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Los lobos matan a un potro en el monte Llosorio y desaparecen varias cabras.

cabeza caballo muerto.

Los lobos vuelven a campar a sus anchas por el monte mierense de Llosorio, donde desde, hace al menos doce días, dos ejemplares han sido avistados en varias ocasiones, según confirman los ganaderos y vecinos de la zona.

Después de encontrar huesos de animales salvajes, los ganaderos localizaban ayer los restos de un potro en Vega de San Pedro. Una muerte que la propia Consejería ha aceptado como «muerte por el lobo» y por la que el propietario del animal percibirá 180 euros.

Los ganaderos temen que los lobos hayan acabado con la vida de otro potro y varias cabras que llevan desaparecidas del monte Llosorio desde hace varios días. Una zona en la que ha se ha avistado restos de jabalíes, corzos etcétera, por lo que consideran que ya «han terminado con los animales salvajes más débiles del monte»

Su mayor temor es que estos lobos se afinquen en la zona y ante la falta de alimento continúen matando a sus rebaños.

Los ganaderos confirmaban ayer que «no luchamos contra el lobo sino contra la política que mantiene el Gobierno regional con esta especie. Se está haciendo una nefasta gestión del lobo y los que perdemos siempre somos nosotros», apuntaban ayer desesperados.

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El lobo mata quince ovejas en los montes de Peñamellera Alta.

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Ganaderos del concejo de Peñamellera Alta han denunciado estos días un nuevo ataque del lobo que se habría saldado con la muerte de un total de quince ovejas. El suceso habría tenido lugar entre el viernes y el sábado de la semana pasada, concretamente en la zona conocida como monte de Nedrina. Al igual que está sucediendo en los concejos vecinos de Cangas de Onís y Onís, los pastores de Peñamellera Alta y Baja y de Cabrales también están sufriendo «gravemente» la presencia del cánido en sus cabañas. «El lobo sale del área del Parque Nacional de los Picos para matar ganado en estos concejos y luego vuelve a entrar. Ésta está siendo la dinámica durante los últimos meses y la gente empieza a estar ya cansada», relataban algunos ganaderos de la zona, coincidiendo con la celebración de la feria de San Cipriano, el pasado domingo en Panes.

El de Peñamellera Alta ha sido el último ataque en la larga lista que lleva firmando el lobo desde que se subieran las reses al puerto. Ante las quejas de los ganaderos y tras las últimas actuaciones propuestas por parte de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos para desarrollar dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, donde se pretende instalar nuevos GPS a los lobos, el grupo parlamentario de Foro Asturias ha manifestado que «si la consejera a estas alturas aún necesita conocer el comportamiento del lobo lo único que tiene que hacer es escuchar a los ganaderos, algo que no ha hecho desde que ocupó su cargo».

El partido casquista critica la idea de instalar estos sistemas a los lobos para tratar de conocer mejor el comportamiento de la especie porque, dice, se trata de «una nueva inversión económica en el lobo, mientras se explica a los ganaderos, que son sus víctimas, que no hay dinero para desbroces y otras adecuaciones necesarias del entorno en las que pastan sus reses, y que contribuirían además a evitar incendios y a la conservación medioambiental».

El diputado y portavoz de Agroganadería de Foro en la Junta, Juan Ramón Campo, opina que «el GPS debería instalarse para localizar a los gobernantes ausentes de los problemas del campo asturiano, entre los que destacan los componentes del tripartito de la izquierda asturiana». Por otra parte, Campo considera también que «ésta es una más de la larga lista de las ocurrencias con las que los socialistas y sus socios pretenden distraer y dilatar la solución de este problema, entre las que han destacado otras como la elaboración de una mapa con zonas libres de lobos».

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Un equipo del CSIC cuestiona que la mayoría de los ataques al ganado sean causados por lobos.

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han encontrado indicios que sugieren que parte de los ataques al ganado atribuidos a lobos podrían haber sido en realidad causados por perros. La investigación ha sido recientemente publicada en la revista Animal Conservation, editada por la Sociedad Zoológica de Londres.

Los investigadores recogieron muestras fecales susceptibles de pertenecer a lobos en 2003 y 2004 en una zona concreta; entre el norte de Burgos y el oeste de Álava, un área donde se producen frecuentes ataques al ganado. Tras someterlas a diversos análisis moleculares, los resultados concluyeron que la mayor parte de los excrementos pertenecían a perros salvajes y que hasta un 32% de su dieta estaba constituida por ganado ovino, frente al 3,3% que representan estos animales en la dieta lupina.

“La aparición de presas domésticas es mucho más elevada en perros y, en cambio, los lobos consumen preferiblemente presas silvestres”, explica Jorge Echegaray, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana. “Además, en los excrementos de perros aparecen tanto presas silvestres como domésticas, lo que descarta que se trate de ejemplares alimentados artificialmente”, concluye.

En total, los investigadores recogieron 136 excrementos, de los que, mediante técnicas de análisis molecular, consiguieron identificar la procedencia de 86: 31 de lobo y 53 de perro (más otras dos, tomadas por error, que resultaron ser de zorro. Se trata de la primera vez en el país en que se utilizan estas técnicas para identificar excrementos de cánidos.

A la vista de estos datos Echegaray puntualiza: “Podría existir una desproporción notable en la atribución de daños, dado que el 95% de los ataques se asignan a lobos, a pesar de que es muy complicado diferenciarlos de los de perro. Las indemnizaciones a ganaderos sólo son abonadas en el caso de ataques realizados por lobos, por lo tanto, los posibles ataques de cánidos domésticos estarían engrosando los costes económicos asociados a la conservación del lobo”.

El investigador recuerda que uno de los problemas de conservación de grandes carnívoros es la conflictividad con la ganadería, lo que contribuye a fomentar la percepción negativa sobre el lobo. “En los últimos tiempos, y por este tipo de justificaciones, sólo en la provincia de Álava se han abatido 4 ejemplares de lobo al año, además de realizarse 300 batidas de erradicación, el 74% de las cuales se realizaron fuera de la temporada hábil de caza. Además, existen patrullas de control cuyo objetivo es perseguir a los lobos”.

En otros países donde no existe población de lobos, como el Reino Unido, los perros salvajes matan anualmente un promedio de 30.000 ovejas y 10.000 corderos, lo que supone unas pérdidas de alrededor de 2,5 millones de euros. “¿Por qué acusar siempre a los lobos de la mayoría de los daños?”, se pregunta Echegaray.  “En el siglo XXI se apuesta por la conservación de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas funcionales, donde todos los integrantes, y especialmente los grandes depredadores, son esenciales. Esto debe ser un referente para desarrollar buenas políticas de gestión que aseguren la conservación a largo plazo de las poblaciones de lobo, especialmente en el País Vasco, que al contrario que otras comunidades autónomas, no cuenta aún con un plan de conservación de la especie.”

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La Junta destinará 400.000 euros a mejorar el entorno de la vertiente castellano y leonesa del Parque Nacional de Picos.

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La Junta destinará 400.000 euros a mejorar el entorno de la vertiente castellano y leonesa del Parque Nacional de Picos

El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, ha asegurado que la Junta va a destinar 400.000 euros a mejorar el entorno del Parque Nacional de los Picos de Europa en su vertiente castellano y leonesa.

10.09.2013

Este dinero, según ha confirmado el consejero en declaraciones recogidas por Europa Press estará destinado a mejorar las infraestructuras, el terreno, los accesos, a llevar a cabo desbroces y, «en definitiva, a mejorar el territorio y a contribuir al desarrollo económico del amplio espacio del parque».
Silván ha participado en una comisión técnica del parque en la que se ha tratado de los mecanismos de gestión de Picos de Europa y se ha tendido en cuenta la próxima elaboración de un Plan de Ordenación de Recursos Naturales y otro Plan Rector de Uso y Gestión.

El objetivo de estas normativas, que según Silván se van a desarrollar en los próximos meses, es contribuir a mantener el entorno y a fomentar el desarrollo socioeconómico del territorio, ha concluido.

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La Comisión de Roedores recomienda la quema de cunetas contra los topillos.

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El Ejecutivo autonómico pondrá en marcha este mismo mes actuaciones «experimentales» de quema de vegetación en cunetas de zonas «puntuales» donde se ha detectado una actividad más intensa de los topillos, como el eje que va de la comarca salmantina de Peñaranda a las comarcas segovianas de Cuéllar y Cantimpalos, pasando por la zona de Arévalo y Madrigal, en Ávila.
Pascual, que presidió la reunión del Comité Científico de la Comisión de Roedores, aseguró que, a pesar de estas medidas, la situación es de «absoluta normalidad» y las actuaciones que se ejecutarán son preventivas con el fin de evitar una situación de plaga como la que sufrieron muchas comarcas de la región en el año 2007.
Ante esta situación, y tras la quema controlada de pequeñas zonas -200 ó 300 metros de cuneta- que en los próximos días se realizarán en zonas muy concretas para conocer con exactitud la población, en el mes de octubre se procederá a la quema generalizada de cunetas y reservorios. Después, según explicó Pascual, en función de los resultados, será cuando se decida si se aplican venenos.
Pascual, que presidió la reunión del Comité Científico de la Comisión de Roedores, aseguró que, a pesar de estas medidas, la situación es de “absoluta normalidad” y las actuaciones que se ejecutarán son preventivas con el fin de evitar una situación de plaga como la que sufrieron muchas comarcas de la región en el año 2007.
En este sentido, la viceconsejera de Desarrollo Rural aseguró que no estamos ante una situación nueva y recordó que el pasado año ya se tomaron medidas para controlar un repunte puntual de la población en municipios de Tierra de Campos, especialmente en Osorno. «Nosotros no estamos preocupados, estamos ocupados en controlar el problema puntual que tenemos en estos momentos. Estamos en unas cifras que no tienen nada que ver como una situación de plaga», sentenció.
También aseguró que no existe preocupación entre los agricultores dado que la concentración de topillos se encuentra, en su mayor parte, en las cuentas de carreteras y caminos, y no hay daños en los cultivos. Además, matizó que, en ningún caso está previsto que se realicen quemas en rastrojos.
Pascual explicó que la Junta tiene establecidas 25 zonas de vigilancia en toda la región en las que se hacen controles periódicos que permite tener un conocimiento exacto de la evolución de la población de este roedor. Gracias a este sistema, en los meses de julio y agosto se detectaron unos altos niveles de concentración en municipios de las comarcas de Peñaranda, Arévalo-Madrigal y en zonas de Segovia como Cuéllar, Cantimpalos o Escalona, índices que se han mantenido o incrementado en algunos puntos en los primeros días septiembre.

Un medio rural insostenible si sólo piensa en las ayudas.

 

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El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, pudo conocer esta semana en primera persona la realidad del campo asturiano, de las plantaciones frutícolas a la sidra, de la ganadería a las lonjas pesqueras. Arias Cañete, curtido en mil batallas agrarias y comunitarias, visitó la región para tranquilizar a los campesinos y transmitir un mensaje: que Asturias «va a salir tan bien parada como el resto de España de la Política Agraria Común». La reforma de la PAC, que recibirá en breve el refrendo definitivo de los 28 países integrantes de la Unión, pretende reordenar, reenfocar y reducir los cuantiosos fondos que la UE destina a la agricultura. Más de 50.000 millones de euros anuales, casi el 40% de su presupuesto, la gran mayoría empleados hasta ahora para sostener artificialmente mercados, contener precios y pagar por no producir. España es, después de Francia, el mayor perceptor del dinero, unos 5.500 millones de euros cada ejercicio, cantidad similar a la de Alemania.

Hay escepticismo entre los agricultores, los asturianos y los de otras partes, por el milagro de repartir un pastel menor sin que nadie vea su trozo mermado. Si se escucha al Ministro, España ha logrado salirse con la suya y serán otros los que corran con el ajuste. En tiempos de restricciones, un triunfo. Si se oye a la oposición, la modificación de criterios en el reparto aboca al sector primario al desastre. El resultado de hacer mil equilibrios convierte, efectivamente, en un fárrago los técnicos acuerdos comunitarios, pero de su lectura no caben interpretaciones ideológicas. Con análisis tan discrepantes entre personas que deben entender igual un mismo texto no resulta extraño que el desconcierto ciudadano aumente.

La PAC nació para asegurar un nivel de vida equitativo entre los habitantes del campo y los de la ciudad, y garantizar el abastecimiento de productos básicos a costes razonables. Con los años ha quedado reducida casi a un instrumento de reparto de recursos para contentar a terratenientes y grupos agrarios influyentes. Una red tan descontrolada que hasta los aeropuertos, dueños de vastas extensiones, los campos de golf y los «cultivadores de salón» acababan colándose entre los receptores de ayudas.

La agricultura pagó el precio del ingreso español en la UE. Fue la víctima ofrecida en bandeja para franquear la entrada en el club porque amenazaba a franceses e italianos. Y en el ritual del sacrificio, la ganadería de la cornisa cantábrica resultó la gran damnificada. La nueva PAC da un vuelco a las fórmulas para distribuir el dinero comunitario, vinculándolo a las hectáreas de terreno de cada productor. Un criterio que perjudica a la minifundista Asturias y que pretenden corregir compensando a la región por otra vía.

Aunque los 11.700 asturianos que este año recibieron 64 millones de euros vayan a percibir en los siguientes lo mismo, el agravio primigenio persiste con la política vieja y con la moderna. La brecha entre olivareros, cerealistas, viticultores y empresarios cítricos, con trato preferente, y los ganaderos no disminuye. La falacia es transmitir a la opinión pública y a los afectados que el campo sólo resiste en pie con muletas. Quienes depositan su única esperanza en las subvenciones, empezando por los dirigentes que las cacarean como un grandioso logro, están en realidad propiciando un sector insostenible.

El mundo rural atraviesa un momento crítico. Los costes crecieron un 50% en una década. Los ingresos permanecen estancados, y eso que avanzó en modernización, eficiencia y competitividad. A pesar de todo, la actividad agrícola y ganadera vuelve a interesar a jóvenes preparados que están regresando a la aldea y utilizan medios como internet para llegar directamente al consumidor y aumentar su beneficio. El nuevo campesinado, empujado por una situación traumática como la crisis, arriesga y descubre su verdadera vocación. A la par, despega la industria agroalimentaria, potente locomotora de la actividad primaria, renacen las pomaradas y el patrimonio forestal permanece intacto, con su riqueza por descubrir.

Si los recuerdos son la patria de un hombre, la tierra es su memoria. No contribuyamos más a la pésima gestión del espacio rural con despropósitos como el de sostener la renta con dádivas y pagar por abandonar fincas y establos para luego, incapaces de satisfacer el mercado propio, importar lo que elaboran otros. Para frenar el éxodo hacia las ciudades y villas hay que facilitar el asentamiento en el campo, y asimilarlo en ventajas al urbano. Una diferencia económica abismal resquebraja la convivencia y desequilibra el territorio.

Un caso singular de vuelco espectacular a una comarca ocurrió hace 27 años en Taramundi y los Oscos. Fue una cirugía radical basada en pocas cosas: concentrar parcelas, extender el tendido eléctrico, mejorar caminos y dar la iniciativa a la gente. Resultó suficiente para vencer el atraso. Al llegar entonces los primeros fondos comunitarios para pequeños concejos, de 6.000 millones de pesetas que tocaron a España 4.000 millones acabaron en el Noroccidente. Por una razón: era el único territorio del país que tenía algo que ofrecer. Al campo, antes que nada, le hacen falta proyectos: ideas transformadoras, incentivadoras del cambio positivo. Lo demás vendrá por añadidura.

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«Quieren mantenerlo, pero a costa de nuestros animales».

Protegen al lobo, pero ¿y nuestra protección?», se pregunta Carmen Tomás Rojo tras perder a catorce ovejas en un solo ataque

 

«Los ganaderos tenemos problemas. Se vende un cordero al mismo precio que hace quince años. Pero como el lobo ninguno. Piensas que tienes algo y no tienes nada». Quien firma estas palabras es la ganadera Carmen Tomás Rojo, una mujer de Onís que ha pasado toda su vida ligada al campo y a la que el pasado domingo, día 8, los lobos le mataron a catorce de sus 140 ovejas, dejando a otras 24 heridas y a tres más, desaparecidas.

Su caso es paradigmático. El día del ataque decidió sumarse a sus compañeros y participar en la manifestación que se celebró para reclamar medidas contra el lobo. Una jornada de reivindicación pero también de descanso coincidiendo con la celebración del Día de Asturias. «Queríamos ir a comer a Covadonga», explica.

Para cumplir con los planes, decidieron dejar a su rebaño de ovejas en el monte durante la noche del sábado y la jornada del domingo. No había tiempo de recogerlas y volver a soltarlas. «Y mira cuál fue mi premio», dice.

Tras el zarpazo, Carmen Tomás Rojo ha vuelto a la rutina. Se levanta a las seis de la mañana y media hora más tarde ya va en su coche camino del cerco donde habitualmente duermen sus ovejas, a unos diez kilómetros de su casa. Un kilómetro más a pie, ya acompañada de los animales, para que estos lleguen a la zona de pastos, donde pasan el día. Monte arriba, también a pie, se encuentra todas las mañanas con sus cerca de 80 cabras, que pasan largos períodos en el monte acompañadas de una mastina.

Vuelta a casa a las diez, una hora para hacer la comida y nueva partida para trabajar la hierba. Comida familiar a las tres y a las cuatro, nueva marcha con el mismo objetivo. A eso de las ocho, con doce horas de trabajo en la espalda, toca subir al monte para volver a recoger a las ovejas. «Llegas a casa a las diez, cenas y ya no te queda mucha gana de fiesta».

El ritmo de trabajo fatiga, pero lo que verdaderamente agota a esta mujer es vivir con la incertidumbre que le generan los ataques de los lobos. «El daño moral es mayor que el económico. A las ovejas heridas yo no puedo dejarlas morir. Mis animales son como hijos», explica esta mujer que hace «seis u ocho años» perdió otras 19 cabras por un suceso similar.

«Hasta hace poco más de un año, el Principado pagaba pronto, pero ahora, con la crisis, se retrasa más. En Nochebuena me debían más de 5.000 euros», añade.

Después de la muerte de sus ovejas, de especular con cuántas de las heridas sobrevivirán a pesar de los cuidados del veterinario, esta ganadera sólo espera una cosa del Principado: «Que nos escuchen. Ellos quieren mantener al lobo, pero a costa de nuestros animales. Si los quieren, que los mantengan ellos», reclama.

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«Quieren mantenerlo, pero a costa de nuestros animales»

Carmen Tomás, con una de sus ovejas heridas por el lobo. :: N. A.

El lobo, en el punto de mira.

El conflicto con el lobo es tan viejo como la ganadería, pero, en el último año, se ha recrudecido hasta convertirse en uno de los asuntos que marca la agenda de Agroganadería. Las protestas de los ganaderos, hartos de soportar ataques que acaban con una parte de su cabaña, ponen el foco en un animal que estuvo protegido, pero sobre el que no pesa ahora la amenaza de la extinción. Las cifras de consenso que aceptan todas las partes, profesionales de la ganadería, entidades proteccionistas y Administración, señalan que los lobos matan a unas 3.500 cabezas de ganado al año.

Ante estas cifras, las reacciones están tan alejadas como el día y la noche. «El control sobre la población de lobos no es suficiente. Nos estamos jugando la ganadería en extensivo», señala Joaquín López, secretario general del sindicato Unión de Campesinos Asturianos (UCA). En el lado opuesto está la opinión de Alberto Fernández, biólogo e investigador integrado en la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL). «Los lobos no son un problema para la ganadería», sentencia.

El contraste de opiniones es tal que ni siquiera se ponen de acuerdo en el número de ejemplares que viven en la región. Estimaciones del Principado señalan que, en Asturias, existen entre 30 y 35 grupos de lobos. En cada uno se pueden integrar entre cinco y nueve miembros, dependiendo, sobre todo, de la época del año.

Estas estimaciones suponen una población que se puede mover entre los 150 y los 300 ejemplares. «Nosotros sabemos que la población de lobos está aumentando», señala Mercedes Cruzado, secretaria general del sindicato Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos en Asturias (COAG). De nuevo, en el lado opuesto, el investigador de ASCEL afirma: «La población de lobos se ha estabilizado y parece que es probable que no tenga más capacidad de crecimiento».

Pero, más allá de la dificultad para acercarse con total fiabilidad al número de lobos que hay en Asturias, lo que sí es patente es el daño que causan. Un daño que sufren en sus carnes animales como las ovejas, las cabras, los caballos y las vacas, y en sus bolsillos los ganaderos.

«Cada tres o cuatro días tenemos alguna llamada de un ganadero al sindicato por ataques de lobo», expone Mercedes Cruzado.

Batidas y capturas ‘en vivo’

La solución que piden los ganaderos se apoya en dos ejes. El primero, el control de la población. El pasado mes de octubre la consejería autorizó batidas para acabar con 66 ejemplares de lobo en Asturias. Colectivos conservacionistas lograron paralizar las que estaban previstas para el Parque de Picos de Europa, pendientes aún de resolución judicial. Del resto, pocos resultados se han obtenido.

El Plan de Gestión del Lobo aprobado en el año 2002 señala entre sus objetivos el de la «conservación de la especie, manteniendo un nivel poblacional que garantice su viabilidad presente y futura y que resulte compatible con el adecuado desarrollo de las explotaciones agrarias». Como método de control de la población establece un sistema conocido como «aguardo» y que consiste en que una persona autorizada espera armada en un lugar por el que se sabe que va a pasar el animal para abatirlo. «Hay que hacer un control real de la población y que los ganaderos y cazadores puedan participar porque esto se salió de madre», sostiene Mercedes Cruzado.

El otro método de control de la población que establece el plan es el de «captura en vivo» o retirada de camadas. «Es imposible porque hay muchas zonas en las que viven donde no los ves», explica Joaquín López. Las zonas a las que se refiere el secretario general de UCA son cada vez más comunes, según explican los propios ganaderos. Los montes están ganando terreno por varios fenómenos, entre los que se encuentra el descenso de la cabaña de ovejas y cabras, que los limpian de una forma natural, así como por su estabulamiento a consecuencia de los ataques. El resultado, según señala Joaquín López, es «que los lobos viven allí a sus anchas. Son animales huidizos y allí nadie les molesta».

Ante esta situación, los ganaderos también reclaman la limpieza de los montes como una forma de mitigar sus problemas. «Donde no hay animales pastando es la selva y no podemos llevarlos al monte por los ataques de los lobos», señala el secretario general de UCA, quien reclama coordinar el control de la población de este depredador de ganado con la limpieza de estas zonas.

Pastores y perros

En el lado opuesto, los conservacionistas cargan buena parte de la responsabilidad de los ataques en los propios ganaderos, a quienes exigen «medidas preventivas» para evitar que sus cabañas se vean mermadas. Lo explica Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies: «Cuando el ganado se cuida y se recoge por la noche, el lobo no entra. En caso contrario, está la guarda, con el empleo de pastores y perros. Lo que no es normal es que algunos ganaderos no tengan daños y a otros les maten a toda la cabaña».

Estos colectivos no rechazan el control de población de los lobos, pero sí que añaden numerosos elementos de juicio para minimizar su alcance.

Lo explica Alberto Fernández, integrante de una asociación que se sienta en el Comité Consultivo del Plan de Gestión del Lobo en Asturias: «Se matan ejemplares sin saber cuál es la estructura del grupo al que pertenecen. Los controles del Principado son contraproducentes».

Ante la fórmula que recoge el plan regional, ASCEL propone un seguimiento de ejemplares peligrosos que incluya conocer a qué explotaciones afecta y qué tipo de manejos de ganado se hacen en ellas: «Si después de aplicar medidas preventivas sobre el ganado siguen los problemas, se puede matar al ejemplar que causa los daños».

Un planteamiento semejante fue el que logró sacar adelante la pasada semana la consejera de Agroganadería del Principado, María Jesús Álvarez, en el seno de la comisión de gestión del Parque Nacional de Picos de Europa, donde se aprobó un plan de seguimiento de los lobos mediante un sistema GPS.

«Creemos que da buenos resultados y que nos permite un mejor conocimiento de la especie y, por consiguiente, un mejor manejo de lo que tiene que ser su adecuada situación en el parque y su adecuado control, como nos exigen los ganaderos», afirmó la consejera.

En esta polémica en la que el Principado está jugando el papel de mediador, hay entidades que han variado su postura con el paso de los años. Es el caso del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS). «Teníamos una postura intermedia, pero no podemos estar al lado de quien defrauda. En 2011, se registraron cerca de 300 expedientes indemnizatorios fraudulentos», señala su presidente, Roberto Hartasánchez.

Según explica, una aseguradora ha descubierto que hubo dueños de animales que cobraron dos veces, primero de la compañía y luego del Principado, las indemnizaciones por animales muertos por ataque de lobo. «Estamos sobre el terreno y sabemos lo que hay. Se están produciendo engaños con animales que mueren por otras causas, se dejan en el monte y se espera a que los coman los lobos. Entonces, se reclama», sostiene.

Los representantes de los ganaderos, en cambio, afirman perder dinero con los pagos. «Los baremos que se aplican con de 2006 y eso no se ajusta a la realidad actual. Si no hay identificación, no cobras. Si se despeña porque el lobo asustó al animal, no cobras. No se paga el lucro cesante. Si el Principado gasta más de un millón de euros al año, nosotros perdemos otro tanto», sostiene Mercedes Cruzado.

Entre los ganaderos crece además la indignación cuando los colectivos conservacionistas tratan de explicarles cómo deben desarrollar su trabajo. «Llegué a tener 130 ovejas y 140 cabras. Ahora tengo 40 o 50 porque son las que me lleva la cuadra», se queja el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cabrales. «Aquí no se pueden tener 3.000 ovejas. Si estoy todo el día con ellas, ¿cuándo hago el queso? No puedo soltarlas en el monte por el lobo. Nadie me dice a mí cómo tengo que aprovechar el campo. Desconocen la forma de vida. Además, una persona es una persona y un animal, un animal», lamenta este quesero y ganadero.

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El lobo, en el punto de mira

Un lobo mira a la cámara en un monte asturiano. :: E. C.

Aller y Redes sienten la berrea.

Los dos concejos ofertan hasta finales de octubre excursiones para disfrutar del sonoro cortejo de venados

13.09.2013 | 12:04

Dos rebecos, en los montes de Aller, el miércoles pasado.

Dos rebecos, en los montes de Aller, el miércoles pasado.

La berrea ya se siente en las cuencas mineras. Establecimientos hosteleros de Aller y del parque natural de Redes ofrecen paquetes de fin de semana para disfrutar del espectáculo natural del cortejo de los venados. En Aller es el décimo año en el que los hosteleros del concejo se unen para acercar esta actividad a los turistas. En Redes también son ya veteranos, con más de un lustro de experiencia.

El celo de los venados comienza con el final del verano. La berrea consiste en los fuertes bramidos que emiten los animales macho para llamar a las hembras y conseguir el apareamiento. Si dos machos coinciden en el mismo lugar pueden llegar a enfrentarse, haciendo chocar sus astas, para medir sus fuerzas. El primero que se retira, pierde la oportunidad de quedarse con las hembras del entorno.

En el momento preciso y en un lugar adecuado, es fácil verlo. El Ayuntamiento de Aller y la asociación de hosteleros «Aller Experiencias» ofrecen a los turistas excursiones a distintos puntos de la montaña donde resulta fácil disfrutar de este espectáculo natural. En esta edición, en la que la berrea allerana sopla diez velas, participan diecisiete establecimientos de la zona media y alta del municipio.

En Redes también llevan varios otoños aprovechando «el tirón» turístico de la berrea. Los establecimientos del entorno del parque natural ofrecen paquetes de fin de semana, que se pueden completar con otras actividades. Los programas relacionados con el cortejo de los venados, tanto en Redes como en Aller, se mantendrán hasta finales de octubre. Hay una serie de recomendaciones que pueden ayudar a los turistas que quieran ver a los animales más cerca, como llevar ropa cómoda y oscura, no hacer ruido, no utilizar perfumes ni desodorantes, no fumar ni ingerir comidas.

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Un vecino denuncia ataques de dos osos a sus colmenas en Somiedo.

comena y oso

Un vecino denuncia ataques de dos osos a sus colmenas en Somiedo

 

En Caunedo, Somiedo, un vecino denuncia un ataque de dos osos a sus colmenas. Manuel Álvarez asegura que con esta son cuatro las ocasiones en las que los osos han atacado sus colmenas.

Esta vez dice que han destrozado cuatro y que se ha quedado sin cosecha de miel. Manifiesta que está “cansado” de soportar los ataques y pide una solución.

Manuel afirma que no quiere ayudas sino que busca “tranquilidad” y poder cultivar miel sin preocuparse de la existencia de los osos.

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