia administración. Y con respecto al diálogo, el enfrentamiento entre sectores tiene una base totalmente falsa: puesto que la matanza de lobos tiene el resultado opuesto al que se busca, está claro que los que ofrecen a los ganaderos la cabeza del lobo no les están ayudando, sino manipulándoles en nombre de intereses oscuros. Por ello las bases de un diálogo sobre matar o no matar lobos están viciadas de partida.

 

Cada vez que la presidenta de la comisión mira en mi dirección, levanto la mano para recordarle que me dé la palabra, aunque pienso que esto es redundante ya que al peticionario anterior (un alemán cuya alucinante petición era que se autorizase la caza del lobo en Sajonia) le cedió la última palabra sin que él se hubiese molestado en pedirla. Pero para mi asombro, la presidenta propone el cierre de nuestra petición sin darme mi turno. ¿Habré sido demasiado recatado al pedir la palabra? ¿Se habrá olvidado inocentemente de otorgarme ese derecho?

 

Quiero pensarlo así, pero cuando termina la sesión y los presentes empiezan a abandonar la sala, se forma un grupo alrededor de los peticionarios españoles, y comentamos las irregularidades de la sesión. Por el rabillo del ojo veo a la presidenta abandonar su asiento y subir los escalones en dirección a nuestra grada. Camina directamente hacia mí y me estrecha la mano. “Le felicito por su intervención y le agradezco la calidad de la misma y el esfuerzo por ceñirse al tiempo establecido”, me dice, y añade: “Y disculpe que no le cediese la palabra, pero es que andábamos tan mal de tiempo…” Así que su omisión no fue un descuido… ¡ella era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo! Uno de los asistentes dice a la presidenta “este señor nos está explicando que las cifras de lobos que el gobierno ha dado a la comisión no están basadas en censos independientes”. Ella pone cara de sorpresa y dice “¿en serio?”. “Así es (le explico), los supuestos censos los hace la propia administración y los expertos tienen motivos para pensar que están inflados hasta en un 50 %”. Y ella dice “Pero un gobierno no va a dar datos falsos de esa manera, ¿verdad?” Los españoles del grupo nos miramos y sonreímos ante esa muestra de lo que queremos interpretar como inocencia. Entonces la presidenta se excusa porque tiene una entrevista en directo.

 

Algunos de los presentes me aconsejan que prepare una carta de protesta formal por las irregularidades en el cierre de nuestra petición, que encima se ha llevado a cabo sin quórum. Y aunque no me gusta ceder a la paranoia, recuerdo entonces algunas extrañas coincidencias previas. Por ejemplo, mi correspondencia con el Secretariado para organizar nuestra intervención se interrumpió el día anterior a la misma, cuando ellos dejaron de contestar a mis correos (¡aunque los avisos automáticos de recibo sí que me seguían llegando!). Contra lo previsto en las normas, nunca me enviaron las instrucciones para entrar al parlamento y obtener la acreditación, y de no ser por la ayuda de nuestros conocidos en Bruselas (a alguno le tuve que interrumpir repetidamente en sus reuniones para que acudiese en mi rescate…), ni siquiera habría podido acceder al edificio.

 

En la madrugada del día siguiente terminé de redactar la carta de protesta (que ya hemos enviado al secretariado), sobre cuya tramitación soy, ciertamente, escéptico. No aterricé en Bruselas con grandes expectativas, pero participar en una sesión en la que se daba la última palabra a un peticionario que advertía al parlamento sobre los peligros de que los lobos se comiesen a los niños y las niñas en Alemania, mientras que a nosotros se nos negaba ese derecho a sabiendas, me ha supuesto una experiencia formativa. Estas irregularidades y desequilibrios no ocurren por azar, y el juego del poder en Europa, bajo su cubierta de formalismo, se rige por los mismos intereses que nos son familiares en este país, y que nos están llevando a una desilusión creciente hacia las instituciones.

 

Pero no podemos darnos por vencidos. Es posible un futuro de modernidad, donde nuestro patrimonio natural no se venda al mejor postor al amparo de la existencia de zonas donde impera el miedo más que la ley. Sin embargo, sería ingenuo pensar que ese futuro va a llegar sin resistencias. De momento, la continuidad del estado actual de cosas se está pagando con la sangre de nuestros lobos, y esa sangre también mancha ya la moqueta de los pasillos de Bruselas. Pero al menos se ha roto el silencio que durante muchos años ha envuelto a la persecución sañuda contra el lobo. Y nuestra voz no clama sola en el desierto. Gracias a la “Alianza Europea para la Conservación del Lobo”, creada recientemente por inciativa de Lobo Marley y que ya integra asociaciones de Francia y Portugal, el mensaje de los defensores del lobo cada vez va a sonar más alto y más claro en Europa. Frente al chantaje y las maniobras más rancias de defensa del poder establecido, la ciudadanía tiene el recurso de la palabra, a través, por ejemplo, de las redes sociales. Y sería absurdo subestimar la fuerza de ese recurso.

 

Mauricio Antón, Vicepresidente de Lobo Marley

12 propuestas para la conservación del lobo

12 propuestas ascel ea lm wwfLa conservación de la naturaleza es una prioridad a escala mundial y su urgencia aumentará aún más en los próximos años. En este contexto, es necesario que la normativa estatal regule la conservación del lobo y asegure su protección en todo el Estado español. Para ello también resulta necesario facilitar que los gobiernos autonómicos aspiren a una creciente coordinación en la búsqueda solidaria de objetivos comunes para la defensa del medio ambiente y del patrimonio natural de todos los ciudadanos. En el contexto general de la defensa de la fauna, el lobo es importante como especie clave en los ecosistemas, y su conservación es un reto necesario, inseparable de la defensa de la biodiversidad ibérica. En este documento, ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo), Ecologistas en Acción, Lobo Marley y WWF presentamos una serie de propuestas concretas y factibles para que las formaciones políticas que concurren a estas elecciones generales no desaprovechen la ocasión de actuar a favor de la conservación del lobo ibérico, en lugar de continuar permitiendo la persecución de la especie y tener que rendir cuentas más adelante ante una ciudadanía perpleja y decepcionada, ante la persecución sistemática hacia la especie. Estamos a tiempo de enfrentar estos retos, pero tenemos que hacerlo de manera coordinada, solidaria y urgente. Desde estas organizaciones, ofrecemos nuestra colaboración y esperamos una apuesta por parte de dichas formaciones políticas a la altura de los retos vigentes.

1.- Proteger el lobo ibérico en toda España, a través de la incorporación de la especie al Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial desarrollado por el RD 139/2011.

Además, evaluar el estado de conservación de las poblaciones al norte del Duero para estudiar su inclusión en el seno del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría de Vulnerable. En cambio, en todas las regiones al sur del Duero, el lobo debe incluirse en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y estar catalogado como En Peligro de Extinción. El lobo es un elemento clave para el correcto funcionamiento de los ecosistemas. Dada la situación de sus poblaciones en la Península Ibérica, el lobo debe ser catalogado como una especie protegida en toda España, como lo es ya en Portugal. El primer efecto de esta protección será que el lobo dejaría de ser especie cinegética. Además la inclusión de sus poblaciones meridionales en el Catálogo obligaría a las respectivas Comunidades Autónomas a desarrollar los correspondientes planes de recuperación. En la actualidad sólo las poblaciones de lobos de Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha figuran en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

 

2.- Paralizar de forma inmediata los programas de control de población de la especie.

Varias CC AA desarrollan planes de gestión que incorporan eufemísticamente “controles de población”, partiendo de la premisa errónea de que la depredación sobre ganado es una simple función de la abundancia de lobos. Los controles de población son medidas de gestión ineficaces, que no han logrado reducir la conflictividad social y que implican la eliminación indiscriminada y aleatoria de individuos, en una especie que forma grupos familiares muy estructurados. La desestructuración de los grupos puede alterar las necesidades y el comportamiento de los supervivientes, y puede suponer incremento de las tasas de depredación sobre el ganado. Esto se ha constatado de hecho para distintas especies de carnívoros, incluidos los lobos, en distintos lugares del mundo, por lo que eliminar lobos no implica necesariamente reducir daños, sobre todo si no se ponen en marcha adecuadas medidas de prevención.

 

3.- Promover la elaboración de un censo peninsular del lobo ibérico.

Este censo debe ser científico, independiente y supervisado por expertos de organismos nacionales e internacionales de prestigio, y debe permitir conocer la situación real de la especie en la actualidad. Conocer la distribución de una especie es fundamental para su conservación, así como para prever y gestionar futuros cambios y, por tanto, de las consecuencias que la presencia de la especie pueda acarrear. Este censo se debe hacer de forma coordinada en toda la Península, incluyendo Portugal. A la hora de valorar los datos del censo para desarrollar estrategias de gestión, no sólo se deben considerar los actuales datos numéricos que constituyen una foto fija de la situación, y que se utilizan las diferentes administraciones para justificar sus “controles poblacionales”, sino que se debe hacer la consideraciones necesarias para asegurar la conservación a largo plazo de la especie, garantizando por ejemplo la conectividad de las poblaciones y favoreciendo el incremento de la variabilidad genética. Hay que destacar, que las actuales poblaciones ibé- ricas de lobo provienen de un umbral próximo a la extinción que aconteció en el pasado s. XX como consecuencia de la persecución humana (directa e indirecta) y que es imprescindible realizar las oportunas consideraciones genética para garantizar su viabilidad a largo plazo.

 

4.- Elaborar una nueva Estrategia Nacional de Conservación del lobo ibérico, que sirva de base para que posteriormente las CCAA elaboren los correspondientes planes de recuperación o de conservación.

El lobo, como gran depredador, es escaso por las limitaciones energéticas de los ecosistemas; no alcanzará de manera natural altas densidades. Sí es concebible en cambio que llegue a expandirse territorialmente, manteniendo bajas densidades en toda su área de distribución. Reduciendo la mortalidad no natural, dicha expansión llevaría a medio plazo a que el lobo vuelva a colonizar aquellas zonas del territorio nacional de las que fue exterminado por el ser humano, contribuyendo a restaurar la biodiversidad de muchas zonas. Es urgente que con los datos del nuevo censo ibérico el Ministerio de Medio Ambiente elabore una nueva Estrategia Nacional de Conservación del lobo y que las CC AA desarrollen a su vez planes de Conservación y/o Recuperación de la especie. Esta Estrategia y planes deberían incluir la necesidad de fomentar la conectividad entre poblaciones locales a través de la creación efectiva de corredores ecológicos, pasos de fauna específicos, la reducción de vallados cinegé- ticos y/o ganaderos, etc. Además deberá estructurar y unificar las medidas de fomento de la coexistencia del lobo con la ganadería extensiva y el modelo de caza en grandes fincas cinegéticas e impulsar otras acciones relacionadas con la conservación de la especie que se recogen en los puntos siguientes de este documento. Esta iniciativa requerirá un alto grado de coordinación entre CC AA y autoridades locales.

 

5.- Fomentar la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva.

El objetivo de la gestión del lobo ha de ser mantener una población de la especie en estado favorable de conservación, como dicta la Directiva Hábitats de la UE, que ha de ser compatible con la ganadería extensiva siempre que ésta se desarrolle con criterios de sostenibilidad ambiental. Esa compatibilización pasa por reconocer y admitir la presencia de lobos en el paisaje ajustando las prácticas ganaderas en consecuencia, en lugar de apostar por el permanente estado de excepción y conflicto que supone una gestión basada en los controles de población para tratar de minimizar la depredación sobre ganado. Es esencial que las administraciones informen y ayuden a los ganaderos para lograr la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva, ayudándoles a la adopción de medidas preventivas: perros de vigilancia, pastoreo, recogida nocturna, rediles, etc. También sería recomendable que se asesore a los ganaderos sobre la elección de las razas mejor adaptadas al entorno.

 

6.- Aplicar un sistema justo de compensaciones al sector agroganadero que esté condicionado a compromisos ambientales.

Los lobos no amenazan la viabilidad del sector ganadero español, ya que la depredación sobre ganado afecta a menos del 1% de la cabaña ganadera extensiva. Ese dato general no impide que en determinadas zonas o explotaciones concretas puedan verse seriamente afectadas. Para evitar descompensaciones en el reparto de esfuerzos de conservación, se debe considerar implantar ayudas a las explotaciones ganaderas existentes en territorios con presencia de lobos, ligándolas al mantenimiento de la sostenibilidad ambiental y de la conservación de la naturaleza Por otra parte el complejo y heterogéneo sistema actual de indemnizaciones de cada CC AA no ha supuesto la reducción de tensiones sociales, por lo que es necesario potenciar las ayudas públicas para la adopción de medidas preventivas para minimizar los riesgos de depredación y de otras causas de mortalidad en las explotaciones ganaderas. Así mismo, los sistemas de compensaciones y de seguros por depredación sobre ganado deben estar condicionados a la adopción previa de medidas preventivas. Se trata de una estrategia más robusta y proactiva, que busca evitar daños al ganado y minimizar el conflicto asociado a la gestión de la población de lobos. Este sistema de ayudas se prestaría a menor manipulación política, e incentivaría las buenas prácticas ganaderas y de gestión de fauna.

 

7.- Reducir los efectos negativos de la actividad cinegética sobre el lobo.

Resulta necesario revisar el modelo cinegético, su gestión y control, ya que el proceso de intensificación y artificialización de la caza, especialmente en el sur peninsular, donde el lobo es considerado por la Unión Europea como especie de prioridad máxima, supone una grave amenaza para su conservación, fundamentalmente por la generalización de los vallados cinegéticos, lo que unido a la utilización de métodos no selectivos de caza y a su persecución directa, lo han hecho desaparecer casi por completo, incluso de la propia Red Natura 2000. La presencia del lobo en estas áreas debe ser valorada de forma positiva, ya que contribuye de forma decisiva a mantener el equilibrio de las poblaciones de ungulados, reduciendo las altas densidades que se registran en las zonas valladas y suponen un problema para el medio (por el exceso de presión sobre la vegetación o la transmisión de enfermedades), reduciendo la necesidad de los descastes que se realizan de estas especies por la ausencia de grandes carnívoros.

 

8.- Promover acciones contra el furtivismo y los envenenamientos.

La principal causa de mortalidad de los grandes carnívoros, incluso en zonas protegidas, es de origen humano. El lobo sigue siendo perseguido incesantemente de manera tanto legal como ilegal en la mayor parte de su área de distribución, existiendo muy poco interés por parte de las administraciones en reducir las actividades delictivas. Esto supone la erradicación de muchos individuos dispersantes que impiden a estos ejemplares asentarse y recolonizar sus antiguos territorios históricos (como la extreme- ña Sierra de San Pedro, de donde desapareció en fechas recientes), expandirse hacia nuevas zonas (como por ejemplo hacia Pirineos a través del País Vasco, el Sistema Ibérico meridional, etc.) y, garantizar la conexión efectiva con los lobos virtualmente extinguidos en Sierra Morena. Por ello es necesario que el Estado y las CC AA adopten medidas concretas y más severas, para frenar la persecución de la especie y localizando, deteniendo y sancionando a los responsables.

 

9.- Regular el turismo relacionado con la observación de lobos.

El turismo de observación de la naturaleza dirigido a especies con poblaciones sensibles, vulnerables o amenazadas, entre ellas el lobo, sólo puede ser compatible con la conservación de dichas especies y de sus hábitats si se regula adecuadamente. Para ello es preciso en primer lugar evaluar los efectos de la actividad sobre los ejemplares y las poblaciones, ya que puede interferir y afectar de manera directa en el comportamiento de los ejemplares y facilitar la mortalidad legal e ilegal sobre la especie. Posteriormente y teniendo en cuenta esta evaluación hay que establecer una normas que regulen, este tipo de actividad.

 

10.- Fomentar la educación y concienciación sobre la importancia ecológica de los grandes depredadores, en particular del lobo.

Una de las claves para que la sociedad sea consciente de la importancia ecológica de los grandes depredadores y para que colabore por tanto en su conservación, es poner en marcha campañas de educación y concienciación sobre la importancia ecológica, cultural y social del lobo. Es esencial que la población, especialmente la rural, se sensibilice sobre la importancia ecológica del lobo y se desmonte la mala imagen de dicha especie.

 

11.- Impulsar el desarrollo y aprobación de Planes de Gestión adecuados para las Zonas de Especial Conservación (ZEC) con presencia de lobo.

Actualmente, la mayor parte de planes de gestión de zonas de Red Natura 2000 con presencia del lobo, no establecen objetivos de conservación concretos, medibles y ambiciosos para la especie. También carecen de la definición de las medidas necesarias para su conservación y en los casos en los que se incluyen, se hace de forma ambigua y general. Por ello, la planificación de la Red Natura 2000 no está garantizando el estado de conservación favorable de la especie, ni se está aplicando un enfoque de conservación a escala biogeográfica, sobre todo al sur del Duero.

 

12.- Permitir el abandono de carroñas de ganadería extensiva en el campo.

Las carroñas pueden ofrecer un recurso importante para carnívoros como el lobo, pero es preciso mantener su distribución aleatoria e impredecible, para no generar un nivel indeseable de dependencia. De este modo también se mantiene la disponibilidad de recursos para otros depredadores, incluidas las aves carroñeras. Por ello las CC AA que todavía no han regulado el abandono de carroñas deben hacerlo de forma urgente, desarrollando el RD 1632/2011 sobre Alimentación de determinadas especies de fauna silvestres con subproductos animales no destinados a consumo humano

Aclaración para nuevos socios inscritos a partir de agosto 2015 hasta la fecha

Nos vemos en la necesidad de explicar a muchos de nuestros nuevos socios inscritos a partir del mes de agosto, como también de los antiguos socios que han renovado a partir de dicho mes hasta la fecha, los problemas en el envío de los nuevos carnets de Lobo Marley.

Con esta entrada queremos explicar el por qué de esta demora, una demora que no nos gusta nada, principalmente porque los asociados de Lobo Marley son los que nos permiten actuar en las diferentes acciones legales en defensa del Lobo ibérico en España gracias al pago de las cuotas anuales.

Hemos detectado algunas inscripciones con falta de datos importantes para la creación de un nuevo socio y la otorgación de numero de asociado, lo cual nos genera un retraso al estar esta parte de la inscripción automatizada. Pero el principal problema ha sido que en muchos casos el pago de la cuota de esta inscripción no se realiza o el pago se cancela a posterior. Queremos tratar de entender si es por problemas con PayPal o a la hora de hacer la transferencia bancaria. Estamos intentando contactar uno a uno con los inscritos y los que han renovado a partir del mes de agosto para encontrar una solución y poder definir un numero de asociado a muchos de vosotros. De momento, hasta solucionar este problema y tras comprobar todos los datos y pagos realizados podremos enviar ya los carnets a quien les falte.

Los nuevos asociados como los que renueven lo deben hacer únicamente a través de la web de Lobo Marley, pagando la cuota anual vía PayPal o por transferencia bancaria. Rogamos que cualquier duda o problema en realizar esta inscripción contactar con socios@lobomarley.org. En casos excepcionales como eventos en los que participe nuestra asociación existirán listas de inscripción. Aun así creemos que la mejor forma, más simple y fácil es a través de la web en Únete a la manada o Continua en la manada.

Desde aquí el equipo de Lobo Marley y en especial las personas encargadas de realizar este trabajo dentro de nuestra asociación, piden disculpas por el enorme retraso que ha supuesto los procesos de verificación de pagos o cancelación de estos. También queremos aclarar que las personas encargadas de este trabajo lo hacen desde el voluntariado, por lo cual lo hacen desde el cariño y con la mayor dedicación posible.

Esperamos que se entienda y rogamos a la paciencia hasta que ordenemos todo esto.

 

Muchas gracias.

LA NECESIDAD DE PROTEGER AL LOBO IBÉRICO EN ESPAÑA – Intervención de Mauricio Antón en el PE

12 de Noviembre, 2015.
Parlamento Europeo – Bruselas.

 

Buenas tardes señoras y señores.

Estas son nuestras montañas; ésta es nuestra vida salvaje; y éstos son nuestros lobos ibéricos salvajes. Imagínese que es usted un amante de la naturaleza venido de cualquier país europeo. Usrted ha oído hablar del lobo español y espera poder verlo. Tiene suerte, y encuentra una familia de lobos que juegan en la hierba. En compañía de personas de otros países, comparte un momento mágico. Entonces, mientras los animales juegan, se escuchan disparos, y dos lobos mueren ante sus ojos horrorizados, tras una dolorosa agonía.

Este no es un relato ficticio. Ocurrió hace apenas unas semanas, y muestra la colisión entre dos mundos en nuestro país. Uno de ellos es el futuro, donde el lobo ejerce su papel en su hábitat y trae proosperidad al mundo rural, mientras las actividades como el ecoturismo y la agro-ganadería responsable se integran en la naturaleza. El otro es el pasado, donde los intereses del lobby de la caza mayor, aliados con políticos oportunistas en busca de votos baratos, extienden el odio al lobo entre los ganaderos, para perpetuar un negocio anticuado que avergüenza a la mayoría de los ciudadanos.

Como millones de personas en Europa, usted tal vez haya visto los primeros episodios de la nueva serie de Sir David Attenborough, “La Caza”. Ningún espectador queda indiferente ante los recientes hallazgos de la ciencia sobre la ecología de los depredadores, presentados en esta obra maestra del documental. Sentimos admiración por los licaones que usan su inteligencia y resistencia para cazar sus presas, y nos maravillamos cuando los ejemplares más viejos transmiten a los jóvenes los conocimientos sobre el trabajo en equipo, necesarios para cazar grandes ungulados.

Ahora, imagínese la reacción de esos millones de espectadores si, tras ese programa, pudiesen ver esta sesión, y presenciar cómo este parlamento podría renovar al gobierno español su licencia para matar lobos sin ninguna base científica. Una matanza ejecutada por guardas que a menudo disparan a los lobos al azar, o por cazadores que persiguen abatir un macho alfa. Una matanza que desestructura a la sociedad del lobo al eliminar individuos experimentados, con lo que en vez de un depredador que controla las poblaciones de ungulados salvajes, tenemos una serie de animales desorientados reducidos a atacar las presas más fáciles: el ganado.

Esos espectadores se sentirían como en un deprimente viaje en el tiempo: desde el conocimiento y la conciencia propios del siglo XXI, evidentes en el documental, hacia una anticuada lucha por el poder político, más propia del siglo XIX.

El lobo ibérico está protegido en Portugal, pero esos lobos portugueses son matados en cuanto cruzan la forntera española. Para detener este absurdo, Lobo Marley envió una petición hace dos años pidiendo ayuda a este parlamento para  extender la protección a toda la península ibérica. Pero si ustedes creen en la información que da el gobierno español, pensarán que el lobo ibérico está en una situación estupenda. Tristemente, ése no es el caso. Entre los muchos hechos que lo demuestran están los siguientes:

Primero, la especie NO está en una situación de conservación favorable al norte del Duero. Según el artículo 1 de la directiva de Hábitats, estado favorable significa que la especie “puede seguir constituyendo a largo plazo un elemento vital de sus hábitats naturales”. Pero una población de lobos sujetos a la caza sufren la deformación de su comportamiento y no pueden cumplir su papel en el ecosistema. La protección estricta ES necesaria.

Segundo, las estimaciones oficiales del número de lobos pueden estar infladas hasta en un 40 o 50 por ciento, como sugieren investigadores independientes. Tales datos erróneos ocultan un riesgo muy real de extinción.

Tercero, el lobo ibérico atravesó un cuello de botella poblacional hace medio siglo, y su falta de variabilidad genética hace peligrar la viabilidad de las poblaciones. Urge detener la matanza de lobos y permitir la expasión natural de las poblaciones existentes para mejorar el flujo genético.

España está cambiando. Miles de ciudadanos perocupados esperan que hoy se detenga la matanza y se de una oportunidad al futuro. No les decepcionemos.

 

Muchas gracias.

 

Mauricio Antón.

LOBO MARLEY DEFENDERÁ AL LOBO IBÉRICO ANTE EL PARLAMENTO EUROPEO

Lobo Marley UE 12nov2015

 

Este jueves 12 de noviembre haremos historia. Tenemos una cita en el mismísimo Parlamento Europeo para exponer la situación real del Lobo ibérico en España, será una oportunidad única de poder explicar y denunciar lo que esta ocurriendo con nuestros lobos.

El 16 de octubre de 2013 entregamos cerca de 200.000 firmas en Bruselas, 2 años después por fin tenemos la oportunidad por la que todos vosotros firmasteis y por lo que tanto hemos luchado. Vuestra voz se escuchará, estos años de lucha y de acción social tendrán su espacio en esta oportunidad única que hemos conseguido gracias al apoyo de todos vosotros.

Para esta gran ocasión irá Mauricio Antón, vicepresidente de Lobo Marley para representarnos a todos ante la Unión Europa.

Desde aquí debemos dar las gracias a EQUO y European Greens por apoyarnos en esta lucha.

LA TRAGEDIA DEL LOBEZNO DE LATEDO

dibujo lobezno latedo baja resEl pasado mes de julio la zona de Latedo, en la Raya zamorana, fue devastada por uno de esos terribles incendios que asolan nuestra naturaleza cada verano. Entre las víctimas se encontraba un lobezno, de poco más de dos meses, al que el fuego separó de su familia y que fue encontrado por unos agentes medioambientales, vagando sin rumbo, deshidratado, y con sus patas gravemente quemadas. Cualquiera que haya tenido un cachorrillo en su casa sabe lo dependientes que son los jóvenes cánidos de su núcleo familiar, la necesidad imperiosa que tienen de protección, cariño y seguridad. Podemos pues imaginar la pesadilla que tuvo que sufrir esta criatura, sola y perdida en un paisaje apocalíptico mientras sus zarpas abrasadas hacían que cada paso que daba fuese una tortura. Pero el cachorro fue rescatado por los agentes, y se le llevó al Centro temático del lobo en Robledo, donde sería curado de sus graves heridas en las almohadillas, mientras que en el monte calcinado, su familia aullaba llamando a la cría perdida, como pudieron constatar los agentes forestales al día siguiente.

La historia tocó una fibra sensible en la sociedad, dentro y fuera de nuestras fronteras, pero entre tanto se abrió un debate sobre el futuro del lobezno. ¿Debería quedar cautivo de por vida en un centro donde se le exhibiría al público, o habría que devolverlo a la naturaleza? Desde Lobo Marley se dejó claro desde el primer minuto: había que hacer todos los esfuerzos para que el cachorro retornase a la naturaleza, donde tiene derecho a vivir en libertad, con los suyos, y donde tiene un papel ecológico fundamental que realizar. A final se impuso esta opción, gracias a la presión social, y tras un período de recuperación durante el cual se limitó en lo posible el contacto con seres humanos, el animal estaba aparentemente listo para ser liberado. Finalmente, la junta de Castilla y León decidió dotarlo de un GPS para poder seguir sus movimientos.

¿Conseguiría el lobezno reunirse con su familia? ¿Cómo se desenvolvería de vuelta en la naturaleza? La historia del retorno del cachorro a su medio natural prometía tener en vilo al personal de la Junta durante semanas y meses, a medida que los datos de su emisor de GPS informasen de sus idas y venidas por el monte… O eso cabía esperar. Pero lo que en realidad ocurrió fue un mazazo, un auténtico jarro de agua fría para quienes mantenemos la esperanza en que el sentido común se pueda imponer de vez en cuando. Este viernes nos enteramos de que el cachorro apareció muerto, aparentemente ejecutado de forma cruel por un ganadero local que acto seguido procedió a enterrar el animal. La necropsia que se ha realizado al cachorro parece indicar que recibió un impacto mortal en las costillas, y también se sospecha que pudo ser sujetado por perros.

Brevísimo fue el retorno del cachorro a la libertad, y trágicamente inútiles los esfuerzos de los agentes que rescataron al animal, de las personas que se ocuparon de curarle… tiempo, entrega y recursos de todos tirados de nuevo a la basura por la ignorancia y la inquina que siguen rodeando a nuestro lobo ibérico y que, lejos de desaparecer, son alentadas por el oportunismo y por la inercia egoista. Las circunstancias de la liberación del lobezno de Latedo no están claras a día de hoy, pero lo que sí está claro es que las personas que matan a nuestros lobos permanentemente y de manera ilegal e injustificable, actúan convencidas de su impunidad. Pero en este caso el criminal no pudo saber que su víctima llevaba un GPS porque no lo llevaba en un collar, sino que se lo habían colocado por debajo de la piel, y por eso pensó que enterrando al lobato se acababa la historia. Ahora las autoridades tienen la información a su disposición, pero ¿qué ocurrirá? Sólo el tiempo lo dirá.

Se aclare o no la muerte del lobezno de Latedo, su trágica historia nos muestra la faceta más siniestra de la relación de nuestra sociedad con la naturaleza salvaje. El patrimonio natural, ese recurso que puede traer prosperidad al mundo rural y que es, al final, la única garantía de supervivencia de nuestra especie, está abandonado al capricho de unos, al rencor de otros y a la codicia otros más. ¿Cuánto tiempo más va a pasar antes de que la sociedad despierte y ponga remedio a esta lacra que es la destrucción impune de nuestro mayor tesoro compartido?

Esperemos que no mucho, o puede que sea demasiado tarde.

Emlobados 2015 “Un encuentro en la Naturaleza, por la Naturaleza y por el lobo”

Premio Emlobados 2015 Lobo Marley

A caballo entre la Sierra de la Humbría de Alcudia, Sierra Madrona y el río Robledillo, Solana del Pino (Ciudad Real), acogió el pasado 26 y 27 de septiembre, la tercera edición de Emlobados, un encuentro donde profesionales, naturalistas y simpatizantes de todo el ámbito nacional y cuyo denominador común, es el amor hacia el lobo ibérico, su protección y su conservación, se dieron cita en esta bella serranía manchega.

Emlobados 2015Una programación digna de los mejores eventos, hacen de esta localidad, un referente nacional dentro del mundo de la Biodiversidad. Conferencias de índole académico y científico, basadas en estudios de campo, con horas y horas de trabajo, ponentes aportando el valor cultural, humano y natural, a través de la literatura, a través de la expresión audiovisual, personalidades locales, describiendo la lucha, la coexistencia con el medio rural y con el medio salvaje, acto de entrega del premio “Lobo Ibérico 2015”, consistente en un precioso e impresionante lienzo, realizado por el artista Fernando Herrera y que él mismo cedió a la plataforma ciudadana Lobo Marley, merecedora de dicho premio por votación popular a través de las redes sociales, talleres prácticos de fototrampeo y de pintura, esta última desarrollada en pleno centro de la localidad, acercando la actividad a los propios vecinos, salida in situ por los parajes propios del término municipal de Solana del Pino, acercándonos a la belleza paisajística y rupestre, a la faunística y floral, al ecosistema mediterráneo, cuyo mantenimiento debe formar parte de nuestras voluntades y obligaciones, como valedores y guardianes de todo el gran valor ecológico que encierra.

Quisiera reseñar, no solo la importancia de estas jornadas, algo que es evidente, si no también, la gran densidad y profundidad de las relaciones humanas que allí se desarrollan y que podría resumir en: “Grandes momentos con grandes personas”.

Terminar mostrando mi agradecimiento a todas las personas y organizaciones implicadas en la elaboración y desarrollo de estas jornadas, personalidades políticas, conferenciantes, vecinos y vecinas de Solana del Pino y a todos aquellos que se desplazaron desde diferentes puntos de nuestra geografía, a todos ellos, gracias, muchas gracias.

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Nos vemos el próximo año en Emlobados 2016!!!!

De Toros, Lobos y Voto Local

lobo con lanza color

 

Un año más hemos asistido desolados al espectáculo denigrante del toro de la Vega, a pesar de las promesas de que algo así no se volvería a repetir. De nada han valido las declaraciones del líder del partido que gobierna en Tordesillas, frente al empecinamiento del alcalde en mantener un “festejo” que nos hace avergonzarnos de la especie humana. Y tal vez lo peor es que, más allá de la anécdota, estos sucesos delatan un patrón general en nuestro país: la relación perversa entre el voto local y los comportamientos más delezables en relación con los animales.

Cualquiera puede darse cuenta de que el alcalde de Tordesillas teme no ser reelegido si prohibe ese aquelarre siniestro, que divierte a los más simples de sus vecinos y horroriza a medio mundo. Pero cuando ponemos el telediario y vemos a un vecino irritado quejándose de que los animalistas “vienen a nuestra casa para echarnos”, entonces nos asomamos a un nivel más profundo y más universal de este conflicto. Y es que, por muy divertido que pueda ser participar de un ritual sangriento y liberar adrenalina correteando alrededor de un animal aterrorizado, este festejo se ha convertido también en un enfrentamiento de “los del pueblo contra todos los demás”. La justificación es algo tan simple como “¿que los defensores de los animales dicen que lo que hacemos aquí es una salvajada? ¡Pues que no vengan, porque en nuestro pueblo hacemos lo que nos da la gana!”. Individualmente, estoy seguro de que ningún lector querría identificarse con semejante actitud. Pero en medio del contagio colectivo, argumentos tan rudimentarios resultan sorprendentemente válidos, y por desgracia los políticos locales más oportunistas tienen un fino olfato para este tipo de fenómenos psicológicos.

Por mucho que nos ofenda al gusto, al menos el Toro de la Vega es tan sólo uno al año. Pero nuestros lobos ibéricos están siendo masacrados a centenares, tanto legal como ilegalmente, y cada vez que se cuestiona este desangramiento de nuestro patrimonio natural, el argumento local vuelve a aparecer. Los políticos más ladinos dicen a sus votantes “no dejes que los ecologistas te digan lo que tienes que hacer con los lobos en tu comarca”, y les ofrecen la cabeza del lobo, un precio barato a pagar por la posibilidad de corromperse durante otra legislatura. Si se les permite un momento de reflexión, los paisanos se darán cuenta de que la caza del lobo perpetúa un sistema anacrónico de señoritos, propinas, sobornos y amenazas, que dificulta a estas zonas salir de la edad media. Las comarcas loberas necesitan como el comer un cambio de sistema, donde sus valores naturales se conviertan en garantía de calidad de vida y reclamo para un turismo de calidad. Incluso aquellos paisanos que más encono muestran hacia el lobo (y aún más hacia sus defensores) tienen hijos o sobrinos que se están planteando abandonar el pueblo por falta de oportunidades. Un modelo más moderno de relación con la naturaleza permitiría crear esas oportunidades, pero los defensores del antiguo sistema no están por permitir que cunda esa idea. En fechas recientes hemos leído las declaraciones del director de la reserva de caza de Riaño diciendo que no puede haber ninguna actividad alernativa a la caza en esos montes, porque de ella viven los pueblos de la zona. Esto lo dice al día siguiente de que un celador a sus órdenes se pusiese a tirotear lobos ante el horror de los turistas que constituyen una de las pocas opciones económicas con futuro para esa zona. Con semejante declaración este personaje busca crear el miedo entre los paisanos, poniéndoles en contra de cualquiera que plantee actividades alternativas. Pero no se puede subestimar la inteligencia del personal indefinidamente.

Por suerte, los que hacen más ruido no representan a todos, ni mucho menos. Una multitud silenciosa contempla con horror los desmanes cotidianos y se prepara para un cambio, como un resorte que se comprime, listo para dispararse. Y este cambio se fragua especialmente a nivel local. Hay alcaldes valientes en zonas loberas que ya están preparando la transición hacia un futuro más civilizado, así como hay ganaderos que ya han visto las orejas de un lobo mucho más peligroso que nuestro lobo ibérico, a saber: el peligro de extinción de la actividad ganadera por aferrarse a prácticas incompatibles con el medio ambiente. Esos alcaldes y esos ganaderos son los adelantados que marcan la dirección a seguir para la sociedad. Un día miraremos atrás y nos preguntaremos cómo se podían alancear toros y acribillar lobos de manera tan zafia como se hace hoy en día. Y ese día tendremos que recordar que los cambios no ocurren sólos. Alguien tiene que romper una lanza, valga la expresión, por los valores más elementales de una sociedad civilizada e ilustrada. Desde aquí mi admiración para los adelantados de esos cambios, y especialmente a los animalistas que han arriesgado su integridad física para oponerse a este esperpéntico, y ojalá postrer, Toro de la Vega.

 

Mauricio Antón

Vicepresidente de Lobo Marley